martes, julio 14, 2009

Raíces de la organización política de los anarquistas – fundamentos (1)

Barómetro Internacional

Bruno Lima Rocha

Existe algo en el anarquismo, fundamental para su propia existencia, que aún está apenas explicado y poco profundizado. Me refiero a su modelo de organización política. La confusión es tanta, que varios militantes veteranos llegan a afirmar que la ideología es antipolítica. Para superar tamaña confusión, quiero ofrecer aquí un breve recordatorio de nuestra historia política. Como el título del texto ya afirma, no si trata de una novedad para el universo de la política. La forma organizativa de los anarquistas militantes remonta al inicio de nuestra conformación.

¿Porque fuimos “desaparecidos” de las historias oficiales?

La novedad, si ella existe, es formar teoría respecto al tema. Si son nuevos o inexistentes los estudios que abordan la temática, si esta forma de hacer política no llegó a transformarse ni en objeto estudio, y menos aún en concepto difundido por los centros de enseñanza, esto tiene sus razones y motivos. Primero, dentro de la academia burguesa, o sea, de las universidades del occidente capitalista, la máquina de moler carne de los marxismos cuadrados, sectarios y prepotentes siempre tuvo como cuestión de fe ejercer su modo de hacer “ciencia” humana y social al estilo del 1984 de Orwell. Así, la omisión histórica es una forma indeleble para quien hace desaparecer el dolor y la dedicación de miles de militantes, de la Catalunya a la Manchuria, de México a la Ucrania, del Uruguay a Corea, en los cuatros puntos cardinales, pasando por la hermosa isla de Camilo Cienfuegos.

Como la política en general no tiene reglas, nuestra “desaparición histórica y política” se dio debido a la correlación de fuerzas en el interior del campo académico y de publicaciones de tipo propaganda y difusión política. Otra responsabilidad por la desaparición de la federación anarquista como modelo de organización política, también ocurre porque muchas veces los debates trabados en lo interno de las izquierdas no estatistas, no encuentra eco entre los autoproclamados creadores de teoría.

En función de esos elementos que presento aquí y de otros que faltan exponer (vendrán en la segunda parte de este texto), ha habido poco o ningún debate – por fuera de los círculos militantes- del anarquismo como herramienta política organizativa. Gracias al esfuerzo de gente humilde y abnegada, tal hecho está hoy cambiando.

¿Como se organizan políticamente los anarquistas?

Como es del conocimiento general, una organización política está compuesta por sus militantes adherentes a un cuerpo ideológico-doctrinario. Y, por el modelo adoptado desde el inicio en el interior del ala federalista de la Primera Internacional de los Trabajadores (AIT, 1864-1871), una organización política anarquista no está abierta para la afiliación de todas y todos. Es un grupo en principio cerrado, con adhesión voluntaria, pero individual y paulatina. En contraposición, por no ser de masas, está clasificada como organización de cuadros, sin afiliación abierta y cuyo grado de compromiso se da a través de los círculos concéntricos. En su estructuración interna, se encuentra la división jurídico-político-administrativa, con instancias de participación, de comisión de ética y conducta, de administración interna (como finanzas y tesorería), de cuerpo político-técnico y de otras actividades especializadas.

Hay que resaltar que la forma especifista/organicista/plataformista no es la única del anarquismo. Otras vertientes proponen el modelo “federación de grupos” (conocido también como federación de síntesis) y también la forma “grupos de afinidad” (que pueden llegar a organizarse en una federación de grupos o redes). La mayor parte de la literatura, aún la ideologicamente vinculada al anarquismo, tiene un abordaje de la filosofía política de aquellos que profesan esta ideología, y poca atención se da a la estructura orgánica y administrativa de sus organizaciones.

El foco de este texto es justamente iniciar el debate acerca de esa estructura.

Esto porque son más conocidas las grandes divisiones del anarquismo en forma de filosofía política. En general se asocia la tradición de pensamiento adherida a la organización específica del anarquismo como anarco-comunista, venida de los colectivistas de Bakunin. El ala que no entiende la necesidad de separar el nivel político del político-social generó la síntesis de las ideas de anarquismo y sindicalismo, resultando en el anarco-sindicalismo, muy difundido a partir del Congreso de Ámsterdam en agosto 1907. En esta vertiente, en su interior existieron juntos grupos de afinidad y hasta federaciones locales o territoriales. El mejor ejemplo es el de la CNT histórica, que fundada en 1910, tuvo en su interior la gestación de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), fundada solamente en 1927, o sea 17 años y centenas de peleas, exilios y clandestinidades después.

El modelo federal de círculos concéntricos

Volviendo al método de organización, aunque no sean exclusivos se les atribuye a los adherentes de la ideología anarquista en general los llamados círculos concéntricos. Esta modalidad gana definiciones a lo largo de su historia, tales como: organicismo, plataformismo, especifismo. Este modelo, así lo entiendo, remonta a esta tradición, obviamente por fuera del juego electoral y no se encuadra sólo en las tipificaciones de la filosofía política anarquista. Así, parte de la base del pensamiento de tipo filosófico, hijo de la ideología, y completa con los propios matices de teoría política de intención de cambio.

Para fines didácticos y hasta comparativos, el modelo de estructuración al cual nos referimos, habla de una organización de cuadros con estructura de círculos de compromiso y adhesión (concéntricos) y con total democracia interna. En el campo doctrinario, se le ve como interlocutor de un frente de clases oprimidas (pero no exclusivista del sector de la clase trabajadora formal); opera para la sociedad a través de un corte clasista y como motor de fomento de la autoorganización y la autodefensa de las mayorías dominadas. En general, se admite y reivindica el origen nacional y popular (pero sin nacionalismos en la forma de estatismos, con énfasis en el antiimperialismo y la cultura nativa) y necesariamente es una organización programática. O sea, tiene una intencionalidad finalista (de ruptura) y se mueve año a año acumulando fuerzas para este objetivo.

blimarocha@gmail.com

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