miércoles, diciembre 24, 2008

Editorial del Diario Libertad. Del consumismo..

Año 7, número 2473
Miércoles 24, diciembre del año 2008


Sin que aparentemente los ciudadanos tengan conciencia de la difícil crisis económica que ya atravesamos (ni de la que nos espera en un futuro nada lejano) abarrotan las tiendas y los centros vacacionales, gastando, como siempre se ha dicho de nuestros conciudadanos, el dinero que no tienen, para quedar bien con gente a la que no conocen. Lo que es terriblemente descriptivo

Pero algo debe de tener el pueblo mexicano, ampliamente conocido por el mundo entero por dejar propinas verdaderamente escandalosas; tal vez ligadas directamente con el esfuerzo que hacen sus turistas para ganar el dinero que de manera tan displicente gastan a manos llenas.

Las consecuencias de lo que nos va a suceder, están a la vista y de hecho todos sabemos intuitivamente lo que irremediablemente nos va a pasar.

En los primeros días de Enero se formarán colas enormes en el Monte de Piedad, honorable y antiquísima Institución que fundara don Pedro Romero de Terreros, y que ahora enfrenta una gran competencia.

Toda vez que siendo el buen negocio que es prestar dinero a réditos casi impagables, los negocios de este tipo han proliferado enormemente por todos lados, sin que a ciencia cierta se sepa quién y para qué han autorizado tantos más.

De nada le han servido a nuestro Pueblo las advertencias de los especialistas financieros y económicos, que ven el año entrante con verdadero recelo; vaticinando que será sumamente difícil para todos.

Pues la pérdida de empleos que ya se está viendo a gran escala, sin duda que dejará, a querer o no, una enorme secuela de delincuencia; que es donde se irán a refugiar todos aquellos que teniendo familia se queden sin dinero y por ende sin ingresos.

Pero parece ser que por el momento nada que se vea como futuro importa; a pesar de que el año entrante habrá de nueva cuenta elecciones, en las que seguramente el Pueblo volverá a ser defraudado.

Pues cuando las cosas suceden una vez, pueden o no volver a suceder; pero si suceden dos veces, se puede tener la seguridad de que sucederán de nueva cuenta. Y no podemos soslayar que en el 88 y en el 2006 ya nos hicieron topillo en las urnas.

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