lunes, julio 28, 2008

Nadie le quiso entrar...
El Senado. Foros

Los foros sobre la iniciativa que el Poder Ejecutivo presentó para una hipotética reforma petrolera, que dos veces por semana se llevaron a cabo en la sede del Senado de la República, enriquecieron el debate pero arrojaron un saldo negativo: ningún partido le quiere entrar a una transformación audaz. El PRI, diestro en malabares, pretendió quitar el sesgo privatizador a las propuestas de Felipe Calderón, pero las suyas no difirieron demasiado de las del presidente. Por su parte, el PRD prácticamente se abstuvo de hacer propuestas concretas y apostó casi todo su peso a la consulta popular de este domingo 27.Concluidos los foros en el Senado sobre la reforma energética y conocida la propuesta del PRI, que no es esencialmente distinta de la que presentó en abril pasado el Ejecutivo federal, el saldo es magro: ni el gobierno supo defender su iniciativa –mucho menos convencer de sus bondades– ni los partidos mostraron interés en el asunto de fondo: sacar del bache a la industria petrolera nacional, amenazada por la peligrosa declinación de la producción de hidrocarburos.Es el balance que hacen para Proceso los especialistas Carlos Elizondo Mayer-Serra, exdirector general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y exembajador de México ante la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), y Macario Schettino, profesor e investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey y autor del polémico libro Cien años de confusión. México en el siglo XX.Participante en el primer foro senatorial –el 13 de mayo, cuando llamó a no tener miedo a modificar la Constitución para eficientar a Pemex y mejorar la industria petrolera, y a no hacer de la “privatización” el eje del debate público–, Elizondo afirma que en todo el proceso de discusión sobre la reforma energética los partidos mostraron que, en ese tema, nunca tuvieron como su principal objetivo establecer cómo maximizar la renta petrolera y cómo administrar mejor los hidrocarburos.“Los foros dieron pie para una reforma más audaz, pero nadie quiso entrarle. Es realmente decepcionante. Como si nadie creyera que Pemex está en graves problemas, que la producción petrolera va en picada, que México se está rezagando peligrosamente”, dice. “Nos quedamos en la visión, muy corta, de los principales actores políticos. Si la propuesta de reforma del presidente Calderón era muy corta, la del PRI me parece francamente enana”, agrega.Para Macario Schettino, doctor en administración por el Tec y la Universidad de Texas en Austin y doctor en historia por la Universidad Iberoamericana, el proceso de discusión pública de la reforma energética mostró las fuerzas y debilidades de cada uno de los tres principales partidos políticos.“El PAN no tiene cuadros suficientes para gobernar bien. No ha logrado conformar un equipo suficientemente sólido para poder sacar adelante sus iniciativas. Eso pasó durante todo el período de Fox y sigue pasando ahorita. No tienen gente suficiente. No reaccionan bien. El haber permitido los foros, la manera en que se manejaron, su alargamiento, muestra que el gobierno no tiene una estructura suficientemente sólida para sacar adelante sus propuestas de manera eficiente”, afirma.Respecto de lo que mostró el PRD, Schettino –maestro en economía por el CIDE– apunta: “El partido se puede oponer, pero no puede hacer otra cosa. Nunca han tenido capacidad de proponer nada. Siguen sin tenerla. Sus únicas herramientas fueron oponerse, enfrentarse. Son muy escandalosas las herramientas que usa el PRD, pero políticamente son poco útiles, no llevan a nada. Lo único que ha logrado, quizás, es fortalecer su voto duro, pero nada en relación al voto volátil, que es el relevante para una elección. Es decir, la mayoría de la población no se volvió más perredista con esa actitud del partido, sino al contrario”.En el proceso, dice Schettino, también quedó evidenciado el viejo colmillo del PRI, su habilidad para maquillar y presentar “más bonitas” las cosas. Dice: “Aun cuando la propuesta de Calderón era muy cercana a sus intenciones, los priistas supieron leer las circunstancias; se dan cuenta de que el PRD cometió el error de concentrar todo en el asunto de la privatización, y la reforma que proponen ahora es la misma del presidente, pero quitándole los pedacitos que parecían privatización para que ahora parezcan no privatización. Porque ni la propuesta presidencial ni la del PRI son ni privatizadoras ni no privatizadoras”.Coincide Carlos Elizondo, doctor en ciencia política por la Universidad de Oxford: “El PRI jugó muy bien con la parte simbólica. En la presentación que hizo Manlio Fabio Beltrones de la iniciativa, así como en la exposición de motivos, anuncian con bombo y platillo: nuestra propuesta de reforma no es privatizadora; es totalmente distinta de la del gobierno federal”.
Gatopardismo
Salvo el freno a la presencia de empresas privadas en las áreas de refinación, transporte, almacenamiento, distribución de petrolíferos y construcción de ductos, más algunas precisiones y adecuaciones en las nuevas formas de contratación de Pemex y en la configuración de su gobierno corporativo, la propuesta de reforma energética que el miércoles 23 presentó el PRI mantiene, en su esencia, lo que en abril propuso el gobierno federal.Uno de los cambios más relevantes es que el PRI desecha la propuesta de modalidad de maquila en refinación que hizo el gobierno, según la cual empresas privadas, nacionales y extranjeras, podrían construir en el país las refinerías que hicieran falta, aunque la distribución y el transporte de los productos refinados correría a cargo de Pemex.Ese fue uno de los temas más polémicos, pues representaba para muchos el sesgo más claramente privatizador, pues a fin de cuentas –se argumentó– tener gasolinerías privadas, además de ser inconstitucional, era el primer paso para que empresas nacionales y extranjeras fueran apoderándose de áreas reservadas a la nación.La propuesta del PRI es –mediante una de las múltiples reformas al artículo 127 constitucional que propone– permitirle al Ejecutivo federal constituir por decreto “organismos descentralizados con carácter estratégico filiales de Petróleos Mexicanos”, para que sean éstos los que realicen, por cuenta de Pemex, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos. “Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración”.En la propuesta del PRI, como en la del presidente Calderón, el sindicato queda intocado, mantiene sus cinco posiciones en el Consejo, no se modifica en nada la relación laboral y se mantienen los privilegios.Otro de los puntos en que más empeño pusieron los senadores y diputados priistas –que son los que se adjudican la autoría de la propuesta– es en la introducción de nuevas formas de contratación de Pemex, sobre todo en proyectos complicados y de alto riesgo. No modifican, empero, la esencia de los contratos de “desempeño” propuestos por el gobierno, aunque sí clarifican con más detalle no sólo la necesidad de los nuevos contratos, sino sus alcances, y eliminan el presunto sesgo privatizador.
Abrirse a la competencia
Pero justo en el tema de la refinación –junto con transporte, almacenamiento, distribución de petrolíferos y construcción de ductos–, que los priistas festinan como el gran cambio y el principal revés a la propuesta presidencial, es donde los entrevistados ven la mayor debilidad de la iniciativa del PRI.Dice Carlos Elizondo: “Me parece una pena que se haya cerrado la posibilidad de tener empresas privadas en la administración de ductos y en almacenamiento. Los hemos tenido en gas y no ha pasado nada; al contrario, tenemos sistemas de ductos de gas más eficientes.“Es curioso pelearnos por tener más refinerías propias cuando en todas hemos perdido, y aun con las nuevas filiales de Pemex que propone el PRI no me parece que vaya a ser nada fácil organizarse. Las refinerías requieren además una tecnología organizacional. Son negocios que en general en el mundo no ganan mucho. Son de volúmenes pero de márgenes más bien cortos. “Las filiales podrán contratar, pero si uno ve quiénes hacen refinerías en el mundo, son empresas establecidas en el negocio desde hace mucho tiempo; no entran nuevos actores privados. No es tan fácil como decirle a Wal-Mart, porque tiene dinero, vamos a hacer una refinería… No, son negocios muy complejos. Y las que tenemos aquí, las hemos hecho nosotros, pero hemos perdido mucho dinero”. Contra lo que muchos opositores a la reforma plantearon en los foros senatoriales, en el sentido de que en el país se ha dejado morir a las refinerías, Carlos Elizondo dice: “No es cierto, ahí están los datos: se les ha invertido muchísimo dinero, en las reconfiguraciones, pero todas salen más caras de lo planeado, toman más tiempo… porque no tenemos capacidad de ejecución. Hacer gasolinas es un proceso industrial, como hacer acero, y el Estado mexicano no es un buen industrial. No lo fue nunca y no lo es ahora”.Durante los foros en el Senado, fueron muchos los que rechazaron la propuesta de Calderón de permitir a empresas privadas construir y operar refinerías, así fueran sólo maquiladoras de Pemex pues, se argumentaba, era tanto como entregar una parte muy importante del valor agregado de la industria nacional a la iniciativa privada. Parte del “entreguismo” del que se acusa al gobierno.Refuta Macario Schettino: “El valor agregado en la refinación es una miseria. Comparativamente a lo que uno gana en la explotación, la refinación no deja nada, sólo centavos. La refinación es un trabajo muy complejo, porque tú estás recibiendo petróleo de distinta calidad todo el tiempo.“Administrar una refinería –agrega– es verdaderamente difícil. La refinación no es el negocio relevante; lo relevante es la extracción. En extracción estás ganando hoy 100 dólares por barril de petróleo; cuánto ganas en vender gasolinas… prácticamente nada. Es cosa de hacer los numeritos. Es decir, el barril de gasolina se vende casi al precio que el barril de petróleo, pero en medio tuviste que hacer todo el proceso de refinación y recuperar tu inversión y enviar las cosas a las gasolinerías.“Hay que hacer números. La refinación no es el negocio relevante. Si se quiere negocio en valor agregado es mejor la petroquímica, ahí sí hay negocio. La gasolina no es lo que te genera más valor agregado, ni de milagro. Tienes más valor agregado haciendo plásticos, por ejemplo, que podríamos hacer aquí, pero resulta que en petroquímica hemos sido un fracaso monumental.”Schettino lamenta la propuesta del PRI de no dejar participar a la iniciativa privada en refinación, porque –señala– “es verdaderamente urgente que se empiecen a construir ya las refinerías. En 2010 no vamos a poder pagar las gasolinas por el tamaño de las importaciones y la caída en la producción de petróleo. Eso no lo quieren creer, pero antes de que acabe 2009 todas las exportaciones de petróleo de México no van a alcanzar para pagar las importaciones de gasolina.Lo mejor, dice, hubiera sido permitir que los privados puedan construir y operar las refinerías. “No estaría mal que se permitiera, lo más pronto posible, que otras empresas puedan vender gasolinas en México directamente, para que haya competencia.”
–Hay un miedo histórico a que vengan Shell, Exxon, Mobil, British, las grandes trasnacionales...
–… que ya no tiene justificación. En todas partes del mundo andas en carro y ves una gasolinería de la empresa estatal y adelante hay una gasolinería de otra empresa. ¿Cuál es el problema? ¿En dónde pierde México soberanía si Shell viene y pone sus gasolinerías? Lo único que va a pasar es que vamos a tener mejor servicio.“La parte fundamental de la soberanía, lo que debe quedar muy claro, es que lo que está abajo del suelo, el petróleo, no puede venderse. Ese es de México”, dice.También Carlos Elizondo cree que es ya un absurdo que en México sólo pueda comprarse gasolina de una sola empresa, pues “el efecto para el consumidor es brutal”. Agrega: “Todos los países han aprendido que si tienen 10 o 12 proveedores, compiten por la calidad. ¿Por qué Shell no se puede dar el lujo en Estados Unidos de dar litros de 900 mililitros? Sale eso en un periódico y se desploman las ventas de gasolina de Shell. Aquí, qué pasa cuando aparece en un periódico que una de las franquicias de Pemex está dando litros de 900 mililitros: nada. Tienes que consumir a fuerza en Pemex”.
Brasil, el ejemplo
Los entrevistados lamentan la incapacidad del gobierno para defender su propuesta, así sea limitada; para convencer de sus méritos y explicarle a la población sus beneficios. Creen que han sido más hábiles los opositores que, en millones de mexicanos, han dejado la idea de que es una propuesta “entreguista”. Tan fácil que es explicar –dicen los entrevistados– que en todos los países hay presencia de empresas privadas, nacionales y extranjeras, en su industria petrolera; que sólo con ellas, en asociaciones estratégicas, han podido maximizar la renta petrolera en beneficio de la gente. Lo han hecho políticos y gobiernos de los que nunca podría pensarse que son “entreguistas”. Lo hizo Fidel Castro en Cuba, donde participan empresas españolas y canadienses. Lo ha hecho Hugo Chávez, que se dice socialista, en Venezuela, que siempre ha tenido participación de trasnacionales; lo hacen Colombia, Perú y Ecuador.Pero el ejemplo emblemático es, para los entrevistados, el caso de Brasil, que en 11 años ha hecho de Petrobras una descollante empresa petrolera con presencia en unos 30 países.Dice Macario Schettino: “En Brasil, la reforma que impulsó en 1997 el presidente Fernando Henrique Cardoso –y que reforzó Luiz Inácio Lula da Silva, él sí de origen popular y de larga trayectoria en la izquierda– implicó que Petrobras se convirtiera en una empresa pública, en el sentido bursátil; hicieron acciones, las pudo comprar cualquier brasileño; el gobierno mantuvo el control de la empresa. Pero los rendimientos de la empresa son propiedad de muchísimos brasileños, entre ellos empresas muy grandes. Brasil es hoy más soberano que antes, sin duda, porque hoy tienen más dinero y entonces pueden comer, y nadie es soberano si no tiene para comer”.Remata Carlos Elizondo: “No hay nada más entreguista que debilitar al país. No hay nada que lo fortalezca más que hacer las cosas de la mejor manera posible. Eso fue lo que en Brasil Cardoso entendió y que Lula profundizó. En Brasil Petrobras es hoy un instrumento adicional de poder.“Ellos, los brasileños, son los dueños de Petrobras, ellos la controlan; es una empresa que les da una presencia internacional fuerte. ¿En cuántos países está explorando Pemex? En uno, México, porque en ningún otro podría competir. Ellos en 11 años transformaron radicalmente la empresa. Brasil es la muestra de que sí se puede. Obviamente hay costos, para los contratistas, los trabajadores mismos, y para todos aquellos que han vivido de la gran ubre… Pero los beneficios para la población son evidentes.“Y si hay miedo a las trasnacionales gringas, pues ahí están las europeas, las asiáticas, las rusas… hay mucho de dónde escoger socios. El punto es no quedarnos atorados, inmóviles, discutiendo dogmáticamente”.

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