lunes, marzo 17, 2008

FARC - ¿Cártel de Juárez?

La barbarie del gobierno Mexicano de investigar la relación con las FARC, de nuestros jóvenes mexicanos asesinados por el gobierno de Colombia, en lugar de condenar el ataque, tiene raíces en el gobierno del Presidente Fox:

El "Gobierno del Cambio" en México o la Contrainsurgencia a Gran Escala
Fernando Montiel T.

agosto 2001

Primera Parte
La "conexión" que se pretende establecer entre las FARC-EP y uno de los cárteles del narcotráfico más importantes de México ha de ser entendida, no tanto como una relación entre la guerrilla colombiana y una de las mafias del sur del rio Bravo, sino más bien como lo que es: un montaje del gobierno de Vicente Fox para congraciarse con el que hasta el momento se ha mostrado descaradamente como su patrón: George Bush Jr.
La supuesta vinculación FARC-Arellano Felix es tan solo una de las muestras del modo como la política exterior mexicana se ha montado de lleno al carro de la contrainsurgencia. A un año de haber ganado las elecciones, el régimen panista (de derecha) de Vicente Fox no solo ha desilusionado ya a la gran mayoría de sus gobernados, sino que también amenaza con dañar al resto de los habitantes de Nuestra América. Para comprender lo anterior vale la pena hacer un repaso de algunas de las acciones más significativas que ha tenido la cancillería mexicana a diez meses de haber entrado en funciones.
En primer lugar podemos destacar la aceptación de las cartas credenciales de Gary Prado Salmón, como nuevo embajador de Bolivia en México. Recibir con estatus de embajador al enviado de un genocida (Hugo Banzer), da una idea del sendero que adoptó la diplomacia mexicana dentro de la geografía política latinoamericana. En lugar de despreciar a tan funesto personaje -que además carga en su currículo el antecedente de haber sido uno de los más "lúcidos e inteligentes de los cazadores del Che" (según las palabras del flamante canciller mexicano que le dio la bienvenida)-, cosa que por ejemplo si hizo Cuahutémoc Cárdenas cuando fue gobernador de la Ciudad de México al negarse a entregar las llaves de la ciudad da Hugo Banzer, Vicente Fox recibió de buena gana como representante del gobierno -que no del pueblo- boliviano al sátrapa asesino. Este acto confirmó su compromiso y aceptación de un gobierno tan oligárquico como el suyo contra los intereses de los gobernados en ambas naciones.
En segundo lugar, limitándonos al espacio nacional, encontramos la intromisión tan ilegal como ilegítima y vergonzante que quisieron tener Jorge Castañeda y Adolfo Aguilar Zinzer (canciller y consejero de seguridad nacional respectivamente) en el conflicto chiapaneco al pretender pasar por alto a la instancia oficial encargada de llevar a cabo las negociaciones de paz, la Comisión de Concordia y Pacificación. Este asunto se habría mantenido en secreto de no haber sido por la acusación directa y oportuna que hiciera en su momento el Subcomandante Marcos.
En tercer lugar, ya en el plano internacional, debemos señalar la extraña primera misión oficial del embajador para asuntos especiales, Andrés Rozental (medio hermano del canciller mexicano) como "mediador" en el conflicto colombiano, (mediación que, dicho sea de paso, nadie solicitó). Esta primera intervención de la nueva cancillería mexicana en el drama colombiano sirvió como la punta de lanza de las actividades contrainsurgentes del gobierno mexicano hacia América Latina. Hoy son evidentes los primeros resultados: en fechas recientes, el vocero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP) declaró que el régimen foxista les esta hostigando, y que el acoso es a tal nivel, que incluso la Comisión Internacional de las FARC-EP plantea la posibilidad de retirar a su representante, Marco Calarca, de territorio mexicano. Estos son los antecedentes que tienen que ser considerados para decodificar adecuadamente la "conexión" que el gobierno de Vicente Fox sostiene con alfileres entre la guerrilla y las mafias mexicanas a la que hacíamos referencia líneas arriba.
Los tres episodios aquí descritos dan fé de la función contrainsurgente que habrá de tener la diplomacia mexicana con el nuevo presidente durante los próximos seis años. Del mismo modo como los médicos pueden fungir como efectivos torturadores, nadie mejor que un par de apóstatas de la izquierda, Castañeda y Aguilar Zinzer, para contraatacar a la resistencia antineoliberal que, en México y América Latina, todavía respira y con ella, la esperanza de un continente.
En este mismo tenor deben ser entendidas las escaramuzas diplomáticas entre el canciller mexicano y el régimen cubano. La torpeza diplomática que ha mostrado el canciller respecto al régimen cubano ha sido tan descarada que con dificultad se podría alegar inexperiencia o "falta de tacto". El no haber respaldado al régimen cubano contra la difamatoria acusación que auspiciaran dos países europeos -por encargo estadounidense- para condenar al régimen castrista en materia de derechos humanos, así como el modo despectivo que el jefe de la diplomacia mexicana utilizó para expresarse del régimen cubano, no son más que intentos de desgastar las cuerdas de solidaridad fraternal que históricamente se han tejido entre los pueblos México y Cuba. El rencor personal que mueve al canciller mexicano (quien en su libro La Utopía Desarmada asevera que el régimen de Carter fue tolerante con la revolución sandinista, y que en otro de sus libro -La Vida en Rojo: Una biografía del Che Guevara- acusa al comandante Fidel Castro de haber abandonado al guerrillero heroico en Bolivia) va de acuerdo con las encomiendas del imperio, lo que da por resultado una de las peores gestiones diplomáticas de las que se tenga memoria en materia de solidaridad y cooperación regional. El enfrentamiento personal del canciller con el régimen cubano Cuba no tiene otro objetivo que dar respiración artificial al anticastrismo que, desarticulado tras el desmoronamiento de la Fundación Cubano-Americana, no se acaba de dar por vencido.
Los incansables esfuerzos contrainsurgentes del canciller mexicano, que por igual afectan al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que a las FARC-EP y tratan de debilitar -ilusamente- al Caimán Barbudo, son congruentes con su entusiasta defensa a la idea genocida de gravar alimentos, medicinas y libros en un país en el que más de la mitad de la población sufre de desnutrición; en el que todavía existen lugares en los que la gente muere de enfermedades curables como la tifoidea y el cólera; y en el que existe un alto índice de analfabetismo y analfabetísmo funcional. Traidor, Jorge Castañeda ha adoptado el credo neoliberal por igual en lo político, en lo económico y en lo social. Definir a Colin Powell como "un auténtico caballero" es un disparate tan grande como asegurar que a la cancillería se le daría "un perfil más económico": ¿cómo puede ser un caballero alguien cuyo poder se basa en su participación en algunas de las guerras más criminales y vergonzosas que la historia registre?, ¿cómo se le puede dar "un perfil más económico" a una política exterior de la que ya de por sí se decía que se gestaba no en Tlatelolco (lugar donde se encuentran ubicadas las oficinas principales de la Secretaría de Relaciones Exteriores) sino en hacienda?.
Todas estas "proezas" han sido realizadas en menos de un año que lleva la administración foxista en funciones, y dan cuenta del ímpetu antilatinoamericanista que mueve al nuevos cipayos del imperio: Vicente Fox a la cabeza, y Jorge Castañeda como su titiritero y escudero.
Como en una fiesta dionisiaca, en las relaciones bilaterales entre México y los Estados Unidos bailan unidos apóstatas de la izquierda, fascistas de ultraderecha, halcones estadounidenses y gallinas mexicanas en un carnaval orgiástico. Goya en fin, no estaba equivocado: "El sueño de la razón, produce monstruos".

Segunda Parte
La "confianza" que abiertamente ha demostrado el régimen de ultraderecha de George Bush Jr. al gobierno de Vicente Fox hace las veces de beso de Judas en tanto que pone en evidencia la orientación del "gobierno del cambio" en México.
La probable victoria de Daniel Ortega en Nicaragua puede ser una amenaza para la hegemonía estadounidense en América Central del mismo modo como lo es Hugo Chávez en Sudamérica y Fidel Castro en el Caribe.
El triunfo del FSLN en Nicaragua tendría diversas implicaciones geoestratégicas en Nuestra America. En primer lugar se erigiría como un obstáculo importante para la política exterior mexicana -el nuevo instrumento de intervensionismo imperialista- pues dificultaría en gran medida la consolidación del Plan Puebla-Panamá (PPP). En la inteligencia de que el PPP no tiene otra función que servir como punta de lanza para el establecimiento del Área de Libre Comercio de las Americas (ALCA), del éxito que tenga la cancillería mexicana en integrar Centroamérica al dominio estadounidense dependerá, en buena medida, el sometimiento continental.
La apuesta no es pequeña y la carrera es competida. Por un lado, la fortaleza de las FARC en Colombia, la revolución bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela y el ímpetu político-social de los militares democráticos, la CONAIE y la sociedad civil en Ecuador, -que en su conjunto conforman lo que el Dr. Heinz Dieterich denomina "El Tríangulo de Bolivar" - representan un intento serio de fortalecer por la vía poítico-social el MERCOSUR como proyecto económico-comercial regional, única alternativa al ALCA. Si a este bloque sumamos el apoyo moral y político seguro del régimen cubano, encontramos que el éxito de Ortega y el FSLN en Nicaragua representaría un golpe serio contra los intereses anexionistas estadounidenses.
Una de las diferencias principales entre la administración pública y la administración privada es que, mientras que la administración pública tiene como objetivo hacer el mejor uso de los recursos disponibles para beneficiar a los gobernados, la administración privada tiene como objetivo hacer el mejor uso de los recursos disponibles para generar riqueza particular, no pública. Considerando que el PPP habrá de ser financiado en su mayor parte por capitales privados de algunos de los grupos empresariales más importantes de México ¿qué razón social de peso tendría un grupo de empresarios, acostumbrados por demás a generar riqueza para si mismos, para participar en un proyecto gubernamental de tal envergadura?. Con dificultad se podría alegar "solidaridad" para con el prójimo mexicano o para con el hermano centroamericano. Estos hombres participan en este proyecto no por otra cosa más que porque les habrá de dejar grandes riquezas. Así pues, la idea foxista y de su canciller de apoyar al sureste mexicano y a los países centroamericanos llevando el "progreso", y el "desarrollo" mediante el PPP no pasa de ser una mentira disfrazada. Si este plan es la carta de presentación de la "solidaridad" que habrá de tener el nuevo gobierno para con sus hermanos centroamericanos entonces el futuro se pinta de un color bastante oscuro.
La avanzada intervensionista que se hace cada día más evidente en prácticamente todos los países de Nuestra América, por igual de forma abierta o encubierta, en Argentina, Ecuador, Colombia o Venezuela amenaza la contraofensiva que podría representar Nicaragua en el corto plazo. En este tenor, además del sabotaje y el terrorismo como armas desestabilizadoras encubiertas, el PPP por medio de la cancillería mexicana es el mejor instrumento del Imperio para retrasar el avance de lo inevitable: la emancipación de la Patria Grande.

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