martes, junio 30, 2009

Televisa se incomoda



La empresa de medios más poderosa del país, la que durante años se declaró aliada del gobierno en turno, la que se acomoda a los cambios gubernamentales según se abran las arcas en sostén del negocio o las leyes para apuntalarla, aquella en cuyas ondas y pantallas se ensalza, denuesta, calumnia o hace el vacío y el silencio con total impunidad, hoy “fija una postura para que la audiencia no esté sujeta a la manipulación interesada”. Televisa paga planas enteras en los periódicos para asegurar que Carmen Aristegui y Jenaro Villamil mienten respecto de su grupo empresarial. ¿Y cuáles son esas mentiras que tanto ofenden el honor de la compañía de Azcárraga Jean?El periodista de Proceso Jenaro Villamil ha publicado un libro titulado Si yo fuera presidente. El reality show de Peña Nieto. En éste exhibe el despliegue mediático del político mexiquense y el contubernio con las televisoras, en especial con Televisa. Con datos, cifras y fuentes, se pone en claro lo que es del dominio público. Cualquiera que esté atento a los medios puede percibir sin mayor análisis el despliegue de propaganda y publicidad a favor de Peña Nieto. Y también es evidente que las televisoras no son casas de beneficencia y cobran caro sus favores.Sin embargo, Televisa quiere desmentir a Villamil en sus cifras, pero no proporciona otras en su descargo. Asegura la falsedad de la existencia de estructuras paralelas, del monto de las acciones de Roberto Hernández en la empresa y de la asesoría de Salinas de Gortari, el cual habría sido presentado como tal ante el Consejo de Administración. Se atreve a negar que la cobertura informativa a favor de Peña Nieto sea “anómala” por excesiva. Se dice preocupada porque la gente tenga “un verdadero acceso a la información plural”.La carta a plana entera no es un desmentido con sustento. No se presenta el organigrama ni se dan datos oficiales de los accionistas, tampoco se proporciona el contrato con Peña Nieto ni los tiempos de pantalla de este último en sus noticiarios. Se dice que no es cierto y punto. Y como siempre dice la verdad, hay que creerle aun sin pruebas.Carmen Aristegui se atreve a entrevistar a Villamil, difundiendo por la radio a un público muy amplio la estrategia de Peña Nieto. Y por tanto Televisa se incomoda con la comunicadora, quien antes le aportó rating a la XEW. En el desplegado, el grupo empresarial arremete en su contra, dando cifras de pérdidas millonarias, siendo éstas la razón de haberla despedido. Esas afirmaciones ya las habían hecho, y puede creerlas quien comulgue con ruedas de molino.Para concluir, Televisa se enreda y se mete en una trampa. Le da la razón a Andrés Manuel López Obrador en su carta de reclamo a Proceso: “El propósito de estas líneas es expresar mi desacuerdo con la actitud de los duendes que existen en Proceso… mi crítica va dirigida a quienes, invocando una supuesta pluralidad, nos calumnian”, para concluir que “Villamil es uno de esos duendes, que hacen de la calumnia un oficio”. Al mismo tiempo, le niegan la entrada a AMLO a Televisa para que entregue una carta en la que reclama la falta de objetividad de la empresa.Paralelamente, la televisora se ocupa en desatar una campaña contra el tabasqueño por el asunto de las candidaturas en Iztapalapa.Es decir, al tiempo que lo golpea, usa sus dichos para golpear a Proceso.En papel de víctima señala: “Carmen Aristegui ha hecho de la diatriba a Televisa su modus vivendi” y “Villamil lleva años difamando a Televisa por cuenta y orden de la revista Proceso”. Claro, Televisa no había desmentido a Villamil ni a Proceso antes porque es muy tolerante, pero ya se le acabó la paciencia.El trasfondo de esta controversia se encuentra en la delicada situación política por la que atraviesa el país. El autoritarismo y las involuciones en materia de libertades públicas se manifiestan todos los días. La carta de Televisa es un aviso más de lo que puede estar gestándose.

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