jueves, agosto 06, 2009

La resistencia al golpe está creando un frente unido progresista

Barómetro Internacional

EE.UU aceptaría el retorno de Zelaya pero sin poderes

Ernesto Tamara.

El Departamento de Estado norteamericano está jugando sus fichas para que el presidente Manuel Zelaya retorne a Tegucigalpa para terminar su mandato, pero despojado de todas las atribuciones que le corresponden como primer mandatario, y así tratar de frenar la conformación de un movimiento político y social que construya una alternativa a los partidos políticos tradicionales con capacidad de acceder al gobierno a mediano plazo.

Algunas versiones de prensa sostienen que el ejército hondureño habría aceptado la propuesta u orden de Estados Unidos de aceptar el retorno de Manuel Zelaya a la presidencia según los términos de la propuesta del presidente de Costa Rica, Oscar Arias. Es decir, regresar a la presidencia para culminar su mandato, pero despojado de casi todas las atribuciones de un presidente y además con la aceptación del compromiso de abandonar la idea de impulsar una consulta popular para iniciar los trámites de una convocatoria a una asamblea constituyente.

Un comunicado oficial de las fuerzas armadas sostiene que “como institución respaldamos una solución a la problemática que atraviesa nuestro país mediante un proceso de negociación en el marco del Acuerdo de San José. Asimismo, reiteramos nuestro apoyo irrestricto a los resultados de la misma, conforme a nuestra Constitución y demás leyes”.

Algunas versiones señalaron además la participación de altos mandos militares en reuniones en Washington, pero el jefe del ejército, general Romeo Vásquez, negó esas negociaciones y diplomáticamente dijo que acataban lo que las autoridades civiles resolvieran sobre el retorno de Zelaya.

Ahora falta de Hillary Clinton, que conversa seguido con los líderes civiles del golpe, los convenza de aceptar esa salida. Según algunos medios de prensa que reciben información interna, uno de los elementos de presión de la secretaria de Estado, es frenar las visas para que los militares y empresarios hondureños puedan viajar a sus casas de veraneos, depósitos bancarios y negocios que tienen instalados en Miami, Estados Unidos.

El vínculo de los militares hondureños con Estados Unidos se fortaleció en los inicios de la década de los 80 cuando se instalaron bases militares norteamericanos en este país para dar apoyo logístico, entrenamiento y refugio a los “contras” nicaragüenses. Desde entonces se mantiene una base militar y los oficiales hondureños siguen recibiendo instrucción en la ex Escuela de las Américas, como es el caso del actual jefe del ejército y golpista, general Romeo Vázquez.

Temor al pueblo

La tozudez de la derecha oligárquica hondureña, y sus aliados en la administración norteamericana, comienzan a ver con temor el despertar del pueblo hondureño que a un mes del golpe de Estado se mantiene movilizado y construyendo organización al punto de transformarse en una fuerza política que puede llegar a cambiar el futuro del país.

Al inicio del golpe de Estado todos temían que la resistencia al golpe se fuera debilitando con el paso de los días ante la carencia de un movimiento político y social fuerte que respaldara el retorno del presidente constitucional. Pero con el transcurso de los días, los sindicatos, organizaciones sociales y políticas por fuera de los partidos tradicionales, comenzaron a tejer una red de resistencia y organización que de mantenerse, puede llegar a competir seriamente por el gobierno en un plazo mediano. Al mismo tiempo, esa resistencia al golpe fue más clara en sus demandas de retorno a la institucionalidad que el propio presidente depuesto. Mientras Zelaya, urgido quizás por los plazos para volver a su país, aceptaba la primera propuesta mediadora del presidente costarricense, Oscar Arias, el Frente de Resistencia al Golpe de Estado, rechazaba el planteo con argumentación más que suficiente.

Este fin de semana, el Frente Nacional contra el Golpe de Estado de Honduras ratificó en una reunión en una sede del Sindicato de Trabajadores de Bebidas y Similares (STIBYS) de la capital, las demandas de restitución incondicional del presidente Manuel Zelaya, y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para refunda la nación.

El temor al fortalecimiento del movimiento opositor se reflejó también en el atentado con explosivos ejecutado contra esa sede este domingo. La explosión ocurrió en la zona de los baños para los hombres y no provocó heridos, pero sí daños materiales.

Arias juega para los golpistas

La maniobra del presidente de Costa Rica para ganar espacio a los golpistas se hizo evidente en forma más clara cuando cuestionó el intento de Zelaya de reingresar a su país por la frontera con Nicaragua. Arias calificó la acción de Zelaya de “imprudente” con lo que quedó descalificado para mediar. ¿O es que acaso no es “imprudente” el volver a ocupar la presidencia de la cual fue desplazado?.

La actitud de Arias vuelve a situar en el tapete las primeras versiones del 28 de junio cuando los propios golpistas hondureños señalaron que el presidente de Costa Rica estaba al tanto de la detención y expulsión del país de Zelaya y que personalmente autorizó el ingreso del avión militar que traía al presidente hondureño destituído a su territorio.

Arias negó en esa ocasión, cuando brindaba una conferencia de prensa en el aeropuerto de San José con Zelaya a su lado, vestido aún con el pijama que tenía cuando fue arrestado, la versión de los golpistas. Entonces nadie insistió en el tema, pero resulta obvio que un avión militar no va a ingresar sin permiso a otro país.

Con el correr de los días también queda sin sostén la versión del Departamento de Estado norteamericano de que no conocía los planes del golpe. El embajador norteamericano en Tegucigalpa –un empresa republicano más preocupado de sus negocios- Hugo Llorens, no sólo informó de lo que se venía, sino que se reunió con los mandos militares y líderes políticos para transmitir –sin convicción- el “rechazo” del gobierno norteamericano al corte del proceso institucional.

En estos días se comprueba también el trabajo de lobbystas en el Congreso norteamericano a favor de los golpistas. Según el periodista argentino Santiago O´Donell, el lobby anticubano de Miami –ciudad donde la oligarquía y militares hondureños tienen sus casas de vacaciones- con Otto Reich y Roger Noriega a la cabeza, está presionando en la administración y la prensa norteamericana a favor de los golpistas, reproduciendo la versión de que fue un “desplazamiento constitucional” del presidente Zelaya. O`Donell, en una nota del pasado domingo, cita al embajador argentino en Washington, Héctor Timerman, que sostiene “si vas al Congreso está lleno de hondureños y gente paga por los hondureños haciendo lobby a favor del golpe”.

También algunos legisladores republicanos insisten en repetir la versión de los golpistas y acusan al presidente Obama de ponerse de lado de los “enemigos” de Estados Unidos, entre los que mencionan a Chávez, Morales y Correa. Toda una agenda definida de desestabilización de la derecha continental.

ernestotamara@gmail.com

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