domingo, enero 27, 2008

Al menos 81 muertos en nuevos enfrentamientos en el oeste de Kenia
"¿Cuánto tiempo pueden continuar protestando los pobres con los estómagos vacíos contra el poder de las armas del Estado?", preguntó James Mwangi. (Foto: Afp)

El Valle de Rift se ha convertido en los últimos días en el corazón de enfrentamientos que oponen principalmente los kikuyus de Kibaki a la comunidad kalenjin, que apoyó mayoritariamente a Odinga. Sin embargo a estas querellas se suman otras más viejas (que muchas veces se confunden con ellas) por la propiedad de la tierra que regularmente desembocan en graves estallidos de violencia en la región.

Al menos 81 personas murieron en las últimas 48 horas en la provincia del Valle de Rift, en el oeste de Kenia, escenario de violentos enfrentamientos en un contexto de "violación sistemática" de los derechos humanos, en palabras de Kofi Annan.
Cuarenta y cinco personas perdieron la vida en Nakuru, la capital provincial, con lo que el balance de víctimas mortales desde el jueves por la noche se eleva a 81.
Un oficial policial que pidió conservar el anonimato dio cuenta este sábado por la noche de 26 muertos en enfrentamientos en esa provincia.
"Ahora, tenemos 26 muertos tanto en ataques de la policía como en matanzas con machete", declaró. Las víctimas murieron en enfrentamientos de carácter en los barrios de Nakuru, según la policía.
Más de 800 personas perdieron la vida en los enfrentamientos político-étnicos que estallaron en Kenia tras la reelección el 27 de diciembre del presidente Mwai Kibaki, a quien el líder de la oposición Raila Odinga acusa de haberle robado la victoria.
Pese al toque de queda impuesto en Nakuru, "las casas arden y la violencia estalló de nuevo", explicó este sábado un portavoz de la Cruz Roja, Anthony Mwangi.
No solo se trata de enfrentamientos "étnicos"
El Valle de Rift se ha convertido en los últimos días en el corazón de enfrentamientos que oponen principalmente los kikuyus de Kibaki a la comunidad kalenjin, que apoyó mayoritariamente a Odinga.
Sin embargo a estas querellas se suman otras más viejas (que muchas veces se confunden con ellas) por la propiedad de la tierra que regularmente desembocan en graves estallidos de violencia en la región.
"¿Cuánto tiempo pueden continuar protestando los pobres con los estómagos vacíos contra el poder de las armas del Estado?", preguntó James Mwangi, mesero de un bar cuya choza en el tugurio de Kibera fue destruida la semana pasada, durante tres días de manifestaciones convocadas por el opositor Movimiento Democrático Naranja (ODM). "Ésta no es la primera vez que las elecciones son fraguadas en Kenia, y no es la primera vez que veremos a un gobierno en ejercicio continuar de todos modos", dijo Mwangi a la agencia IPS. Luego de tres semanas de crisis, cientos de muertos, decenas de miles de desplazados y una incalculable pérdida para la economía, la disputa electoral entre Kibaki y su rival Raila Odinga (quien denuncia un fraude masivo en las elecciones del 27 de diciembre) sigue sin resolverse.
El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, que trata de mediar entre Odinga y Kibaki desde el martes, se desplazó en helicóptero a la provincia occidental para comprobar la magnitud de la crisis y a su regreso denunció la "violación sistemática y grave de los derechos humanos".
"No podemos permitir la impunidad", agregó Annan, "espero que se llevará a cabo una investigación seria para determinar los hechos y para castigar a los responsables".
Annan advirtió que no piensa quedarse en Kenia durante "meses". "El tiempo apremia y los líderes deben trabajar con nosotros lo más rápidamente posible", insistió.
sb-Afp-Ips/SB

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