sábado, abril 18, 2009

Editorial

Año 6, número 2577
Sábado 18, abril del año 2009


Partiendo de la base de que los actos, sucesos y acontecimientos siempre tienen algo de bueno. Pues de hecho todo cuanto ocurre tiene invariablemente cuando menos dos caras que son antagónicas. Una es positiva y la otra negativa.

Que finalmente son las dos posiciones con las que se pueden ver y tomar los hechos; toda vez que lo que para unos puede ser bueno (positivo) para otros puede ser negativo, o malo.

Pero si algo en concreto podemos sacar de la visita del Presidente norteamericano en turno a nuestro México (o lo que queda de él)

Por un lado puede ser la desgracia, de que mediante una traición se ha llevado a cabo la entrega de la Patria (antes no le entregaron “Las Llaves”, repito “Las Llaves”, no “Las Naves”, eso hubiera sido demasiado doloroso)

Pero por otro lado se puede decir que fue sin derramamiento de sangre (con el que tenemos ya es suficiente) en una “Rendición de Terciopelo” sin combates y Generales (recordando la “Revolución de Terciopelo”) sin paralelo en la Historia.

Y si por un lado va a ser una monserga que en los oficios y trámites que se hagan en nuestro suelo tendrán que llevarse a cabo según los intereses y los modos norteamericanos. Los que cabría decir que ya son obsoletos, pues el repudio al liberalismo se generaliza cada vez más ¡hasta en los propios EEUU! a tal grado que se han vuelto banqueros.

Por otro lado tiene la ventaja de que en los oficios de queja e inconformidad que enviemos a nuestras Autoridades, como pueden ser los frecuentes lamentos contra la delincuencia organizada o no, se les puede agregar una copia más que diga.

C.c.p. Presidente Barak Hussein Obama.

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