martes, septiembre 08, 2009

Cazan a caza-corruptos

Francisco Rodríguez

En un espíritu corrompido no cabe el honor. Tácito

LA PECULIAR “MORAL” panista —sustentada en la hipocresía, los golpes de pecho, pero sobre todo por una voracidad sin par que lleva a sus practicantes a perpetrar latrocinios de todo orden en contra del patrimonio nacional— fue puesta en evidencia el viernes último al conocerse la “renuncia” de Rosendo Villarreal a la administración general de Pemex.
Por lo que se sabe, la Iglesia estaba en manos de Lutero.
Porque desde 2005, cuando llegó al cargo que podría considerarse cual segundo en importancia dentro del organigrama de la paraestatal, Villarreal privilegió su partidismo político –fue alcalde de Saltillo y senador de la República, cobijado bajo las banderas del PAN— y se dedicó a combatir todo aquello que, a su propio juicio, estorbara la permanencia del blanquiazul en el control de los negocios de la primera paraestatal del país.
Venía entonces de la inútil Secretaría de la Función Pública, cual ahora se llama, en donde primordialmente se había dedicado a encubrir las no pocas corruptelas del foxismo, por lo que se le premiaba con la administración –y la posibilidad de hacer todo tipo de negocios sucios— de la petrolera nacional. Los hizo, claro está.
Empresario fallido que llevó a sus negocios a la quiebra, Rosendo Villarreal “se repuso” –con creces— tras su ingreso a la política. Pero verdaderamente se convirtió en multimillonario en los cuatro años que manejó contratos, convenios y personal prácticamente a su antojo. Venía de la entonces denominada Secodam. Había aprendido todos los trucos para violar las leyes de responsabilidades. Haga usted de cuenta: como el reo que al ser internado en un penal, se especializa no en una sino en varias disciplinas criminales.
Sin que la autoridad se atreva a confirmarlo, hoy se sabe que el saltillense fue defenestrado al comprobársele complicidad, si no es que hasta autoría intelectual, en la práctica criminal de ordeña de ductos de Pemex.
Habría más elementos para fincarle responsabilidades. No sólo convirtió a su guarida en refugio de sus amigos, cuates, contlapaches o cómplices provenientes de Saltillo, muchos de ellos con relaciones de parentesco con el propio Villarreal, además privilegió a uno de sus hijos, Alberto, con la franquicia de una gasolinera, en las proximidades de la capital coahuilense, pese a la prohibición expresa de las normas jurídicas –qué él bien aprendió a burlar— que impiden a familiares hasta en tercer grado el ser beneficiarios de las empresas públicas en las que se desempeñan este tipo de nocivos “funcionarios”.
Todo ello, pese a la gravedad de los cargos, sería peccata minuta, frente a versiones que señalan a Rosendo Villarreal cual objetivo de la DEA estadounidense, por su presunta participación en el tráfico de enervantes, ya a través de los carros-tanque conocidos como “pipas”, incluso a través de los ductos que recorren al país de Sur a Norte: se colocan los paquetes en el tubo… se inyecta presión… y en cuestión de horas la droga recorre el país de frontera a frontera.
La hipocresía de Villarreal –moral panista, pues— es inconmensurable. Tomó como asunto personal el llamado Pemexgate, sólo por las malas relaciones que mantiene con Rogelio Montemayor desde que ambos se desempeñaban en los palacios municipal y de gobierno en Saltillo.
A su llegada a Pemex, él personalmente entregó al sindicato de Carlos Romero Deschamps los más de mil 500 millones de pesos por los que el ex director general de la empresa, Raúl Muñoz Leos, enfrenta juicios mercantiles e incluso penales.
Y con Jesús Reyes Heroles GGG mantuvo todo el tiempo una pugna que, de no ser por su imagen senil, hubiese terminado a balazos o, cuando menos, a golpes.
La “moral” panista evidenciada. El caza-corruptos resultó cazado. Por corrupto.
¿Habrá sanciones penales en su contra? ¿O todo se “arreglará” con una “renuncia” que más bien fue fulminante despido?
Índice Flamígero: Lectora del Índice, Rosa María (guardo sus apellidos para evitar sea víctima de la represión) dice respecto a la colaboración intitulada “Hidalgo, Basurero Nacional”: “… tienen razón tanto Sabines como Francisco Rodríguez, solamente que el pueblo no será ya un papel suave y pachoncito, o esponjadito, será una súper lija que no precisamente acariciará la parte terminal del recto de estos bribones, así que entre más la defequen, más sentirán el rigor de esa súper papel sanitario súper lija, hasta que la dejen de ca..., así se hayan puesto en negocios con Pemex, o el rey Juan Carlos sea socio de BEFESA. Contra la verdad y la razón no podrán y vale más que no les dé diarrea, porque ya sabrán cómo les quedará el cuquis.” Se reporta, por cierto, que el confinamiento de residuos tóxicos de Zimapán ya ha derramado aguas contaminadas fuera de sus instalaciones, contaminando cuando menos 15 cuerpos de agua próximos a las instalaciones de la empresa hispana que, supuestamente, cuentan con la tecnología de punta para evitar que tal suceda.

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