sábado, marzo 29, 2008

En plena alza, Pemex malbarató acciones y perdió unos 655 mdd

Entre 2003 y 2004 cada título tenía un valor de 23.4 dólares; en 2006 había subido a 34.5

Con Calderón en el consejo de administración, se imponían ya aumentos en los precios del crudo

Roberto González Amador e Israel Rodríguez J.

Petróleos Mexicanos (Pemex) adquirió acciones por un equivalente a 4.94 por ciento del capital social de la trasnacional española de la energía Repsol YPF. Con esos títulos, y mediante una firma constituida por la paraestatal en el ducado de Luxemburgo –un territorio europeo considerado por el Grupo de los 7 (G7) como “paraíso fiscal”, la administración de la empresa mexicana realizó, entre 2003 y 2004 –mientras el hoy presidente Felipe Calderón era secretario de Energía y presidente del consejo de administración de la empresa–, operaciones que el auditor superior de la Federación considera al margen de la normatividad vigente y con probable daño al patrimonio público.

En el Informe del resultado de la revisión y fiscalización superior de la cuenta pública 2006, último año del gobierno del ex presidente Vicente Fox, divulgado el miércoles pasado, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) pide al órgano de control de Pemex fincar “posibles responsabilidades” a los servidores públicos que en 2003 y 2004 realizaron una operación de intercambio de acciones que Pemex poseía en Repsol YPF, que involucró mil 373.7 millones de dólares, y que contravino el artículo 126 de la Constitución y el 25 de la Ley Federal de Entidades Paraestatales.

La historia documentada por la ASF involucra apenas una parte de las múltiples operaciones que Pemex realiza en territorios extranjeros de baja fiscalidad o abiertamente considerados paraísos fiscales, donde las autoridades financieras mexicanas y los órganos de auditoría del Congreso no tienen ninguna facultad para requerir información.

La paraestatal posee, por ejemplo, un “vehículo financiero” conocido como Pemex Finance Ltd, “una sociedad de responsabilidad limitada constituida de conformación con las leyes de las Islas Caimán” –el paraíso fiscal por excelencia– en 1988.

Otro de los “vehículos financieros” de Pemex es Repcon Lux, Sociedad Anónima, una empresa constituida por la paraestatal en el ducado de Luxemburgo, un pequeño país de Europa occidental vecino de Francia y Bélgica que forma parte de la lista de 42 paraísos fiscales contabilizados por el Foro de Estabilidad Financiera, creado por el G7, integrado por los países más desarrollados del mundo.

En el reporte de la cuenta pública, que es la revisión anual que la ASF hace de la forma en que son gastados los recursos del erario, el órgano de fiscalización del Congreso señaló que Repcon Lux SA emitió un bono en el extranjero respaldado por Pemex que era intercambiable por acciones que la paraestatal mexicana posee de la firma energética española Repsol YPF.

El objetivo de Pemex al realizar esta operación, que fue aprobada por su consejo de administración –integrado por representantes del Poder Ejecutivo y del sindicato de trabajadores petroleros– supuestamente fue obtener recursos para financiar obras de infraestructura, aunque la ASF cuestiona la efectividad de esta meta.

La operación, de las que en el medio financiero se conocen como swap o intercambio, consistió en que Repcon Lux emitió, en enero de 2004, un bono por mil 373.73 millones de dólares, que entonces equivalían a 15 mil 474.8 millones de pesos, el cual era intercambiable por las 58.67 millones de acciones que Pemex posee de Repsol YPF o su equivalente en efectivo. Este documento tiene vencimiento en 2011.

El reporte de la ASF menciona que debido al incremento en los precios del petróleo, el valor de mercado de las acciones de Repsol YPF en poder de Pemex era de 2 mil 29.14 millones de dólares, equivalentes a 22 mil 67.9 millones de pesos.

Al momento de realizar la operación el valor de cada acción de Repsol YPF era de 23.4 dólares, según se pactó en el contrato, pero ya para diciembre de 2006 había subido a 34.58 dólares, dice el auditor.

Entre el precio de contratación y el que los títulos registraron en 2006, ejercicio fiscal al que corresponde la revisión, Pemex habría resentido una pérdida patrimonial de al menos 655 millones de dólares.

“El punto de controversia es el tema del precio en que se vendieron las acciones, pero en ese momento no se preveía que los precios de las acciones (que están vinculados a la cotización del petróleo) iban a subir, porque si esto pudiera preverse habría muchos ricos”, dijo a La Jornada Carlos Ramírez, vocero de Pemex, al ser interrogado sobre la posición de la paraestatal respecto de las observaciones de la ASF.

Tal como fue realizado el contrato, al término del plazo de la operación, en 2011, Pemex tiene derecho a recomprar las acciones de Repsol YPF que fueron empleadas en la operación de intercambio por el bono que emitió Repcon Lux.

Ramírez afirmó que “en todo momento” Pemex ha conservado los derechos corporativos por las acciones que posee de Repsol. “El vehículo financiero que se utilizó fue mediante la conversión de las acciones de Repsol YPF pertenecientes a Pemex en un bono. Este bono o swap le permitió a Pemex obtener liquidez para financiar su gasto de inversión en la empresa.”

Respecto a la utilización de Luxemburgo para constituir Repcon Lux y, por tanto, como sitio donde se concretó la transacción, Carlos Ramírez dijo que ese país “es una plaza de gran transaccionalidad, además de ser un gran centro financiero”, por lo que rechazó que se haya utilizado por cuestiones de evasión de impuestos.

Dudas y opacidad

En Luxemburgo, afirmó el vocero de Pemex, las normas del sistema financiero se han endurecido, por lo que aseguró que no se puede considerar como un “paraíso fiscal”.

Sin embargo, uno de los puntos que destaca el informe de la ASF es que Pemex sí contaba con elementos para anticipar el incremento en los precios del crudo y, por tanto, en el valor de las acciones que posee de Repsol YPF, lo que genera duda acerca de la conveniencia de haber realizado el intercambio.

Dice el auditor: “Para la fecha de la operación, Pemex ya contaba con datos que reflejaban una tendencia al alza del precio de petróleo, la cual se ha mantenido a la fecha. Con esta operación se cedió ciento por ciento de la plusvalía a los tenedores del bono, cuando en este tipo de operaciones se puede pactar en un porcentaje menor”.

La ASF menciona también que la operación permitió a Pemex elevar su “techo de endeudamiento” al margen de lo autorizado por el Congreso, y destinar esos recursos a “gasto de operación”.

Señala el reporte de la ASF: “El hecho de haber recurrido a la creación de un vehículo para la emisión del bono le permitió a Pemex obtener 526.7 millones de dólares, equivalentes a 5 mil 795.2 millones de pesos, conforme a lo reportado en la Cuenta Pública 2004, monto que superó su techo de endeudamiento, el cual era de 5 mil 469.5 millones de pesos; con este swap de activos Pemex consiguió que el monto obtenido no se registrara como deuda, e incrementar el gasto de operación mediante la generación de ingresos excedentes”.

Carlos Ramírez mencionó que Pemex está en posibilidad de solventar las observaciones realizadas por la ASF en los próximos 45 días naturales, cuyo vencimiento es a finales de mayo próximo.

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