domingo, noviembre 16, 2008

"¡Es la representatividad, estupid@!"

Tal es la frase que debieran escribir, en el mejor estilo de Bart Simpson y Bill Clinton, aquellos(as) que ahora cuestionan el posible comportamiento de los votantes de izquierda en el 2009. La clave para entender ese comportamiento puede estar en la paulatina y continua pérdida de representatividad de los partidos de izquierda, relevantemente el PRD.

Los personajes “de izquierda” que han accedido a puestos de gobierno y de representación han renunciado, en los hechos, a ejercer la representación de sus miles, en algunos casos millones, de votantes de izquierda. En la práctica, y en el mejor de los casos, funcionan como gestores de los intereses del grupo en el que se apoyaron para ganarse su lugar en la lista pluri. Otros simplemente deciden representarse a sí mismos, y se ocupan en gestionar sus intereses privados (y a rescatar de barandilla a uno que otro conductor punible, que para eso se inventó la charola). Si acaso hay excepciones… la regla, ávida de confirmación, las anda buscando.

Los programas sociales implementados por Andrés Manuel en el DF son un referente incuestionable de que es posible gobernar en beneficio de sectores marginados. El éxito del liderazgo de López Obrador radica en que pudo demostrar, durante su gobierno, que se puede implementar una política diferente en beneficio de la sociedad. Es decir, que desde el gobierno se puede ejercer la representación de los intereses mayoritarios.

Por otro lado, la imagen de Cárdenas Batel garroteando y matando mineros es la más ilustrativa de que, desde la izquierda, se pueden administrar las políticas de la derecha. Representar los intereses de la derecha con el voto de la izquierda (¡Esas sí son chingaderas!). Desde luego que no es el único caso. ¿Alguien puede culparnos de no sentirnos representados en los patéticos chuchos sonorenses?¿Alguien podrá culparnos por negarles nuestro voto, so pretexto de que con ello estamos beneficiando a la derecha?

Pero la neochucha Mónica Soto dice que caemos en “las trampas del hígado y la frustración”. El asunto es en realidad muy simple. Si las listas de candidatos presentados por el PRD incluyen a personas que puedan ejercer una representación social amplia, más allá de los intereses de sus grupos y sus personas, podrán aspirar al voto unificado de la izquierda. De otra manera tendrán que pedirle a Bours, que ya bajó el porcentaje mínimo para acceder a la gran ubre del 3% al 1.5%, que le baje un poco más….al 0.5%, por ejemplo.

Martín Vélez


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