jueves, julio 30, 2009

Columna Asimetrías ¿Desenlaces Inevitables?





30 julio 2009


“El gobierno panista rehúye asumirse como gobierno”.

José Blanco.

I

Cada día, desde el primero de diciembre de 2006, ocho mil 200 mexicanos trasponen el umbral de la pobreza y se instalan en ella, contrario a su albedrío, forzadamente. A resultas, a la data de hoy el total es de unos seis millones aproximadamente.

El cálculo es dramáticamente espectacular por sí mismo, consignado en reciente pesquisa y estudio del Centro de Estudios de Finanzas Públicas, intitulado “La evolución de los precios de la canasta básica y su impacto en salarios y empleo”.

Tan sólo en lo que va del año, los precios de los alimentos han aumentado ¡135 por ciento! por encima de la inflación, lo que significa que si ésta, que es de casi el 6 por ciento, se suma a aquél incremento, el total es de casi 141 por ciento. ¡Qué terrible!

Esa cifra define también, por añadidura, lo que está ocurriendo en México: la desintegración del tejido socioeconómico y del andamiaje político-cultural de un país cuyo recurso natural más importante y estratégico, el humano, sufre desperdicio avieso.

Ese desperdicio antójase criminal, por antisocietal, si lo definimos como secuela de la comisión impune y cínica de delitos inequívocamente tipificados y moral y éticamente definidos en el marco filosófico, ideológico y político de la historia de México.

Es más, pudiérese decir sin incurrir en hipérbole que desde los paradigmas, parámetros y axiomas y hasta la pedagogía de la economía política y la teoría económica del capitalismo neoliberal prevaleciente aquí, es una aberración colosal.

Esos seis millones de nuevos pobres se han sumado a muchos otros millones de connacionales que antes de la fecha estaban ya insertos en un estado de pobreza histórico en gradación variopinta –que abarca la miseria— y viven en tal degradación.

II

Esa degradación equivale a un cautiverio con dialéctica propia. Los pobres de reciente cuño calderonista y los pobres constituidos durante los sexenios de Vicente Fox y su predecesor Ernesto Zedillo conjúntase con los pobres históricos de México.

Estos últimos son los de siempre, producidos por las formas de organización económica desde 1946, en el alemanismo coincidente con la fundación vera del Partido Revolucionario Institucional y, luego, en 1982, tras cambiar de piel, el neoliberalismo.

El neoliberalismo fue abrazado unilateralmente en ese año, sin consulta con la ciudadanía y ante el entusiasmo de la oligarquía de ese entonces, mutando por fiat presidencial una economía laxamente considerada mixta por la actual, la salvaje.

Hace 27 años, el Presidente de la República –Miguel de la Madrid, de tristísima memoria y humillante servilismo ante el maximato político del salinismo que se vive en México--, se gestó ésta fase ocurrente, muy aguda, de la debacle de hoy.

La debacle es sufrida por todos los mexicanos, en particular 1) los depauperados históricos, 2) los devenidos de los sexenios zedillista y foxista, y 3) los recién arribados a tal situación por la cortedad de miras y brevedad intelectual de Felipe Calderón.

Ese denso conglomerado de mexicanos sumarían, según el maquillaje gubernamental, unos 60 millones de personas, pero cifras más confiables (como las exhibidas por Julio Boltvinik) acusam verismo: unos 80 millones viven en pobreza.

¿Qué nos indica ello? Mucho. No se requiere de conocimientos académicos, sino únicamente elementales, para discernir la magnitud y atributos monstruosos de ese hecho insoslayable: La cifra mueve a espeluzno. Es, por sí, un vector de terror.

III

Terror económico, cuya naturaleza yacente no es ajena al político. En un país como México, de unos 107 millones (110, según la prospectiva) de habitantes, en donde 80 millonee de éstos viven en pobreza y en miseria, el potencial de inestabilidad es enorme.

Toda inestabilidad tiene fuerzas internas que interactúan –en lo que es una de las definiciones de la dialéctica-- y su tránsito a la ingobernabilidad es, si desatendida, casi simultánea. Inestabilidad e ingobernabilidad se entreveran y traslapan.

Y ya estamos en la ingobernabilidad plena, imparable, en ruta hacia un destino de desintegración del poder político del Estado mexicano y, por contagio, de éste mismo. La pobreza es un indicador de tal desintegración; la ingobernabilidad, otro.

En México ejercen poderes fácticos los siguientes:

Uno, las las organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, que incluso realizan obra pública y proveen sociales, tal como lo denunció una funcionaria del gobierno del Estado de Veracruz, Nohemí Quirasco.

Otro, el que se representa en el maximato político-económico del exPresidente Carlos Salinas, cuya influencia trasciende los confines del PRI y se advierte en los de los partidos (de) Acción Nacional y de la Revolución Democrática y otras facciones.

Y un tercero, el que se configura con el llamado Gobierno Legítimo de México, que preside Andrés Manuel López Obrador , sustentado sobre una base documentada, debidamente afiliada, de millones de militantes del Movimiento de Resistencia Civil.

Otro más, los gobernadores de algunos Estados que, sin adhesión de ninguna especie ni clase al titular del Pacto Federal --el señor Calderón-- son sátrapas feudales y de horca y cuchillo, en alianza tácita o actual con los cárteles del “narcotráfico”.

Uno más: el zapatismo indígena y sus variantes en Chiapas y algunos de los 31 Estados Unidos Mexicanos, en donde existen municipios autónomos –juntas de buen gobierno o “caracoles”—que instrumentan valores de una democracia verdadera.

Otro adicional: la violencia generalizada en el país, a la cual se suma su propia atmósfera y cultura; una y otra pernean la dermis societal y produce condiciones propicias para desenlaces de caos. Ello anticipa desenlaces predecibles:

Por un lado, el establecimiento de una megadictadura militar sin precedente en la historia de México.

Por otro, la radicalización de las fuerzas de la oposición política real, ajena a los partidos políticos, de raíz social cuasi revolucionaria.

Y un tercer lado, una combinación de ambas.

Mientras, la desintegración del poder político nos llevará a 2012 y más allá, en una vorágine de anarquía, vacío de poder formal y aumento del fáctico, golpes de Estado no castrenses, balcanización que tal vez despierte una conciencia revolucionaria general.

ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte,com

Glosario:

Boltvinik, Julio (1944-): economista por la UNAM, con doctorados en Inglaterra y México, académico y político. Autor de libros especializados en el tema de la pobreza: “Índice de progreso social” y “Pobreza y distribución del ingreso en México”. Inventor de metodologías científicas para medir la pobreza.

Fiat: decreto, orden indiscutible.

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