lunes, abril 06, 2009

Columna Asimetrías. Microcosmos Mexicano



Por Fausto Fernández Ponte





06 abril 2009




"Para que la democracia sea verdadera deberá ser comunista y socialista, de lo contrario será simulación, como la mexicana".
Víctor Pérez Corona.


I

En reciente visita al Distrito Federal, este escribidor --quien desde los noventa vive en la ciudad portuaria de Veracruz-- vióse a sí mismo en un escenario urbano que describiría caleidoscópicamente las dimensiones precisas de nuestra realidad.

En un crucero vial importante, el de las avenidas Plutarco Elías Calles y Río Churubusco --frente a la sede delegacional de Iztacalco-- se exhibe con nitidez la composición de la naturaleza misma de la crisis que estruja con brutalidad a los mexicanos.

Allí, de las seis de la mañana a las 21 horas, se ganan la vida unas 35 personas que, tras pesquisa reporteril con muchas de ellas, representan a otras tantas familias nucleares y extendidas, muchas de las cuales habitan en partes distantes de la urbe.

En ese crucero pululan vendedores de periódicos y revistas, churreros, dulceros --con sus ofrecimientos de chocolates y muéganos, cacahuates y chicles--, gelatineros, limpiadores de parabrisas, pregoneros de tarjetas teleéfonicas, etcétera.

Entre esos 35 emprendedores y recursivos mexicanos figuran niños --de seis a 12 años--, adolescentes, adultos maduros y mayores hasta de 80 años de edad. Algunos de ellos, jóvenes incluso, tienen salud deteriorada o padecen defectos físicos.

En los sondeos someros realizados por el escribidor emerge un cuadro de verismos dramáticos: el denominador común es la baja escolaridad --educación primaria y secundaria inconclusa-- y niños que no asisten a la escuela.

II

A esa baja escolaridad --y por ende baja alfabetidad-- súmase una proclividad que antojaríase vocacional por una adhesión a teísmos cuyo eje icónico es la Virgen de Guadalupe, preñada por la energía metafísica que la hizo madre de Jesucristo.

Esa adhesión a convicciones teístas, empero, no oculta expresiones de descreímiento e incluso incredulidad. Uno de los niños que venden chicles, de nueve años, se persigna antes de acercarse al conductor de un vehículo que espera la luz verde del semáforo.

"Diosito me va a ayudar a que me compren los chicles", dice el niño. "Pero si no me ayuda, dice mi mamá que se vaya a la tiznada. A lo mejor la Virgencita sí me ayuda". La madre, al ver al escribidor conversar con el niño, se acerca y pregunta: "¿Va a comprar chicles?".

El escribidor le compra un chicle al niño. "¿No tiene trabajo?", se le pregunta a la mujer, mientras el chiquillo se aleja, hacia otro vehículo.. "¡Pues éste es mi trabajo!", responde ella. "En este momento estoy trabajando", explica, alejándose.

El gelatinero --un hombre cetrino, próximo a los 70 años de edad, risueño, se acerca a los vehículos durante el interludio fijado por el semáforo y ofrece la variedad de sabores de sus gelatinas que él mismo elabora desde la noche anterior en su casa. "A veces me va bien", dice.

"Y a veces me va mal, muy mal. Hay días que vendo 65 u 80 pesos, pero han habido días en que he vendido hasta 285 pesos. "¿Vives de vender gelatinas?", se le inquiere. "No", responde. "Mi mujer trabaja, pero no es suficiente. Nos acaban de cortar el servicio telefónico".

III

El gelatinero es un hombre que exuda buen humor, optimismo y, a la vez, hace gala de estar enterado de asuntos de economía, política y, desde luego, los problemas de México, la crisis rampante y la ineptitud y corrupción de los gobernantes, emopezando por "El Espurio".

El espurio es, ya lo habría adivinado el caro leyente, el Presidente de Facto Felipe Calderón, a quien califica con ironía como El Presidente del Desempleo". Informa tener una hija en pasantía de medicina, con un promisorio futuro. "Yo perdí mi empleo hace dos años", informa.

Por el crucero circulan toda clase de vehículos --desde los destartalados hasta los de lujo, así como microbuses y tráileres-- y, al decir de otros vendedores, "trabajamos en un lugar malsano, peligroso e inseguro". Otro, un anciano, dice: "Estoy enfermo del pulmón".

Los contrastes son agudos, en alto relieve. El telón de fondo recoge esperanzas y desesperanzas de esas 35 personas que son un microcosmos del México que, colocadas por la crisis (y los causantes de ésta) entre la espada y la pared, ellos representan fielmente.

"Yo tengo 20 años aquí", dice una vendedora. "Antes no éramos tantos, sino cuatro ó cinco, y ya me parecían muchos. Pero desde hace un año, dos años, ahora somos más". Esa densidad tiene secuelas: "La convivencia entre nosotros es difícil; hay más competencia, peleamos".

"¿Por quién vas a votar?", pregunta el escribidor a un hombre cincuentón, vendedor también. "Por el PRI", contesta. "¿Por qué?" "Pues porque son ladrones, pero no pendejos; en el PAN y el PRD son pendejos y ladrones". Hace una pausa. "Pero ni Dios nos sacará de la crisis".

ffponte@gmail.com

Glosario:

Somero: Superficial o leve.

Teísmos: Referente o relativo a Dios.

Verismo: Verdadero.

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