viernes, julio 31, 2009

Tan cerca y tan lejos


En un programa matutino de radio la senadora priísta Rosario Green “condenaba el golpe militar” en Honduras, criticando el hecho de que el desgobierrno mexicano exigiera, como casi todo el mundo, con excepción de Israel y la ambigüedad de los yanquis, el regreso de Manuel Zelaya a la presidencia de Honduras. Presidencia a la cual llegó por la voluntad popular y no por la imposición de una televisora basura, como nuestro actual desgobierno y como se perfila el que el futuro se dará en México. No deja de ser parte del peligroso folclore de un partido político que se autonombra “social demócrata” y se comporta como lo que es, un partido de corte neoliberal al servicio de Televisa. La postura del PAN no nos sorprende, son congruentes con lo que son y una buena parte de su cúpula militante puede ser parte de las oligarquías que apoyan, no sólo moralmente, el golpe militar. La exigencia de Fecal responde a la de todo el continente, no a su voluntad, que aún no sabemos si la tiene. Aunque su estrategia no pasa de hacer declaraciones públicas. No esperemos que convoque al Grupo de Río por el golpe de Honduras, faltaba más. La senadora afirmaba, algo así como, que la situación en Honduras (el golpe) era una manifestación por la oposición de la ciudadanía a las aspiraciones “releccionistas” de Zelaya y lo afirmaba como si los cientos de miles de hondureños que están en la calle exigiendo el regreso de su presidente constitucionalmente electo, Manuel Zelaya, y la salida inmediata de los golpistas, no existieran. Como si la imposición de un gobierno de facto, por parte de un Congreso mentiroso, que justificó el nombramiento del golpista Micheletti, (sujeto que jamás ganaría una elección limpia en Honduras), con un documento falso de renuncia (de Zelaya), al tiempo que la televisión hondureña trasmitía caricaturas gringas, fuera producto de la voluntad popular. La posición de la senadora priísta: Rosario Green, muestra la incapacidad que tiene nuestra clase política para ver más allá de lo que las televisiones comerciales ordenan, trasmiten o autorizan como la verdad de los hechos, es decir, como la nueva política de Estado, la política de la censura telecrática. En tanto los golpistas siguen, como estrategia bien trazada por la Casa Blanca, haciendo tiempo, con un país paralizado por las movilizaciones de protesta que, al parecer, la senadora priísta no es capaz de ver. Tal vez por el hecho de que esas no son las noticias que trasmite la “democrática” y golpista Televisa, al parecer, órgano oficial de Peña Nieto y del “Nuevo” PRI que se apresta a tomar el poder de la misma manera, si se hace necesario, “haiga sido como haiga sido” que el espurio panista. Terriblemente hemos llegado, en México, al punto donde nuestros políticos no conocen ya ninguna realidad que no sea la que Televisa trasmite. No es raro, es un objetivo bien planeado por años de prianismo. La voz y la verdad “oficial” de los mexicanos es y será Chespiritito. Ese es el futuro que se dibuja para México, tan cerca del golpe y tan lejos de la resistencia hondureña...

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