Año 7, número 2447
Jueves 27, noviembre del año 2008
A querer o no, el que don Felipe Calderón haya defendido a ultranza a su amigo Genaro García Luna, aduciendo que lo conoce muy bien; y que si fue seleccionado para el cargo que evidentemente no ha desempeñado bien, fue por sus antecedentes de honestidad y honorabilidad; en vez de dignificar a la amistad, crea fuertes sospechas de complicidad.
Pues si a esas vamos (válgase la expresión) también los que colaboraban con el Secretario de Seguridad (hoy en medio de la turbulencia) supuestamente habían sido investigados a fondo; y más de alguno gozaba de la amistad y confianza de don Genaro.
Pero lo que no se puede hacer, es hablar de eficiencia. Sobre todo cuando sus altos mandos, o han sido ejecutados, o han salido sospechosos de pasarles información a los Cárteles.
Cabiendo comentar que el no haberse dado cuenta de las ilícitas actividades de sus colaboradores, de las que hoy se les acusa, no es, de ninguna manera, cumplir con la tarea.
Siendo pertinente comentar que aceptar un cargo para el que no se está debidamente preparado y por consiguiente no se puede desempeñar con resultados, es ineptitud y ésta también puede llamarse corrupción.
Por lo que, a querer o no, de una u otra manera, pero Genaro García Luna debe de dejar el cargo de la hoy vergonzante policía. A reserva de que las investigaciones (si es que se realizan) no lo hacen también partícipe de la enorme cantidad de dinero que los barones de la droga entregaban.
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