sábado, abril 26, 2008

Oaxaca volverá a levantarse, a pesar de represiones, encarcelamientos y asesinatos

Pedro Echeverría V.
Rebelión

1. El 27 de abril y el 1 de mayo, otra vez el Zócalo de la ciudad de México se llenará de obreros, campesinos, sectores populares que gritarán contra las llamadas “reformas estructurales” que los gobiernos panistas de Fox, ahora de Calderón, han buscado imponer por la fuerza. Esas reformas (privatización del petróleo, de la electricidad, de las pensiones, de los servicios de salud, de educación, de la ley del trabajo, etcétera,) se han estado instrumentando en la práctica y por partes (por el gobierno y los empresarios privados) desde hace varios años en perjuicio de los trabajadores y de México; sin embargo las movilizaciones de la población en las calles y las plazas, han impedido su aplicación total. Se ha demostrado hasta la saciedad, que lo único que puede frenar las políticas de privatización capitalista, es la movilización. Oaxaca y las batallas del FAP de estos últimos 15 días, son un ejemplo de que las movilizaciones son el único camino para mantener con vida las organizaciones.

2. Cuatro días después de tomar posesión de la Presidencia, Felipe Calderón ordenó el encarcelamiento de Flavio Sosa, uno de los principales dirigentes de la Asamblea Popular de los Pueblo de Oaxaca; pero Calderón, después de las elecciones de julio de 2006, ya decidía sobre política nacional dado que Fox dejó de hacerlo para que pudiera dedicar su tiempo a tapar sus latrocinios. La primera medida que Calderón tomó en julio, al iniciarse las grandes protestas contra el fraude electoral, fue amarrar acuerdos con el PRI. En ese camino estaba el movimiento de los profesores de Oaxaca y la APPO que exigían la renuncia del Gobernador Ulises Ruiz por represor, además de otras demandas políticas y económicas. Calderón firmó con el PRI el compromiso de apoyar al asesino gobernador priísta, además de reprimir el movimiento. Podría decirse que fue el primer gran acuerdo del PRI para reconocer y para apoyar al gobierno de Calderón.

3. Después vendrían más acuerdos de Calderón: apoyar a Esther Gordillo para tratar de dividir a la sección 22 del SNTE de Oaxaca, apoyo de Calderón al gobernador del PRI de Puebla; apoyo del PRI para que Calderón use al ejército, apoyo del PAN para que el PRI obtenga cargos y comisiones en las cámaras, apoyo del PRI para que no investiguen a Fox, etcétera. Hasta los años ochenta el pueblo mexicano sabía que el PRI controlaba la política en un 95 por ciento; hoy sabe que entre el PRI y el PAN se dividen el botín mediante acuerdos. ¿De qué democracia, por lo menos electoral, se puede hablar en México si el voto de la población es totalmente manipulable? Hasta los años ochenta la población votaba por el PRI porque era el único que contaba con todos los recursos, la propaganda y el control de los órganos electorales. Ahora vota esencialmente por tres partidos, pero sus votos siguen siendo manipulados a favor del PAN y del PRI.

4. Ni modo, así de sucia es la política: negocian todo tras bambalinas, entre telones, en la recámara o en “lo oscurito”, tal como se dice en la jerga política, sin que el pueblo se entere. Un gobernador por dos senadurías o tres diputaciones. Algunos millones del presupuesto público para una obra política a cambio de otro tipo de apoyo, etcétera. El pueblo cree que vota “libremente” sin darse cuenta de que le dirigen o encaminan su voto los medios de información, las encuestas, los regalos y la propaganda. Quien se niega a negociar o se rebela contra esa corrupción, se le inventan calumnias, se le exhibe en los medios de información. Por eso en su tiempo Marcos y el zapatismo fueron calumniados de manera permanente y AMLO (sobre todo desde que comenzó a destacar en las encuestas presidenciales) no ha dejado de recibir los golpes más sucios de los medios. Fue una de las cosas que enseñó López Obrador: “ni me amparo ni tampoco acepto que me paguen la fianza”; obvio, él estaba en posición de fuerza.

5. Así que en Oaxaca estrenó su gobierno Calderón con el encarcelamiento de Flavio, pero antes (la combinación PAN/PRI) ordenó la ocupación del Zócalo de Oaxaca el 29 de octubre con las fuerzas militares de la PFP, así como la brutal represión del 25 de noviembre. Esto quiere decir que de mayo a diciembre de 2006 el pueblo de Oaxaca sufrió una gran represión de las fuerzas combinadas del gobernador priístas Ulises Ruiz y de los gobiernos panistas de Fox y Calderón. El dirigente de la APPO Flavio Sosa, quien fue salvajemente aprehendido en el DF cuando tenía ya una cita en la secretaría Gobernación, cumplió 17 meses en la cárcel y salió libre sin cargo alguno, además que lo recluyeron en Almoloya, la cárcel de más alta seguridad. Lo mismo hicieron con los dirigentes campesinos de Atenco encabezados por Ignacio del Valle, por el sólo hecho de defender las tierras de Atenco cuando el gobierno de Fox quería expropiárselas.

6. Pero la lucha en Oaxaca nunca fue (ni será) destruida. El pueblo tiene una gran dignidad a pesar de la intensa propaganda en contra que gobierno y los medios de información hicieron para calumniar al movimiento. El pueblo sabe que Ulises Ruiz es un sátrapa que sólo se mantiene en el poder respaldado por el PAN y el PRI; incluso con la aprobación de un sector oportunista del PRD que inexplicablemente tiene cabida en ese partido. Sin embargo la reorganización de la APPO se ha venido registrando y las masivas manifestaciones han seguido incomodando al gobierno estatal y federal. Los profesores de la sección 22, que en ningún momento han dejado sus batallas, junto a la APPO han realizado concentraciones en la ciudad de México para justamente exigir la convocatoria de su congreso para renovar su dirigencia. La líder de SNTE Esther Gordillo, también apoyando al gobernador y a Calderón, se ha negado a autorizar el Congreso magisterial, pero empieza a tambalearse.

7. Oaxaca, AMLO y la CND, los electricistas, la CNTE, en menor medida el EZLN, han demostrado el importante papel de las movilizaciones. Si las luchas de estos sectores siguen vivas es gracias a las movilizaciones. La batalla que los legisladores del PRD libraron estas últimas dos semanas para frenar en las cámaras la inminente aprobación de la privatización petrolera, fue posible por la toma de la tribuna en las cámaras y las movilizaciones en las calles. Los panistas habían negociado su aprobación con los priístas, pero fueron parados en seco. Ante esa política lópezobradorista de responder con la movilización, los poderosos medios de información se transformaron en los principales instigadores de la represión. Los conductores y comentaristas de radio y TV no descansaron de pedir (como energúmenos) medidas represivas contra los legisladores del FAP y contra el movimiento que estaba en las calles. Incluso los legisladores del PAN y del PRI fueron menos exigentes.

8. Pero, a pesar de la represión, el pueblo indígena de Oaxaca tiene una larga tradición de lucha, quizá las más combativa e importante de todo el país. Es el estado de la República más indígena y auténtico desde el punto de vista cultural. Oaxaca fue el estado que más resistencia mantuvo frente a la dominación española. Oaxaca y los estados de Chiapas, Guerrero y Michoacán, son hoy la vanguardia de lucha de los pueblos. En esos estados el zapatismo, los seguidores de López Obrador, la lucha magisterial, los campesinos, la izquierda independiente, mantienen una fuerza aún no desarrollada. Pero también el ejército federal y los soldados disfrazados de policías, con el argumento del combate contra el narcotráfico, han buscado acordonar las zonas más rebeldes de cada entidad. Si en el Norte del país hay gente brava y franca, reconocida como la cuna de la revolución de 1910, un siglo después (sin la mediatización de los EEUU) el Sur puede ser cuna de la de 2010.

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