viernes, enero 25, 2008

Se pasaron de la raya.

Se pasaron de la raya.

Si bien es cierto que el Pueblo no le ha perdido la confianza a su Ejército, como lo prueban las múltiples llamadas que en Baja California han recibido los militares denunciando todo tipo de ilícitos: “Nosotros sí vamos” reza la propaganda (solo faltó que dijera: “Los otros no”).

El que el Presidente Nacional de los Derechos Humanos haya en solo unos días cambiado de opinión (después de hablar con Mouriño) y que ahora esté plenamente a favor de que los militares sigan en las calles; cuando antes se desgarraba las vestiduras solicitando lo contrario.

Es una clara muestra de cómo funciona la política en nuestro México, pues tal medida, favorable o no, viola la Constitución; y bajo ningún concepto se puede ejercer la Justicia violando las Leyes.

Y muy independiente de que “los narcos hayan llegado al DF”, lo que ya era sabido por todos, menos por el Procurador General de la República Eduardo Medina Mora que hasta se veía sorprendido y fue quien se atrevió a hacer esas declaraciones.

Independientemente de que la imagen que el DF proyecta hacia el mundo es deplorable (muy distinta a la que se dio con la pista de patinaje en hielo y con la que se estaba dando con la exposición en el Zócalo) y sin duda alejará aún más a los inversionistas.

El que se haya declarado que con el operativo en que se incautó un arsenal y se detuvo a Beltrán Leyva, se “evitó” que asesinaran a Santiago Vasconcelos, un sub procurador de mala fama, echa por tierra toda la confianza en las declaraciones oficiales (no se requiere de tanto armamento para eliminar a una sola persona).

Pero el que desde los EEUU se respalde lo dicho aquí, de que las armas incautadas fueron ¡robadas de las bases militares por los delincuentes!, lo que sería verdaderamente escandaloso (dónde dejan a los espías) es una broma de mal gusto que nadie puede dar por cierta

Cuando esos mismos delincuentes las reciben en el DF por paquetería; o pueden comprarlas “legalmente” en las tiendas norteamericanas, sin riesgos de ser perseguidos también por la justicia de allá.

Cabiendo recordar que si Aristóteles dijo “Sí alguien puede tener el derecho de mentir, son los políticos”; se puede asegurar que estos (los nuestros) ya se pasaron de la raya

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