jueves, mayo 21, 2009

Columna Asimetrías. El Dictador y el Jefe Máximo




21 mayo 2009

“Carlos Salinas es el capo”.

Manuel Bartlett.

I

Aparentemente, la ciudadanía ignora ciertas realidades cinceladas a contrapelo de sus intereses por los personeros priístas, panistas, perredistas, “verdes” y “convergentes”, petistas y de otros partidos políticos que son negocios particulares. Pero no.

Y no. Ni las ignora ni las desestima. Están presentes en la cotidianidad de la vida societal. Permanecen como bajorrelieves en la psique colectiva y determinan, en el inconsciente social, decisiones que, siendo individuales, son también genéricas.

Caso en punto: la permanencia del Decreto Presidencial expedido el 2 de abrilpasado y vigente desde el 25 de dicho mes, por el cual se establece en México, inconstitucionalmente, un Estado de Excepción.

El móvil oficial de ese Estado de Excepción es que la vertiente ejecutiva del poder político del Estado mexicano –dominada por epígonos del Partido (de) Acción Nacional-- requería de aquél para enfrentar la amenaza del virus A/H1N1.

Ese móvil –justificación leguleyamente alambicada pero a la vez grotesca-- del Decreto Presidencial convirtió al titular de facto del Poder Ejecutivo en un dictador de hecho, con facultades metaconstitucionales que son, ¡oh, paradoja!, inconstitucionales.

El Decreto no ha sido derogado semanas después de concluida también por decreto la alerta con respecto a una potencial epidemia de la acción del citado virus, llamado así mismo, primero, de “influenza porcina” y, hoy, de “influenza humana”.

Existe, pues, un Estado de Excepción equivalente a una dictadura en lo que toca a moral y ética de los derechos políticos, establecido por fiat no sólo con propósitos logístico-operativos propiamente, sino disuasivos mediante amenazas.

II

Sí, pero disuadir ¿a quiénes? Disuadir es un verbo de origen latino que en lengua castellana significa inducir, mover a alguien a mudar de dictamen o desistir de un propósito. Tiene al menos 18 sinónimos, entre ellos desmotivar y persuadir.

Se disuade desmotivando y persuadiendo –convenciendo—no necesariamente mediante la esgrima dialéctica y de filigrana de razonamientos, sino mediante la amenaza implícita o explícita de consecuencias desagradables a los renuentes.

Y esos renuentes serían –son-- los simpatizantes, promotores y participantes de manifestaciones de discrepancia y disidencia social organizada, nutridas por el descontento y la frustración –si no es que también la enajenación— de millones.

En ese contexto manifiéstase por azares y accidentes coyunturales e históricos y avatares devenidos de la descomposición del poder político del Estado mexicano otro hito paralelo: la identificación de la figura del Jefe Maximo, con potestades fácticas.

Cierto. El dictador –representado en la figura del Presidente Felipe Calderón, cuya investidura es considerada espuria por millones de sus conciudadanos-- no está solo, pues tiene la compañía de un par fáctico, el ex Presidente Carlos Salinas de Gortari.

Don Felipe, emblematiza de hecho el poder formal –la jefatura dual, dicotómica, omnipoderosa, del Gobierno y del Estado—y, otro, don Carlos, hombre con “voluntad de poder” (así lo define el señor Bartlett) y “El Jefe” de todos los jefes.

Ambos mandan. Don Felipe tiene el mando formal, oficial, vero, del aparato coactivo y coercitivo –violencia legal-- del Estado, pero comparte con don Carlos gajes de otra potestad, ésta informal, que también coacciona y exacciona, el de las complicidades.

III

Ésta es, en realidad, una red de tejido muy fino, que actúa bajo la guisa de una organización suelta, flexible, sin rigideces operativas ni camisas de fuerza institucionales. Sería equiparable a una organización del crimen organizado.

El Presidente y el Jefe Máximo tienen cotos propios y ejercen sus derechos de pernada política respectivos sin contradecirse ni incurrir en desafíos inferidos ni en desatinos tácticos, pues sus intereses se traslapan y entreveran inextricablemente.

Cada quien manda en su ínsula, siendo la del señor Calderón mucho más barataria –supuesta— que la del señor Salinas, quien es el centro estratégico de un imperio invisible de connivencias y conchabanzas cohesionadas por ambiciones de poder.

Así, El Dictador –sería más exacto llamarlo El Dictadorzuelo— es la cabeza de una facción de personeros del poder político del Estado mexicano, la panista, instalada en la rama ejecutiva mediante el fraude electoral de 2006.

El Jefe Máximo es el “facilitador” –así se define a sí mismo— de la facción de personeros del poder político del Estado que domina, de hecho, en la rama legislativa y el partido político, el PRI, que, en el sistema electoral mexicano a modo, los instaló allí.

Cada una de esas facciones –que no pocos identifican como la mafia o el hampa de la política-- en el poder político del Estado mexicano tiene territorios y soberanías, vedas y hasta valladares, pero los cohesionan sus similitudes ideológicas y, ergo, sus intereses.

Ideología e intereses son compartidos. Por ello, elegir a un priísta es equivalente a elegir un panista y /o viceversa. Uno y otro –ambos-- son los causantes de 27 años de crisis ya en condición de dramática y lacerante y muy peligrosa debacle.

¿Y el PRD? ¿Los demás partidos políticos? Actores menores todos con papeles de comparsas y hasta de claque útil hambrientos de migajas del poder –traducidas en sinecuras, dinero y prebendas— e invitados de piedra al convite del antiMéxico..

ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte.com

Glosario:

AntiMéxico: el prefijo anti se usa también como adjetivo. Opuesto, contrario.

Barataria: territorio o provincia o país imaginario, sin importancia. Sancho Panza, el escudero de don Quijote, fue gobernador de la Ínsula Barataria.

Claque: grupo de personas que asisten a un espectáculo o cualquier acto público con el fin de aplaudir en un momentos señalados.

Conchabanzas: complicidades. Acomodación conveniente de una persona en alguna parte.

Epígonos: emuladores, seguidores, partidarios.

Fiat: decreto autoritario, que no se discute.

Sinecuras: beneficios, lucros, canonjías.

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