Columna Asimetrías
Por Fausto Fernández Ponte
A Rafael Cardona. Porque siendo par entre pares es impar. Sobresale
I
Es dramáticamente obvio que el Estado mexicano ha sido rebasado y, ergo, derrotado, por la terrible realidad social, política y económica y que un nuevo verismo cultural está siendo cincelado por ésta.
En efecto. El fenómeno del rebasamiento se nos muestra a los mexicanos y al mundo con giros espectacularmente elocuentes: su naturaleza y vocación plutocrática misma padece crisis.
Véase, si no:
1) El Estado mexicano y el gobierno que lo representa, devenido éste, factualmente, en una plutocracia es cuestionado por sus propios patrones y promotores, los ricos de México.
2) Esos ricos --los 39 clanes familiares que se ostentan amos de México-- instalaron al gobierno espurio que encabeza el Presidente de Facto, Felipe Calderón, precisamente para servir a sus intereses.
3) Pero los ricos muy ricos y los menos ricos y los ricos a secas --que conforman la oligarquía mexicana-- viven en el terror de la inseguridad pública. Temen ser secuestrados o asesinados.
4) Ese es un hecho tan documentado que es ya del dominio público, emblematizado en el secuestro y asesinato del adolescente Fernando Martí, vástago de un miembro distinguido de la oligarquía mexicana.
II
Eso no es todo. La oligarquía, que instaló al señor Calderón persuadida de que éste es alguien con oficio político y afinidad con sus intereses, tiene otros motivos para vivir en el terror.
De ello no se duda. Son parte ya del registro fedatario los reproches públicos de la oligarquía al señor Calderón por su ineficacia política en beneficio de sus intereses económicos.
Esa ineficacia política se manifiesta, desde cualesquier prismas a cuyo través se quiera mirar, en el fracaso en sus intentos de privatizar la renta petrolera. Ese fracaso ha sido estrepitoso.
Así, los oligarcas mexicanos están muy enojados con el señor Calderón, a quien en 2006 instalaron como jefe de Estado temerosos de que Andrés Manuel López Obrador les quitaría sus riquezas.
Por supuesto, esa es una falacia. El señor López Obrador no es, ni con mucho, un revolucionario, sino un reformador. No preconiza crear un nuevo Estado mexicano, sino sólo reformarlo. Pero es temido.
Los oligarcas, en su nesciencia, confunden reformismo con revolución: ven en don Andrés Manuel un marxista --no lo es-- o un socialista --tampoco es-- o lo que para ellos es peor, un "comunista".
Pese a esas diferencias de fondo en el modo de pensar --según sus propios discursos-- del citado dirigente de masas, los oligarcas se veían a sí mismos empobrecidos en un sexenio lópezobradorista.
III
Así dimensionado subjetivamente el señor López Obrador por los 39 clanes familiares y sus socios estadunidenses y españoles, financiaron las campañas mediáticas sucias contra el tabasqueño.
Esas campañas fueron vector psíquico conspirante para que las autoridades electorales, hoy muy desacreditadas, instalaran al señor Calderón como presidente. Técnicamente un golpe de Estado.
Los aquí descritos son componentes contextuales que a nuestro ver explicarían en gran medida lo ocurrente hoy. Estamos ante un Estado caducado, cesado --rigor mortis-- útil sólo a sus personeros.
Estado fracasado no únicamente por carecer de representatividad social, sino también por carecer de razón de ser clasista, plutócrata, como herramienta formal del poder fáctico.
La condición del Estado cadáver es objetivamente discernida por no pocos, a la luz de los hechos aquí elucidados. El desafío ya no es sólo reformar, sino refundar. Crear un nuevo Estado. Un estado social.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Estado fracasado: figura denominativa y taxonómica usada en la ciencia política inglesa para describir una entidad que fracasa en los enunciados de su razón de ser y estar.
Nesciencia: ignorancia.
Oligarquía: élite pudiente en lo económico y lo político. Sistema de gobierno en el que un pequeño grupo de personas, perteneciente a una misma clase social ejerce el poder supremo.
Plutocrática: de plutócrata, gobierno de los ricos.
Revolucionario: adjetivo, de Revolución: cambio violento en las instituciones políticas, económicas y sociales de un país. Cambio rápido y profundo de revolucionar: provocar un estado de revolución.
Rigor mortis: latinismo. Rigidez que tiene un cuerpo después de la muerte
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