sábado, junio 13, 2009

Subrogaciones y ofensas



Las guarderías infantiles del Seguro Social son las mejores de México. Desde el diseño arquitectónico hasta la capacitación del personal, no hay algo mejor. Pero las guarderías subrogadas del Seguro Social, aquellas que son instaladas por influyentes que consiguen que el IMSS les pague por guardar niños, se encuentran entre las peores. ¿Por qué?
La respuesta es muy sencilla. Los gobiernos priistas y, después, panistas, han considerado que el Seguro Social no debe construir y administrar guarderías infantiles porque son muy “caras”, tanto que son muy buenas.


En especial, se trata de disminuir el número de trabajadores del IMSS, considerados como demasiado onerosos para el Estado y, por tanto, ingratos e indeseables. Se ha optado por la salida fraudulenta: firmar contratos con influyentes que dicen saber del cuidado y educación en el nivel de temprana edad. Todo eso no es más que negocio y negocio, donde los que menos importan son los derechohabientes y sus hijos.
La tragedia de Hermosillo es resultado de una política de desmantelamiento de lo público, privatización de funciones de las instituciones sociales, promoción de negocios entre los amigos y amigas, degradación de la calidad de los servicios y corrupción de las políticas públicas.
No lo digo hoy, ante la tragedia, sino que he votado durante años en contra de las subrogaciones, verdaderos atracos.
Las autoridades municipales de Hermosillo son también responsables de haber autorizado un establecimiento para la atención de niños y niñas, quienes no se pueden mover solos, en un lugar por completo inadecuado. No les importa nada. Además, no había en el lugar ningún control de protección civil, responsabilidad tanto de las autoridades del IMSS como de las del estado de Sonora.
Ahora, Calderón quiere cárceles privadas. Esos reclusorios son los de mayor violencia en Estados Unidos. Además, no son cárceles sino empresas privadas donde los presos no son trabajadores, carecen de todos los derechos laborales, son esclavos. Ah, pero ¡qué buenos negocios! Vimos una serie de HBO, producida por Argos, sobre una cárcel de mujeres llamada Capadocia: habría que enviarle una copia a Calderón, aunque no tendría, creo, el menor efecto.
El problema de las cárceles mexicanas es inmenso, tanto en las “normales” como en las de “alta seguridad”. El Chapo se fue de una de éstas el día que quiso. Pero la privatización no va a resolver el problema sino que lo va a agudizar. La cárcel-taller tiene que ser una solución de la esfera de lo público, tal como la cárcel-escuela. Llamar a los empresarios privados a hacerse cargo de las prisiones es como llamar a los pseudo educadores a tomar las guarderías. Ya lo hemos visto, ¿quieren más?
Por cierto, ese sistema de subrogaciones no sólo funciona en el IMSS sino también en el gobierno federal, en especial en la Sedesol con más de ocho mil. Las guarderías de las que tanto presume el PAN en sus anuncios electorales son subrogaciones a través de las cuales el gobierno se quita un problema, abarata costos y promueve negocios privados. Todo, sin importar la pésima calidad de los servicios. La destitución del delegado del IMSS tendría que continuar hasta arriba, pues el de Sonora no era más que un funcionario medio. No basta el minuto de silencio guardado ritualmente en las instituciones del Estado, hace falta el valor de decir que basta de negocios sucios y degeneración política. ¡Cuán ilustrativo de todo esto es el falso dolor expresado por Calderón!
pgomez@milenio.com

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