viernes, enero 09, 2009

En voz alta. HAZ VALER LA BUROCRACIA



09 enero 2009
En voz alta

El ciudadanizado Instituto Federal Electoral de México, guardián de la transparencia en las votaciones, sin duda podría haber ganado el premio por el trámite más lento, engorroso, ineficiente y finalmente inútil de los miles que llenan los anales de la burocracia mexicana.

Consumidor ávido de una buena tajada del presupuesto que destina a procesos dispares, agendados con dispersión para tener al país en todo momento embarcado en algún tipo de elección, el IFE es modelo de torpeza, cerrazón, inieficiencia y corrupción, ya que sus consejeros, que ganan más que el mismisimo presidente de la república, se eligen por rigurosos dedazo y son parte de las cuotas de poder de los partidos políticos que emplean en promoción una cantidad ridícula de fondos que estarían mejor empleados en educación, salud o seguridad.

La democracia mexicana, incipiente e imperfecta, es encima de todo carísima y nos cuesta muchísimo no sólo en dinero sino en pérdida de tiempo ciudadano, debido a su ascendrado amor por los procedimientos burocráticos, que al final no conducen sino a violentar el ánimo de la ciudadanía, como por ejemplo, el numerito que acabamos colectivamente de protagonizar ya que el IFE determinó que habíamos de cambiar las credenciales de elector con miras al proceso federal para renovar la Cámara de Diputados o las elecciones locales en al menos 6 estados en este 2009.

Así las cosas, más de 20 millones de mexicanos fuimos bombardeados por un anuncio repetido hasta la nausea, que consistía en un estribillo sangrón que decía "Si es 03 renueva", esto para apuntar que si la credencial de elector estaba marcada en el reverso con un 03, expiraría este año que comienza y que tendríamos hasta el 15 de enero de plazo para realizar el trámite.

Abro un paréntesis para aclarar que la verdad de las cosas es que si nos interesa la mentada credencial y su vigencia, es porque en este país no existe un documento nacional de identidad, tal y como lo consigna la Constitución de 1917 ya que en todos estos años desde que se promulgó, las autoridades no se han puesto de acuerdo en como emitir un verdadero documento oficial de identificación y ha recaido en esta credencial para votar del IFE la tarea de fungir extraoficialmente como tal y te es solicitada para cualquier trámite. Por ello aseguro que si no sirviera para cambiar un cheque o pasar seguridad en un aeropuerto, muchos menos mexicanos estarían interesados en poseerla y no lo digo a la ligera, sólo baste ver el altísimo grado de abstención en los procesos electorales para captar que éstos realmente nos valen gorro, por muchos millones que se gasten en hacerles propaganda.

Así las cosas, tuve que ir al módulo del IFE a reponer mi credencial.
Entré a la página de ese instituto y apegada a los documentos que supuestamente solicitan, me apersoné en el módulo correspondiente sólo para encontrar a media mañana dos cuadras de fila.

Tras formarme y esperar casi dos horas, el lento avance comenzaba a hacer estragos en mi ánimo, pero amenazada con la fecha límite para reposición, supuestamente del 15 de enero, aguanté como las machas al rayo del sol. De pronto apareció un funcionario que revisó los papeles solicitados: acta de nacimiento original, comprobante de domicilio y una identificación "oficial" que en mi caso fue la credencial de la UNAM, asunto que tendría más adelante sus bemoles.


Este personaje tomó mis documentos y desapareció. Mientras tanto pudimos entretenernos con el patético espectáculo que montaron las gruas de tránsito, ésas que se rumora son concesión del hermano de Marcelo Ebrard, que como tiburones rondaban para arrastrar los autos que estaban por allí estacionados, violaran o no los espacios destinados para ello y que provocaban carreras por parte de sus propietarios émulos de Ana Guevara.

Otra hora más de fila y pudimos aproximarnos a la entrada de la casa que funge como sede de este módulo y que despedía olor a caño, humedad y suciedad y finalmente sentarnos en una destartalada banca a esperar que nos llamaran por nuestro nombre.
Cuando esto ocurría , pasabas a que te tomaran la foto para luego aproximarte a un empleado que con tus documentos en la mano supuestamente ya había vaciado tus datos, cosa que desde luego no sucedió.
Sin mirar siquiera el acta me pidió mis datos y me preguntó algunos que considero absurdos como el número de años que llevo de vivir en ese domicilio, mi ocupación, si trabajo por mi cuenta, etc. y que además se alcanzó la puntada de no aceptar mi credencial de estudiante de la UNAM porque dijo no tiene fecha de vencimiento y no es "oficial" pero si tomó la de la Biblioteca Central que no tiene fotografía digital ni sellos laser de seguridad.

Con la convicción de que podría haber dado cualquier cantidad de datos falsos sin que este mago de la burocracia lo notara, me topé con un raro incidente al lado ya que la "mujer" que se acababa de tomar la foto y lucía pesado maquillaje y amplio escote, resultó ser hombre, al menos eso decía su acta de nacimiento y los empleados del IFE debatían acaloradamente si permitir que se credencializara ya que la foto , así vista, correspondía a una mujer pero sus datos a los de un varón.

Tras cuatro horas perdidas, de las cuales al menos tres y media fortalecí los cuadriceps y pantorrillas al hacer fila parada, salí de allí con un papelito que es una muestra más de su ineficiencia, ya que éste me permitirá recoger la mentada credencial pero hasta dentro de un mes.
¡Un mes! así es, en esta época de comunicación instantánea, donde sacar una credencial aún con miles de candados de seguridad y código de barras como la de la UNAM tarda menos de un minuto, el IFE encontró como licitarle esta tarea a alguien que necesita un mes para un proceso muy simple, dando con ello una vuelta más a la noria de la ineficiencia.

Me cae que por eso estamos como estamos, instituciones como el IFE, cuyo lema es "Haz valer la democracia" se convierten en "Haz valer la burocracia" pero no contento con ser la muestra más palpable y patética de todo lo que odiamos y criticamos, es también el organismo que más fondos malgasta en asuntos que en nada nos benefician como nación y sociedad, y el dinero empleado en mantenerlo es casi tan inútil como el tirado en en IFAI, el Instituto Federal de Acceso a la Información que sólo tiene que etiquetar algun dato con reservado para pitorrearse de los ciudadanos que lo requieran y si no le pongo este ejemplo: Si usted pregunta cuantas giras hizo al lado de Marta Sahagún su amigo Gonzalo Bustamante, ése que le regaló el Jeep rojo a Vicente Fox, descubrirá que esa información está clasificada como secreta.

Y ya de pedir las declaraciones patrimoniales de Arturo Montiel, la certificación de los supuestos estudios de abogado de Peña Nieto en la Universidad Panamericana o las licitaciones asignadas a los hermanitos Bribiesca ya mejor ni hablamos.

Total, que México sigue siendo una pesadilla llena de trámites engorrosos, caros e inútiles porque ahora resulta que el IFE salió con la peregrina noticia que siempre no es necesario cambiar las credenciales y que su anuncio sangrón de "Si es 03 renueva" no era verdad.

A ver con que nos salen ahora que Marcelito Ebrard necesita hacer cochinito para el 2009 y descubrió que cobrando una nueva tarjeta de circulación sin la cual ya no podrás verificar, podrá hacerse de dinero fácil y rápidamente.

Si a ratas, rojas, azules, amarillas, de centro, derecha o izquierda, no hay quien nos gane....

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