miércoles, febrero 20, 2008

El mundo sería otra cosa


Por María Teresa Jardí

Si los que tienen el poder cumplieran con su deber, el mundo sería, sin duda, otra cosa.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza Salinas, quien, como salta al vista hasta para los deseducados por la telebasura —tan bien pagada, de antemano, luego no importa traicionar al que paga, ahí está AMLO y la Ley Televisa para entenderlo, para promocionarse gobernantes incluso legítimos, que acaban por deslegitimarse como está sucediendo con Ivonne Ortega— , Insulza tendría que estar encabezando una campaña internacional de monumentales dimensiones para que se despenalice la droga, convirtiendo la materia prima en mercancía sujeta a aranceles y dedicando el dinero, que se tira a la basura en esa farsa llamada —de cachondeo— guerra contra el narcotráfico, a la educación para prevenir el consumo de drogas en niños y jóvenes y en salud para atender a los adultos que quieran drogarse. Tendría que dejarse de pavadas el chileno, al que La Chepa le está poniendo el ejemplo de lo que es la dignidad y la gallardía, y empezar por asumir que drogarse, o no hacerlo, al igual que emborracharse o no emborracharse y que fumar o no fumar, es un problema personal, en el que ningún gobierno, y menos aún los tan impresentables que hay hoy en el mundo, tiene derecho a meterse. Pero no. El tío en el arranque de su visita oficial aquí asegura, sin empacho, que “lo central” para atacar los problemas de inseguridad en la región es “contener al narcotráfico” y va más allá al alertar sobre la posibilidad de que las bandas del comercio de drogas se alíen con agrupaciones terroristas. Tan cómodos que son los bombazos para eso.

Si México transitara por un Estado de Derecho podríamos, quizá, aceptar que siendo al jefe decomisos al que, supuestamente, iba destinada la bomba, se dio un ajuste de cuentas, probablemente debida a alguna traición cometida por el destinatario.
Pero como partimos de que la corrupción es regla del sistema político a la mexicana y de que la impunidad es la certeza que la corrupción trae aparejada y la mentira la contraparte adecuada, la aseveración al respecto no explica lo del componente C4 de uso exclusivo del Ejército. Ni modo. Se les filtró de qué se había elaborado el artefacto en las primeras horas luego del suceso y aunque luego hayan querido bajar la composición, a la pólvora de un cohete carnavalesco, hay un muerto y algunos lectores no aceptamos que, la historia, nos la cuente masticada la telebasura asesina de neuronas.
Vergüenza, del tamaño del mundo, qué digo del mundo, del universo entero, tendrían que sentir los gringos por haber elegido, a sabiendas de quién era, para un segundo periodo al ya antes entonces probado terrorista y enemigo número uno de la humanidad entera
Macabro es, efectivamente, como dice David Brooks, que durante días, en gringolandia, “país cuyos líderes afirman es faro de la libertad, la justicia y la civilización”, se haya realizado un debate sobre si la tortura es legal o no, que se haya discutido sobre qué tanto dolor o daño es tortura y cuándo o no se justifica. Debate en el que participaron el vicepresidente, un juez de la Suprema Corte, altos funcionarios del Departamento de Justicia, y el director de la CIA, admitiendo que fue aplicada y que ya no es legal pero que podría ser justificable recurrir a ella. Lo que ha culminado –por el momento– en la aprobación (con decenas de legisladores en contra) de un proyecto en el Congreso que prohíbe explícitamente el uso de ciertas “técnicas” consideradas universalmente como tortura. Pero el que no será promulgado ya que la Casa Blanca anunció que el presidente George W. Bush vetará la propuesta. “Estados Unidos necesita la capacidad de interrogar efectivamente DENTRO DE LA LEY (las mayúsculas son mías) a los terroristas detenidos de Al Qaeda”, aclaró Dana Perino, (impresentable, también digo yo) vocera de la Casa Blanca que Bush encabeza.
¿Existirá, me pregunto, alguien en el mundo que, en su sano juicio, pueda creer realmente, no fingir que lo cree porque así le conviene, no, creerlo de verdad, qué el imperio yanqui no es el enemigo número uno del la humanidad entera?

No hay comentarios.: