domingo, mayo 31, 2009

La impunidad a terroristas en Estados Unidos

Eduardo Santana Castellón, Ph.D.

Salpica a todos

Cuba es posiblemente el país del Hemisferio Occidental que mejor conoce en carne propia las repercusiones del terrorismo, y las cifras son impresionantes (ver listado de acciones terroristas por año en http://www.antiterroristas.cu, y en http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/cdh61/condene/index.html). Desde 1959 hasta 2005 el gobierno cubano, cuyas estadísticas generalmente se han confirmado como fidedignas cada vez que se hacen evaluaciones independientes, reporta más de 500 acciones terroristas contra Cuba, la mayoría asociadas con individuos e instituciones que formaron parte de la guerra sucia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos (EEUU) contra Cuba. Los atentados terroristas hirieron a unas 2,099 personas y causaron la muerte a otras 3,478 de diferentes nacionalidades. Los actos, muchos comprobados por el propio Congreso de los EEUU, incluyendo las epidemias posiblemente causadas por el terrorismo biológico (dengue, virus de la fiebre porcina, virus del azúcar y del tabaco) incluyen además de las pérdidas agrícolas y el sacrificio de medio millón de animales, la hospitalización de 116,143 personas, de las cuales 101 niños y 57 adultos murieron. Aunado a esto el bloqueo político-económico impuesto por los Estados Unidos a Cuba le ha costado a Cuba unos 93,000 millones de dólares, pero también se estima que le cuesta a los propios EEUU unos 5,000 millones de dólares anualmente (ver fuentes del propio Congreso de los EE.UU. en http://www.gwu.edu/~nsarchiv/, http://www.gpoaccess.gov/chearings/index.html, http://www.aarclibrary.org/publib/contents/church/contents_church_reports.htm, y análisis del gobierno cubano en http://www.cubaminrex.cu/Enfoques/terrorismo_contra%20cuba.htmn, http://www.cubavsbloqueo.cu/informe2008/index.html).
Las organizaciones terroristas de cubanos exilados, si bien tienen motivaciones propias por ser los sectores perdedores de la Revolución cubana, organizativamente tienen su origen en los programas creados por Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los EEUU al inicio de la década de los 60s para realizar acciones de sabotaje y terrorismo contra Cuba (ver listado de organizaciones terroristas y sus atentados en todo el mundo en http://www.antiterroristas.cu). Muchos de estos individuos, algunos con comprobado historial delictivo, representaban los sectores más nefastos de la dictadura de Fulgencio Batista, derrocado por la Revolución Cubana. Participaron en programas como la Invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos) y la Operación Mangosta que fueron dirigidas desde la estación de inteligencia de la CIA JMWave. En su momento JMWave fue la mayor estación de la CIA en el mundo, con más de 2000 cubanos y 600 estadounidenses en nómina y otros tantos asociados a diversas operaciones clandestinas. Operaba a través de decenas de empresas falsas que algunos consideran ayudaron a reactivar la economía del Sur de la Florida. Una vez que a finales de la década de los 60s, y después de la crisis de los misiles, EEUU es obligado a descartar su objetivo de invasión a Cuba, se desmantelan muchos de los grupos clandestinos. De esta forma, muchos elementos cubano-estadounidenses entrenados en terrorismo se fueron “por la libre” y organizaron negocios lucrativos (y en muchos casos fraudulentos) para recaudar fondos para “liberar” a Cuba y financiar sus acciones violentas contra ese país. Algunos se dedicaron al tráfico de drogas y de armas utilizando los vínculos que habían establecido cuando colaboraban con la CIA. Los Estados Unidos toleraron las actividades de estos grupos debido a que coincidía con su política de destrucción del gobierno cubano y su deseo de que se mantuvieran en secreto las acciones turbias de la CIA en las que habían participado anteriormente. Grupos como Omega 7, CORU, Alfa 66 y Abdala ejecutaron innumerables asesinatos y atentados dinamiteros, incluyendo en 1976 la horrible explosión en pleno vuelo de un avión de pasajeros de Cubana de Aviación en Barbados.
Pero la política belicista de los EEUU hacia Cuba, definida en parte por las presiones de los grupos cubano-estadounidenses derechistas de la Florida, finalmente tuvo repercusiones negativas para los propios EEUU y otros países. Sólo en la ciudad de Miami, el periodista Jim Mullin del Miami New Times ha documentado unos 68 actos de terrorismo, asesinatos o violencia política causados por los grupos cubano-estadounidenses. El impacto del terrorismo fomentado por los Estados Unidos hacia Cuba también se ha evidenciado en otros sucesos notables de la historia de ese país.
Los agentes “plomeros” de Watergate que causaron el histórico juicio político para la destitución del presidente estadounidense Richard Nixon fueron los cubano-estadounidenses Eugenio Martínez, Virgilio González, Felipe De Diego y Reinaldo Picó, entrenados por la CIA. Los cubanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, Pedro Luis Díaz Lanz, Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, Eladio del Valle y Herminio Díaz, fueron vinculados al asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963, caso que no ha sido aún esclarecido satisfactoriamente. Uno de los primeros asesinatos políticos ejecutado con coche-bomba en Washington D.C. que causó la muerte al ex Canciller chileno Orlando Letelier y su secretaria estadounidense Ronnie Moffit, fue organizado por el gobierno del dictador Augusto Pinochet y perpetrado por los cubano-estadounidenses José Dionisio Suárez, los hermanos Ignacio y Guillermo Novo Sampoll, Virgilio Paz Romero y Alvin Ross Díaz, todos entrenados por la CIA. El primer caso terrorista de aviación civil en el hemisferio Occidental, la explosión en 1976 en Barbados del avión de Cubana de Aviación que causó la muerte a sus 73 pasajeros incluyendo el equipo nacional juvenil de esgrima, fue organizado por Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, ambos entrenados por la CIA para perpetrar acciones terroristas contra Cuba. El escándalo Irán-Contra, que tambaleó al gobierno de George Bush padre cuando se descubrió que vendía ilegalmente armas a Irán y hacía acuerdos con los cárteles de droga para operar actividades terroristas de la Contra-revolución en la Nicaragua sandinista, fue operado por los cubano-estadounidenses Luis Posada Carriles y Félix Rodríguez Mendigutía (este último estuvo presente y transmitió la orden de asesinar al Comandante Ernesto Che Guevara en Bolivia). En el año 2000, las autoridades panameñas capturan a cuatro cubanos terroristas, Luis Posada Carriles, Gaspar Jiménez Escobedo, Guillermo Novo Sampoll y Pedro Ramón Rodríguez por intentar explotar una bomba en el paraninfo de la Universidad de Panamá, repleto de estudiantes y maestros, durante una conferencia del Presidente de Cuba, Fidel Castro, en el marco de la X Cumbre Iberoamericana.
Como se puede ver los grupos terroristas no se han limitado ha atacar objetivos o funcionarios del gobierno cubano, en general han actuado en contra de cualquiera que fomente iniciativas que promuevan la normalización de las relaciones entre los EEUU y Cuba. La normalización de las relaciones entre estos países significa la muerte económica y política de sus organizaciones y su modus vivendi. Por esta razón en 1979, al inicio del diálogo entre el gobierno cubano y la emigración, a individuos como Carlos Muñiz Varela en Puerto Rico y Eulalio Negrín en Nueva Jersey, que promovían viajes a Cuba y la reunificación familiar.
La gran mayoría de los casos terroristas han quedado impunes, y en muchos de los casos en que los culpables fueron condenados por la justicia estadounidenses, las administraciones republicanas de ese país han indultado o reducido la sentencia a los culpables. En Panamá los cuatro terroristas que pretendía hacer explotar una bomba en la Uniersidad de ese país, fueron indultados por la Presidenta Mireya Moscoso pocos días antes de concluir su mandato; al parecer producto de gestiones de exilados cubanos y el propio gobierno estadounidense. El año pasado la Suprema Corte de Justicia de Panamá declaró inconstitucional el indulto, pero los asesinos ya se encuentran libres en los EE.UU. En contraste, los cinco agentes cubanos que durante varios años penetraron organizaciones terroristas en la Florida y generaron información que ayudó tanto a las autoridades cubanas como las a estadounidenses a prevenir acciones ilegales: Gerardo Hernández, René González, Ramón Labaino, Antonio Guerrero y Fernando González llevan casi 11 años de largas sentencias encarcelados en EEUU en espera de la apelación de su sentencia ante la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos.
El terrorismo de los grupos cubano-estadounidense afecta a muchos más países que los dos en conflicto. Más de 30 países han sufrido los efectos de esta violencia, ya sean por atentados terroristas perpetrados en su territorio, o por ataques a sus sedes consulares y diplomáticas, o a sus connacionales que se relacionan con Cuba. La propia Ley estadounidense Helms-Burton promovida en EEUU por los cubano-estadounidenses de derecha en Miami y que penaliza a los empresarios de cualquier país que comercien con Cuba tiene un efecto extraterritorial en todos los países del planeta. México no ha sido inmune a esta situación.
La ley extraterritorial Helms-Burton fue una de las causas por las que México perdiera su prominente tercer lugar como país con mayor comercio económico con Cuba y actualmente ni siquiera figure entre los primeros diez, perdiendo así empleos y el liderazgo económico-político que antes tenía en el Caribe. Un resumen de las actividades terroristas cubano-americanas en México de 1966 a 1997 (Blanche Pietri, La Jornada 18/04/04) incluye: 18 atentados con explosivos, 4 asesinatos o intentos de asesinatos, y numerosas amenazas contra personal de agencias de viajes, aerolíneas, teatros y consulados. Inclusive documenta una amenaza de muerte del terrorista Orlando Bosch al presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz. Los mexicanos también son reclutados al terrorismo, como cuando en 1993 Mario García Ruvalcaba, quien ingresó a Cuba con dos granadas y propaganda del grupo violento Alfa 66, pero fue detenido antes de que actuara. Resalta entre los atentados en México el asesinato en 1976 del técnico pesquero Artagnan Díaz durante el plagio fallido del cónsul de Cuba en Mérida. Si bien el asesino Gaspar Jiménez Escobedo, integrante del grupo terrorista CORU, fue capturado y encarcelado por las autoridades mexicanas, a los pocos meses se escapó con ayuda de personal de la prisión y vive ahora tranquilo en los EEUU.
Actualmente numerosas investigaciones y declaraciones de expertos publicadas en periódicos nacionales y extranjeros, entre los cuales resalta POR ESTO!, asocian a individuos que han estado vinculados a organizaciones contrarrevolucionarias como la Fundación Nacional Cubano-Americana con el Cartel del Golfo y el grupo paramilitar “Los Zetas” en el lucrativo tráfico de indocumentados cubanos. Este tráfico es generado por la Ley Estadounidense de Ajuste Cubano que tiene el objetivo de fomentar la emigración de Cuba y por la política de “pie mojado, pie seco” que inauditamente (y a diferencia de la aplicada a todos los otros países latinoamericanos) le otorga asilo a cualquier cubano que pueda burlar su frontera y llegar a territorio estadounidense (los capturados en el mar son devueltos a Cuba, de ahí su peculiar nombre).
Estos grupos cubano-estadounidenses también participan en la península de Yucatán en actividades delictivas como el secuestro, la trata de blancas y el narcotráfico según documentan diversos rotativos. Durante los últimos tres años, producto de guerras internas entre estas mafias, han sido asesinados o detenidos en Yucatán y Quintana Roo al menos doce criminales de origen cubano. Dos casos ejemplifican el nivel de corrupción promovido en México por estos grupos. El “terrorista más peligroso de América” Luis Posada Carriles (quien voló el avión civil en Barbados, colocó bombas en hoteles de La Habana que mataron a un turista italiano y trató de detonar una bomba en el Paraninfo de la Universidad de Panamá) penetró a México por Belice en el año 2005, se trasladó por tierra a Cancún, y salió del país por Isla Mujeres rumbo a Miami sin que fuera detectado. La presencia en México de este terrorista fue documentada por el rotativo POR ESTO! y ha sido reconocida oficialmente por los gobiernos de Cuba y los EEUU, pero no aún por el de México. El otro caso ocurrió en el 2008 cuando, en contubernio con personal del Instituto Nacional de Inmigración, sicarios secuestraron un autobús que trasladaba a 33 cubanos indocumentados entre Yucatán y Chiapas. Los cubanos aparecieron unas semanas después en los EEUU.
Los demonios creados por la CIA andan sueltos. La violencia contra Cuba promovida por la CIA se le ha revertido a los EEUU y además afecta a muchos otros países. El presionar para que los EEUU no proteja terroristas en su territorio y los lleve ante la justicia será un paso positivo para todos los países que se han visto afectado por estos crímenes, incluyendo para el propio país que los engendró.

*Eduardo Santana Castellón es catedrático distinguido de la Universidad de Guadalajara, México.

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