jueves, junio 19, 2008

Somos el país…
“La experiencia de nuestra generación: que el capitalismo no va a morir de muerte natural”
Walter Benjamín

Una lección habrá sido para aquellos que aún creen en el discurso ingenuo de que a través de las “instituciones de la democracia” se puede dar el cambio hacia una sociedad realmente justa, la resolución de la corte contra los amparos en contra de la ley Gordillo (ISSSTE).La corrupta corte de injusticia una vez más ha demostrado la calaña que la compone y cómo ha sido siempre en la historia las instituciones plutocráticas (en este caso de la burguesía) han dado su fallo en contra de la clase trabajadora (carenciada en realidad), ha fallado, una vez más, en contra del pueblo de México y en contra de la Constitución, como antes dieron su fallo a favor de los perversos empresarios pederastas, quienes, según la corte, pueden secuestrar, amenazar y recluir en cárceles a quienes denuncien sus delitos y no sean del equipo de amigos y depravados sexuales del “góber precioso”.No hay que equivocarse, son tiempos duros y perversos, en los que la “civilizada” Europa aprueba leyes fascistas en nombre de la democracia (europea, por supuesto) que desatarán, en las próximas semanas, la persecución xenofóbica contra los migrantes “ilegales”, producto sin duda del saqueo y las colonizaciones europeas, sobre las cuales nunca se aprueban leyes, o decretos condenatorios o prohibicionistas, una lección más de la hipocresía “democrática” del Occidente. Tiempos perversos donde la ingenuidad no cabe, nadie debe equivocarse, millones de pesos, de dólares y de euros, se reparten entre jueces y legisladores para mantener las normas de un sistema injusto y corrupto hasta la médula, que se sostiene en la espalda de millones y millones de personas condenadas a la explotación y la miseria, nada cambiará bajo las normas del estado burgués, cada día más enajenado, más injusto, más jodido, más decadente y más perverso.La suprema corte de (in)justicia de la nación no actuó contra los principios del estado al que defiende y al contrario emitió un fallo predecible dada su mediocridad irredenta, con el que no sólo se intenta justificar la inconstitucionalidad del estado de desecho en el que se convierte a las repúblicas bananeras (como la mexicana) sino que es la confirmación de que en México mandan los poderes de facto, la confirmación de que “la maestra” recibirá los millonarios fondos de pensiones del magisterio para cobrar su costosa deuda con la oligarquía mexicana (garantizar la corrupción del sindicato de maestros) y garantizar así que los poderes de facto sean los que impongan los “modernos” planes de estudio, que han hecho que México en menos de 25 años se encuentre entre los países con los más bajos niveles culturales y educativos con 85.9 millones de mexicanos que son incapaces de leer más de medio libro al año y del que tal vez entendieron menos del .5%, en su precaria lectura, y peor aún es muy probable que entre esos 85.9 millones de analfabetas o analfabetas funcionales se encuentren el 90% de los legisladores y de los usurpadores funcionarios del desgobierno fecalista, incluyendo por supuesto al usurpador en turno. Sólo la ingenuidad (romántica) de la “madura y moderna izquierda” pudo suponer que la Suprema Corte resolvería en conciencia y a favor de los trabajadores y de la Constitución. Somos el país del FOBAPROA, es decir, el país donde las decisiones las toma el dinero y la mediocridad que lo acompaña, los jueces no son más que un grupo de cretinos cobrando sueldos millonarios por defender a los patrones, quienes recompensan, con más millones, sus “resoluciones” patronales. Somos el país donde los ladrones de corbata corrompen y controlan las instituciones de una “democracia” que sólo lo es de nombre, pero no de hechos. Somos el país donde las trasnacionales reciben todos los derechos, sin ninguna obligación, el país donde los violadores sexuales de niños y niñas hacen de sus patología un negocio y se castiga a quienes los denuncian, el país donde la lucha contra el crimen organizado es la persecución de la protesta social, el país donde los “demócratas” son incapaces de contar votos y los primeros en censurar las consultas populares (las que serán tachadas por la corte de inconstitucionales) el país donde la corrupción se premia con la impunidad y el trabajo honesto se castiga con la sobreexplotación, el país donde la ignorancia es “capaz de procurar protección ambiental” y donde la capacidad intelectual, la honestidad ética y la congruencia ideológica son producto del descrédito, el desempleo, la difamación mediática, de los que han hecho de la ignorancia social el más rentable de los negocios y la más perversa impunidad de la injusticia.

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