jueves, abril 30, 2009

Columna Asimetrías ¿Está Enfermo el Presidente?





30 abril 2009



“De las 159 muertes atribuidas sin verificación alguna a la influenza porcino-humana en el mundo, unas 60 corresponden a México, pero en un planeta de siete mil millones de habitantes ello es difícilmente una epidemia o pandemia. El Presidente de la República está mal informado o, lo que es peor, es víctima de la desinformación y parece no saberlo”.

Ana Guadalupe Gasca.

I

Nadie dudaría la existencia y presencia atípica, no estacional, en México, del virus de la llamada influenza porcina o humana --identificado para mayor precisión por los científicos como A-H1N1--, pero lo que dudan e incluso cuestionan tirios y troyanos es su súbita aparición dicotómica epidémico-pandémica sin un proceso transicional de una condición a otra.

Y nadie dudaría que es deber ineludible del poder político de un Estado darse a la tarea de salirle al paso de inmediato a la aparición –por muy rara y atípica que fuere— de indicios de una plaga con el potencial de propagación contagiosa en la población .

Salirle al paso, sí, pero con datos objetivamente discernidos y verificada con rigor metodológico. Sin pálpitos. Pero no sólo eso: también es deber ineludible del poder político de un Estado no actuar precipitadamente, sin un diseño racional de una política orientada, primero, a confirmar con verismo exhaustivamente puntilloso la presencia y propagación de una plaga con potencial dañino y, luego, aprestarse estratégicamente a atender sus causas y efectos prospectivos.

Ello, que antojaríase fácil y elemental, requiere madurez de los personeros del poder político de dicho Estado para cerciorarse de varios imperativos insoslayables: saber exactamente y comprobadamente con qué se cuenta –infraestructura, suministros, apoyos logísticos,
etcétera—para librar la batalla en todos los frentes contra el potencial enemigo.

Toda doctrina defensiva, militar o civil, exige como condición indispensable y prioritaria, conocer al enemigo. Y resulta que los personeros panistas del poder político del Estado mexicano no saben, siquiera, cómo es ese enemigo, cuál su punto débil, sus vulnerabilidades y, notoriamente, si existe realmente o es lo que sesupone qué es o si llanamente no existe.

Hacerlo con esa precipitación improvisada descorre suspicazmente los velos que ocultarían los motivos reales y suelta los corceles sin brida de las especulaciones, atiza las fogaratas de la desinformación y, lo más grave, aterroriza a la población. Un enemigo mal dimensionado es un enemigo creado por uno mismo, más poderoso e incluso imbatible. El síndrome de Moctezuma.

II

¿Qué nos indicarían éstas reflexiones de lógica aristotélica básical? Que los personeros panistas del poder político del Estado mexicano o son ineptos –sus móviles son aviesos por omisión— o son perversamente aptos para cosechar los ubérrimos campos del oportunismo político aterrorizando a la población y acrecer mediante la corrupción sus tesauros particulares.

Fueren cuales fueren los móviles reales y veros de la conducta precipitada, inmadura y reactiva del jefe de los personeros panistas del poder político del Estado mexicano , Felpe Calderón es célebre por su “mecha corta” y bipolaridad y dado a escapismos entre sus allegados y no pocos periodistas que lo han seguido ocupacionalmente . Suele reaccionar impensadamente.

Diríase de otro estilo que don Felipe no mide anticipadamente las consecuencias de sus reacciones –irritadas o exultantes— ni calcula prospectivamente el alcance y efecto de sus decisiones personales y las que ha tomado investido como legislador, presidente de su partido
(el de Acción nacional), como secretario de despacho, y las que toma hoy como Presidente.

La administración sanitaria propiamente de la crisis de salud y el inepto manejo político del fenómeno por los personeros panistas del poder político del Estado mexicano raya, dicho con franqueza, en grotesca inmadurez y, señalado sin tapujos, como corrupción. Ese es el material genético de las dudas y escepticismos de muchos mexicanos.

Para empezar, el señor Calderón actuó atropelladamente , con prisas (se “aceleró”, dígase coloquialmente) al decretar –sí, decretar, con arreglo a las facultades que le otorga la Constitución-- una situación equivalente, en realidad, a un Estado de Excepción.

Esa precipitación e imprudencia del mandatario de facto muestra una capacidad de juicio muy cuestionable. Y por si ello fuese poco, identifícaríanse otras manifestaciones adicionales tan graves como la inmadurez y aptitud de discernimiento objetivo y falta de lucidez del Jefe del
Estado que, independientemente de su espuriedad, tiene el mando real del aparato administrativo-burocrático y coactivo/coercitivo, militar y policiaco, y el control de la violencia legal.

III

Esas otras manifestaciones son:

Una:
la inexistencia de una red de seguridad social, ya que, según el INEGI, 27 millones y pico de personas de la Población Económicamente Activa y sus familiares inmediatos –unos 60 millones más— no tienen acceso a los servicios médicos ni medicinas en el marco legal de las instituciones de salud pública federales y muy limitadas en los 31 Estados Unidos Mexicanos.

Con esa infraestructura tan deficiente y de cobertura tan limitada, los personeros panistas del poder político del Estado lisa y llanamente no midieron el alcance de sus decisiones ni tomaron en cuenta la escasa disponibilidad de recursos médicos –instalaciones, personal, etcétera-- y fármacos. Simplemente no estaban preparados para una decisión de tal magnitud.

Y otra: realizan una intensa campaña de difusión masiva, multimediática –el proverbial grito de “¡Ahí viene el lobo, escóndase todos!” que nunca apareció--, cuyo efecto ha sido haber
aterrorizado a la población, de por sí crispada y víctima de psicosis aguda e histeria por las crisis ocurrentes en lo económico, lo político y lo social. La “epidemia”-pandémica es hoy precipuo.

Todo ello es preocupante, pues nos dice mucho acerca del estado de salud mental del Presidente, sometido a las enormes presiones propias de su investidura y magnificadas éstas por saberse espurio y repudiado y sin legitimidad ni representatividad y preocupado, amén, por los
inminentes comicios; ésta, quiérase o no, es una presión principal y, por ende, mayor.

En esas elecciones, su partido marcha a la zaga y con pocas esperanzas de lograr mayoría en la Cámara de Diputados, lo cual sería esencial para consolidar el proyecto de nación bajo el modelo
económico y político del neoliberalismo que abandera don Felipe, pero que fue instaurado hace 27 años y cuatro meses por mandatarios surgidos del Partido Revolucionario Institucional.

Al cúmulo de presiones –como las del estado de salud mental del mandatario-- agregaríase otra que, aclárese, no es ya la secuela sanitaria y política, sino moral de la crisis de salud: ¿fue la
corrupción la que motivó también decretar una epidemia “pandémica” para justificar erogaciones billonarias en dólares en fármacos a favor de trasnacionales de Estados Unidos y Francia?

Tenemos un Presidente que, además de espurio, es inestable y bipolar y, temeríase, corrupto. Esos atributos mal distinguieron la idiosincrasia de sus predecesores Miguel de la Madrid, Carlos
Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox como ineptos, vendepatrias, corruptos e inestables (bipolares). El señor Fox, declarado oficialmente demente por El Vaticano, es ejemplo típico.

De la suspicacia de una enfermedad mental del presidente desprenderíanse moralejas: que cada candidato a cualesquier puestos de elección (como ocurre con los designados a cargos burocráticos de bajo y mediano niveles) presente certificados de su estado de salud mental a la hora de registrar sus candidaturas. Para bien de la salud mental de los mexicanos.

ffponte@gmail.com
http://www.faustofernandezponte.com/

Glosario:

INEGI: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.

Neoliberalismo: filosofía que preconiza la cesión de las potestades de un Estado en materia económica y social a empresarios. En México fue establecido de hecho en 1988, al iniciarse el sexenio de Miguel de la Madrid.

Pálpitos: presentimientos, corazobnaedas.

Poder político del Estado: según la Teoría de Estado prevaleciente, el poder político es uno de los elementos constitutivos de un Estado, siendo los otros el pueblo –el más importante--, la soberanía y el territorio.

Precipuo: principal, prioritario.

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