lunes, marzo 24, 2008

Silencio cómplice


Felipe Calderón y Álvaro Uribe
Foto: alfredo guerrero

México, D.F., 20 de marzo (apro).- A casi un mes de que el ejército colombiano asesinara a cuatro mexicanos en territorio de Ecuador, el gobierno de Felipe Calderón ha guardado un silencio cómplice.Con esa actitud, Calderón no sólo evita hacer una defensa –ni siquiera en el discurso– de los conciudadanos muertos por un ejército extranjero, sino que, de forma tácita, apoya la estrategia de política internacional del presidente colombiano Álvaro Uribe.Asesor de Calderón en políticas antinarco, Uribe sabía que la ofensiva militar contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la provincia ecuatoriana de La Angostura tendría repercusiones internacionales.Sus servicios de inteligencia, tanto civiles y militares, que contaron con información proporcionada por el gobierno estadunidense, sabían que en la base rebelde asentada en Ecuador se encontraban no sólo guerrilleros colombianos, sino ciudadanos de Chile y México.Uribe sabía cuál sería uno de los efectos del ataque: comprometer a los gobiernos de esos países por la presencia de algunos de sus ciudadanos en campamentos de la guerrilla más antigua de América Latina, calificada como narcoguerrilla por el gobierno estadunidense.Al mismo tiempo, dejó en evidencia ante el mundo el actual papel del gobierno Ecuador en el desarrollo de las FARC.Pero Uribe dio un paso más todavía: desactivó el protagonismo del régimen de Hugo Chávez en la liberación de los colombianos secuestrados por las FARC.El gobierno de Venezuela fue el promotor del segundo Congreso Continental Boliviariano que se realizó en Quito, a finales de febrero, y en donde los chilenos y mexicanos se reunieron con los contactos que los llevaron al campamento de las FARC en la frontera de Colombia y Ecuador.Sin ascendencia política ni diplomática en América Latina, el gobierno de Calderón ha dejado en la OEA la búsqueda de una salida a esta crisis regional, pero nada ha hecho para salir en defensa de los mexicanos asesinados por militares colombianos.A la reunión del Grupo de Río, en República Dominicana, llegó con argumentos jurídicos internacionales sobre el respeto de las fronteras nacionales, pero ninguno sobre el respeto a la vida de los mexicanos que se encontraban en el campamento de la guerrilla.Aunque hasta ahora no hay una sola prueba que despeje por completo las dudas sobre la presencia de los cuatro universitarios, nada justificaba que Uribe recurriera a su asesinato.El silencio deliberado de Calderón ha abierto el espacio a una ofensiva en contra de la Universidad Nacional Autónoma de México; pero también demuestra que en el fondo parece estar de acuerdo con esa acción. Por lo menos, no ha demostrado lo contrario.jcarrasco@proceso.com.mx

No hay comentarios.: