sábado, abril 12, 2008

Lo que es un señor presidente Correa junto a un pelele como Calderón

“Me pregunto si hubiera podido hacer algo más por sus hijos”: Correa a deudos

Blanche Petrich y Emir Olivares

El abrazo del pésame del presidente de Ecuador, Rafael Correa, a los padres de tres de los cuatro jóvenes muertos en el ataque militar de Colombia al campamento de las FARC en Sucumbíos se dio, finalmente, fuera de todo programa protocolario, en la privacidad de un salón del antiguo Colegio de San Ildefonso.

El encuentro tan esperado, que no pudo darse en Quito, ya que durante la estadía de las cuatro familias en esa ciudad el mandatario enfrentaba una emergencia por la inundación de casi la mitad de su país, ocurrió ayer por la tarde. Correa les dio trato de “compañeros” a los familiares en duelo. Antes, frente al pleno del Colegio, en presencia de centenares de universitarios y diplomáticos, expresó: “Verlos a ustedes aquí me llena mi corazón de dolor, de indignación; tal vez de preocupación al preguntarme si no hubiéramos podido hacer algo más para conservar la vida de sus hijos”.

Por su parte, José Narro, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) agradeció al presidente ecuatoriano la ayuda humanitaria que brindó su gobierno a los deudos “de estos cinco ciudadanos mexicanos, todos ellos jóvenes, todos ellos estudiantes, todos ellos afectados de la misma manera irracional; cuatro de ellos en su vida y una en su destino”.

El rector rechazó, una vez más, “la violencia, venga de donde venga” porque ésta –dijo– no puede imponerse “como método de lucha, como tampoco se acepta el conformismo que admite la existencia de la pobreza y la injusticia como parte irremediable de la realidad”. Narro Robles volvió a salir al paso a la campaña negativa que sufrió la UNAM a raíz de que se supo que eran universitarios los jóvenes atacados en el campamento de las FARC: “Somos y seguiremos siendo parte fundamental de la conciencia crítica de la sociedad”, refrendó. Sus palabras fueron saludadas con un sentido “goya” de las familias de las víctimas.

Al salir de esa breve reunión con el presidente Correa, los padres expresaron cierto consuelo. Álvaro González, padre de Juan González, dijo que “el simple hecho de darnos el pésame nos hizo sentirlo como gente de la casa”. Todos en el grupo coincidieron en declararse “satisfechos” con el mandatario visitante. No así con Felipe Calderón, quien por la mañana, en la reunión oficial de Los Pinos, había manifestado, por primera vez en persona, sus condolencias por la muerte de cuatro jóvenes en Ecuador.

“Fue muy tardío –dijo Javier Velásquez, hermano de Natalia– y fue bajo la presión que hemos hecho todo este tiempo”. Todas las familias coincidieron en que demandarán una audiencia con Calderón “para aclarar cómo están las cosas”. Marcelo Franco, padre de Fernando, sostuvo: “Y ahí veremos si realmente nos convence, o si simplemente fueron lágrimas de cocodrilo” sus palabras.

En un grupo compacto, los padres Álvaro González y Marcelo Franco; Ana María Ramírez y Javier, madre y hermano de Verónica, y María Álvarez, tía de Lucía Morett, llegaron hasta San Ildefonso y toparon con el Estado Mayor, que les negaba el acceso. Funcionarios de la rectoría de la UNAM abogaron en su favor y los introdujeron al recinto. Se colocaron en la parte alta del auditorio, exhibiendo una pequeña cartulina con una demanda: “Audiencia”.

Cuando Correa tomó la palabra, dirigió la mirada hacia ellos y les dedicó sus primeras palabras. Y a Lucía Morett, la sobreviviente del bombardeo, que todavía está en Ecuador, por temor a ser consignada por la PGR al llegar a México. “A Lucía la hemos tratado con toda la fraternidad de que somos capaces”.

La voz de Marcelo Franco se levantó en el auditorio: “¡Audiencia, señor presidente!”. No hizo falta más. El mandatario visitante respondió con sencillez, desde el podio: “Cómo no, con todo gusto”. Y concedió la audiencia, breve, pero intensa.

Cátedra desde la crítica al neoliberalismo

Rafael Correa, economista y ex profesor universitario, abrió su conferencia evocando el 68 en Tlatelolco y las aportaciones al pensamiento universitario de los ecuatorianos Agustín Cueva y Bolívar Echeverría, y exclamó: “¡No hay universidad sin rebeldía!” De ahí partió para hacer la reseña de lo que se ha hecho en su administración en los últimos 15 meses, periodo en el que ha logrado, dijo, “suficiente apoyo político para llevar a cabo una agenda nacional”.

Se refirió a las grandes líneas emprendidas en su gestión, en el contexto del objetivo de desarrollar lo que, como lo hace el presidente venezolano Hugo Chávez, llama el socialismo del siglo XXI. Con un estilo que lo coloca, sin embargo, en el extremo opuesto a su telúrico homólogo en Caracas, Correa habló más como académico, con marcado acento en cuestiones de técnica económica. Explicó su política de equidad tributaria, que levantó ámpula en la oligarquía local; de los acotamientos a la economía especulativa; la reducción de las tarifas eléctricas para los sectores populares, y de la reforma laboral que frenó la “mal llamada flexibilización laboral” que impusieron los gobiernos anteriores, vulnerando los derechos de la clase trabajadora.

Y como presidente de una nación petrolera, explicó su estrategia para lograr una “economía pospetrolera”, que no haga depender a su país de la extracción y venta del hidrocarburo, sino del desarrollo de otros sectores.

Acusado de ser “populista” por los conservadores –como sucede con sus homólogos, Chávez, Evo Morales y Cristina Kirchner–, el presidente ecuatoriano propuso: “Lo que debería atravesar el afán de los países de nuestra región es acortar la enorme brecha que existe entre la opulencia y la pobreza extrema”. Negó, por último, que su gobierno sea desestabilizador. “Por el contrario, somos un gobierno popular con una inmensa legitimidad.” Admitió, sin embargo, que su proyecto “quiere subvertir el orden que estuvo vigente durante la larga noche del neoliberalismo” para “reconstruir el deseo de saber que podemos soñar”.

Y el pueblo ecuatoriano, concluyó, después de 25 años y decenas de gobiernos inestables y conservadores, se ha dado cuenta “que las uvas no son tan amargas y que hay una luz al final del túnel”.


“Sólo le falta ser socialista”, dijo Correa a Calderón tras destacar coincidencias

Claudia Herrera Beltrán

El presidente Felipe Calderón fue el primero en resaltar las coincidencias con Rafael Correa: 45 años de edad, tres hijos, aficionados a la música latinoamericana y al ciclismo. “Mucho en común”, convalidó el ecuatoriano, pero con una sugerencia de por medio. “Sólo le falta ser socialista, presidente, no perdemos las esperanzas. Ser de derecha ya pasó de moda en América Latina. Véngase, bienvenido siempre”.

La frase provocó carcajadas de los comensales y una sonrisa del presidente Calderón que en segundos quedó desdibujada, mientras, a unos asientos, el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, hacía muecas de incomodidad.

Correa concluyó así su estancia en la casa presidencial, en una jornada que a simple vista mostró a dos mandatarios jóvenes con “mucho en común”, como dijo el guayaquilense, pero que cortesías y diplomacia de por medio dejó ver también sus “divergencias ideológicas”, como reconocieron ambos.

En la recepción oficial en Palacio Nacional ambos dieron muestras de la relevancia de la visita, al acudir acompañados de numerosas comitivas, a las que se sumó una amplia delegación empresarial de Ecuador.

De un lado, Correa, ataviado con su tradicional camisa de bordados indígenas, sin corbata y solo, porque viajó sin la compañía de su esposa. Del otro, Calderón, con traje azul y flanqueado por Margarita Zavala. Y cada uno con sus tribulaciones: el ecuatoriano, con los recientes cambios en las cúpulas del Ejército; el mexicano, con el Congreso tomado por las protestas contra la reforma energética.

Sonriente, Correa tuvo un detalle especial para los alumnos que lo aguardaban en el patio central agitando banderitas de Ecuador. “Queridos niños. Gracias por venir. Sé que pertenecen a la escuelita República del Ecuador, no saben qué orgullo da que su escuelita lleve el nombre de nuestra querida patria”.

Rompió con la formalidad de la ceremonia e hizo sonreír a Calderón cuando citó al poeta ecuatoriano Benjamín Carrión: “México es cactus, espinas, bandidos del camino real, doble pistola, amoríos, muertecitas azucaradas de los 2 de noviembre, jinetes caracoleantes que raptan chaparritas a la grupa de un alazán, sombrero jarano, generales que tiran a dar, sargentada y torería”

A la hora de los mensajes políticos, ambos coincidieron en la integración regional, pero en sus discursos asomaron divergencias conceptuales: mientras Correa abogó por una Organización de Estados Latinoamericanos, Calderón defendió la ya existente Organización de Estados Americanos (OEA), “que puede tener cualquier otra denominación: Latinoamérica Unida, Somos Latinoamérica”.

Por una organización incluyente

En el mensaje conjunto, el presidente de Ecuador reiteró que se requiere una organización “que no se preste a tutelajes de países ajenos a nuestra realidad y que incluya a naciones latinoamericanas que, injustificadamente, absurdamente, han sido excluidas de los foros regionales”, en directa referencia a Cuba, que no pertenece a la OEA.

Luego, en la escalinata de la residencia Miguel Alemán y tras una larga charla entre ambos mandatarios, el visitante confirmó que a partir del 1º de mayo los mexicanos no necesitarán visa para entrar a Ecuador. La razón, explicó, es que “creemos que no debe haber restricciones para la circulación de los seres humanos, más aún, de hermanos latinoamericanos dentro de Latinoamérica”.

Por parte del anfitrión no hubo anuncio parecido, sino agradecimiento acompañado de la promesa de “facilitar” el flujo de turistas y personas de negocios de Ecuador en tanto se revisa el marco la política migratoria, para que haya mayor acercamiento y fraternidad con los pueblos de la región.

Tras dar su mensaje, los dos se trasladaron al jardín de la hondonada, donde se congregó un grupo de políticos y empresarios del país. Se encontraban en el mismo sitio Carlos Slim y la lideresa del Partido Revolucionario Institucional, Beatriz Paredes, mezclados con secretarios de Estado y legisladores panistas.

Puertas abiertas

Antes del brindis, Calderón puso énfasis en las coincidencias, y luego Correa recordó cómo los ecuatorianos llegaron a México, porque “las puertas estaban abiertas, porque, como dijo Juárez, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Y rememoró que en esas épocas “no hubo sabuesos” que persiguieran a Vicente Rocafuerte, “ni rayos X” que hubiesen advertido que Benjamín Carrión venía para ganar el premio único Benito Juárez; no hubo censura para que Miguel Donoso Pareja llegara a dirigir, con Juan Rulfo y Julio Cortázar, revistas literarias, ni para que Oswaldo Muñoz ayudara a concebir la Torre Latinoamericana o Julio Jaramillo cantara en El Blanquita.

Así, reconoció que fue bienvenida la “invasión cultural” de México a Ecuador con personalidades como El Santo, Cantinflas, Pedro Armendáriz, Elsa Aguirre, Vicente Lombardo Toledano…

Y tras aclarar que no era subterfugio ni melancolía invocar el pasado, resaltó un rasgo más en común con Calderón: “tal vez somos representantes de una nueva generación de dirigentes de América Latina”, y dijo que tendía la mano a su amigo anfitrión para luchar contra la afrenta que significa el muro construido por el “supuesto mundo libre, que gozó con la caída del muro de Berlín”.

Y, volteando a la izquierda, donde estaba sentado el Presidente mexicano, le pidió algo más: que nunca dejara de ser “el confidente de nuestras angustias”, el hermano mayor que debemos emular. “Lo maravilloso es que así lo hizo, sin escondrijos ni cálculos, sin remordimientos ni conjeturas”.

Lo sentimos en el alma presidente Correa pero las diferencias entre usted y el usurpador son abismales, para empezar usted es socialista y el otro es de derecha, usted defiende a su pueblo ante el ataque de los Estados Unidos y el otro se somete como lacaya a su mandato vendiendo la soberanía de nuestro pueblo, usted es humanista y el otro fascista, usted le quita a EU la base militar de Manta y el otro pretende darle una en México, usted es inteligente y el otro tonto, usted habla con la verdad y el otro con la mentira.... en fin. Usted con quien si tiene coincidencias de fondo es con AMLO, que es con quien debía haberse entrevistado porque es quien ganó la elección para la Presidencia de la República.

Así que señor presidente Correa, y sabemos que lo sabe, usted se vino a entrevistar con un pelele usurpador y tenga usted por seguro que todo lo que le dijo es mentira, es un hábito que tiene y que venimos padeciendo desde que estaba en el Congreso. ¿Sabía usted, por ejemplo, que se le prohibió a los medios que le dieran una entrevista? Para que usted no pudiera decir, entre otras cosas, esto:

Latinoamérica “nunca más” permitirá injerencia de Estados Unidos: Correa
Afp, Dpa y Reuters

México, 11 de abril. América Latina “nunca más permitirá casos bochornosos” que sean resultado de la injerencia de Estados Unidos, declaró el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, al recordar el efímero golpe de Estado del 11 de abril 2002 en Venezuela contra el presidente Hugo Chávez.

“Ojalá que entiendan que América Latina cambió de manera irreversible y nunca más esos casos bochornosos serán permitidos en la región”, señaló Correa en una entrevista con Telesur a su llegada a México, en una visita de dos días para fortalecer los lazos bilaterales.

Apuntó: “la sociedad latinoamericana no debe olvidar lo que pasó aquel 11 de abril, cuando con el apoyo de agencias de inteligencia transrregionales se deponía a un presidente democráticamente electo sólo porque les caía mal y se imponía un presidente sin ninguna legitimidad”.


En este contexto, Correa se refirió a la infiltración de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a los servicios secretos y las fuerzas armadas de su país, lo cual quedó al descubierto tras el ataque militar colombiano contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la frontera ecuatoriana.

Tras señalar que no permitirá que se vuelva a bombardear su territorio para resolver militarmente una guerra de Colombia, expresó que “los servicios de inteligencia” de su país “dejaron mucho que desear” y que más sabía la CIA que el gobierno nacional sobre los presuntos nexos entre las FARC y el connacional Franklin Aisalia, asesinado durante la incursión colombiana.

Sobre la comisión que investiga la infiltración de la CIA a las fuerzas armadas, el viceministro de Defensa, Miguel Carvajal, manifestó que indagará presuntas redes de inteligencia que estarían cruzando información a la CIA, Colombia, el paramilitarismo y las guerrillas de ese país y otros estados.

En Bogotá, los partidos políticos acordaron perder las curules de sus legisladores que sean condenados por nexos con escuadrones paramilitares de ultraderecha, buscando recuperar la imagen de un Congreso golpeado por estos casos, que suman ya 29 y afectan principalmente al oficialismo.

Por otra parte, se estima que unos 80 colombianos resultaron intoxicados en una zona rural del departamento de Antioquia, al inhalar gases de origen aún no determinado, que han sufrido afecciones respiratorias, vómito y desmayos. Autoridades y organismos de socorro investigan el caso.

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