jueves, abril 17, 2008

Hipocresía e inmoralidad: distintivos del "Gobierno" espurio de Calderón

EL CONTRASTE CON LOS MANDATARIOS DE VENEZUELA Y ECUADOR

Patricia Barba Ávila

Como resultado del ataque del ejército colombiano contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio de Ecuador, fallecieron, además de Raúl Reyes, el No. 2 de las FARC, cuatro estudiantes mexicanos de nombre Juan González del Castillo, Fernando Franco, Verónica Velázquez y Soren Ulises Avilés, así como un ciudadano ecuatoriano, lo cual provocó una crisis que aún persiste entre el gobierno del Presidente Rafael Correa y Álvaro Uribe, llamado por Lucía Morett, una de las sobrevivientes del ataque, como títere del Sr. Bush, por haber respondido fielmente a los intereses que la Casa Blanca y el FMI (Fondo Más Infame) tienen en Colombia, que son los mismos que mantienen en México y otras naciones de América Latina.

Muchas son las voces que se han dejado escuchar contra el vergonzoso silencio que el usurpador Calderón Hinojosa guardó durante semanas respecto del artero ataque ordenado por Álvaro Uribe y que generó la muerte de los cuatro estudiantes mexicanos. Y no fue hasta que el Primer Mandatario de la República del Ecuador, Rafael Correa, visitó nuestro país, cuando el espurio finalmente se dignó a emitir una protesta ante el gobierno colombiano, pronunciando frases hipócritas y que ofenden no sólo nuestra inteligencia sino la dignidad de las comunidades Triqui a las que pertenecían las dos jóvenes comunicadoras de apenas 16 y 18 años, respectivamente, Felícitas Martínez Sánchez y Teresa Bautista Merino de la Radio Comunitaria 'La voz que rompe el silencio', quienes fueron emboscadas y acribilladas hampones armados con armas de uso exclusivo del ejército bajo las órdenes de caciques impunes en una tierra en la que el criminal Ulises Ruíz ha establecido su coto de poder en contra de la voluntad de cerca del 80% de la población oaxaqueña y se mantiene incólume gracias a las negociaciones –léase tráfico de influencias-- entre la dupla delincuencial priísta formada por Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón y el usurpador Calderón Hinojosa. En otras palabras, el intercambio de favores consiste en que las meretrices tecnócratas del PRI acceden a la aprobación de las políticas depredadoras de la derecha panista como el gasolinazo, la nueva ley del ISSSTE, la privatización de la educación, la Reforma Fiscal, la Reforma Energética o, lo que es lo mismo, la entrega de PEMEX a los capitales españoles y norteamericanos, a cambio de sostener en el poder a delincuentes como Ruíz en Oaxaca y el 'gober precioso' en Puebla.

No es de extrañar entonces, que millones de ciudadanos se hayan ido alejando de lo que se les ha hecho creer que es la política. Y aquí habría que aclarar que, para desgracia de este país, gracias a la labor manipuladora que los medios de información mercenarios han realizado, amplios sectores de la población piensan que el quehacer político consiste en la serie de corruptelas, negociaciones tras bambalinas y las actividades mafiosas que por décadas han llevado a cabo las sucesivas organizaciones delincuenciales eufemísticamente autodenominadas los tres niveles de gobierno, a saber: el Poder Ejecutivo (el Presidente de la República y sus secretarios de Estado); el poder legislativo (la Cámara de Diputados y la de Senadores), y el Poder Judicial (la Suprema Corte de Justicia y los Tribunales de Distrito y Estatales). Y aquí aclaro que el caracterizarlas como delincuenciales no significa, en lo absoluto, una ofensa sino una descripción si nos atenemos a la historia de sus comportamientos. Y es que durante largos años se nos ha venido vendiendo la idea de que vivimos en una democracia representativa en la que los servidores públicos son los que reciben y ejecutan las acciones que mejor sirven nuestros intereses pues el poder reside en nosotros…al menos eso es lo que significa la palabra democracia (por sus raíces grecolatinas): demos (pueblo) cratos (poder): poder del pueblo.

Sin embargo, todos sabemos que este principio fundamental consagrado en el Artículo 39 de nuestra máxima ley, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, nunca se ha cumplido debido a que una caterva de mafiosos se ha enquistado en los puestos de elección popular convirtiéndolos en una especie de monarquía hereditaria que funcionó primero durante más de 75 años de predominancia priísta y, posteriormente, prianista, después de que el Innombrable llevara a cabo su nefasta alianza con lo más corrompido del PAN a través de Diego Fernández de Ceballos, gracias al cual aquél pudo sentarse en la silla presidencial tras el histórico fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. Esta ha sido el remedo de democracia que nos han recetado década tras década, con los consecuentes estragos a nuestra calidad de vida en lo que parecería a un visitante de otro planeta, una circunstancia absolutamente absurda en la que los dueños de los recursos sobreviven en la pobreza mientras que sus empleados –los servidores públicos-- viven como emperadores.

En contraste con la oprobiosa cadena de actividades delictuosas que los sucesivos 'gobiernos' priístas y, posteriormente, prianistas, han venido desempeñando en algo que ellos pomposamente denominan quehacer político, en naciones como Venezuela, Ecuador, Cuba y Bolivia, los gobernantes que realmente son servidores de sus pueblos, han llevado a cabo cambios radicales como la nacionalización de sus recursos, entre los cuales están el petróleo, el gas natural, las minas, la actividad agrícola, etc., para utilizarlos en beneficio de los ciudadanos. Esto es claramente visible si revisamos los indicadores de crecimiento de estas naciones, que oscilan entre el 7.5% y el 11%, mientras que México, para vergüenza nuestra y de acuerdo con las recientes declaraciones del mismo Banco Mundial, que por cierto, contradicen las del desfachatado Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, apenas alcanzará un raquítico 1.8% de crecimiento (¡!).

Y todo esto muestra, sin asomo de duda, que la pretensión, la hipocresía y una inconmensurable corrupción que amenazan con llevarnos a una catástrofe irreversible de no detenerlas a tiempo, son el sello que caracteriza a una mafia disfrazada de clase gobernante que ha rebasado, con mucho, los límites de la desvergüenza y el oprobio y que ha coronado toda esta iniquidad con una gran cereza: la mediocridad de un sujeto vil que forma parte de un grupúsculo igualmente mediocre y deleznable.

Ya lo hemos dicho en publicaciones anteriores y lo ratificamos una vez más: el genocidio es un crimen de lesa humanidad que el Tribunal de Nuremberg castigó condenando a la pena de muerte a los culpables del exterminio de los judíos durante la II Guerra Mundial…esto nos obliga a una reflexión indispensable: ¿qué castigo merecen los que han causado la muerte lenta por hambre y enfermedades no atendidas de millones de ciudadanos, como consecuencia de políticas criminales que favorecen a una minoría rapaz en perjuicio de las grandes mayorías?

Comentarios: barba.patricia@gmail.com

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