Tendrían que pensarlo dos veces…

María Teresa Jardí

La estupidez en la toma de cada decisión, sumada al hecho incontrovertible de que se trata de un usurpador que eligió pasar a la historia de México y del mundo como tal, pudiendo haber elegido no serlo, me fueron haciendo ver que Felipe Calderón era un gafe.
Y claro, en manos de un gafe México está destinado a la bancarrota, condenado el pueblo a perder la soberanía y los mexicanos a seguir bajando en la escala educativa y en el despeñadero por lo que toca a tener, millones, una vida digna en las próximas cien generaciones que nos sigan. Pero como los gafes contagian su mala estrella a todo lo que tocan, la Corona de España y los corruptísimos empresarios gringos tendrían que pensar dos veces antes de continuar queriendo venir a quedarse con los recursos que sólo a los mexicanos pertenecen. Encabezados por un gafe, los tres partidos mayoritarios no van a convertirse en la esperanza que el pueblo necesita para no decir, de manera violenta, ya basta.

Un país encabezado por un gafe convierte a todos en perdedores porque perdedor es el gafe. Enfermedad contagiosa que, como la humedad, todo lo destruye. Los gafes contagian su mala estrella a todo lo que tocan y con su mala suerte, muchas veces por ellos elegida como opción de vida, también es contagiosa, la transmiten incluso a los más cercanos. Un buen ejemplo es Mouriño.
La usurpación, incontrovertiblemente demostrada con datos del propio sistema, empezó con la ilegal, amén de inmoral, contratación, por parte del IFE, del cuñado del panista candidato, para fungir como árbitro, entre otras cosas, de la elección. Siguió con la férrea oposición al recuento de los votos, a pesar de ser la demanda de millones de ciudadanos y un ejercicio democrático que habría servido para atajar las dudas. La legalización del fraude, con todo y las “inconsistencias” reconocidas por el TRIFE y el golpe de Estado en el búnker militarizado para lograr por la puerta de atrás una simple toma de nota de legisladores a modo de la usurpación y de cara a quedar bien con la Televisión mexicana que, como poder aquí al lado de la usurpación, también manda, pero la que también está contagiada del mal que aqueja a la derecha en general y, de manera muy particular, a la que por el Yunque está encabezada. Ya no es corriente escuchar a nadie referirse ni a Televisa ni a TV Azteca con un término distinto al de la telebasura mexicana.
Contagiados los partidos, en pueblo de habladores nos hemos convertido. Y al exagerar, dando cifras anticipadas, individuos como Manuel Camacho —con un bagaje tan poco positivo a cuestas y los que hoy son perredistas como ayer eran priístas y como mañana serán verdes o yunquistas—, de entrada, convencidos estaban, y así lo estaban haciendo sentir en sus primeras declaraciones, haciendo el juego a la usurpadora derecha, de que la consulta había sido un fracaso porque en el D.F. no habían votado tres millones de personas. Pero, el contagio gafe que aqueja a los panistas convirtió, en el éxito que es, la muestra, al exagerar queriéndola hacer pasar como su chabacana usurpación fecalista.
De ahí viene, de saberse gafe, el miedo que los acompaña. Exhibido, en el caso del gafe mayor, es decir: de Fecal, Calderón, Felipillo, etc., nombres todos con los que pasará a la historia el cabeza de la actual usurpación política. Exhibido, el miedo, en el despliegue de fuerza bruta que, de manera tan vergonzosa, a donde quiera que Calderón, asiste o viaja, lo acompaña.
No voy a cansarlos con los muchos datos que a estas alturas están cabalmente documentados, incluso en los medios a modo del sistema. Prueba sobre prueba que demuestran, sin dejar el menor resquicio de duda, que en México el único Presidente legítimo es AMLO y que Calderón es un usurpador que, al lado de Huerta, ya está ubicado por la historia.
Pero…la estupidez en la toma de decisiones de Calderón está demostrando que el individuo es un gafe del que tendrían todos que correr. Y ahí está como otro ejemplo Mouriño, quien de eminencia gris, con una estúpida decisión, pasó a ser exhibido como el corruptísimo individuo que es sin llegar a ser secretario de Gobernación.