jueves, octubre 01, 2009

Por el bien de algunos que se jodan los pobres

Por: Gerardo Fernández Casanova

"Que el fraude electoral jamás se olvide”

Por lo visto, el régimen insiste en su política de engaño a la población. La realidad exige interpretar al revés el discurso de gobierno, el del espurio por supuesto. Por ejemplo: “la propuesta fiscal es para beneficiar a los pobres” quiere decir que se refiere a la forma de acabarlos de empobrecer y, de pilón, agregarle unos millones más, no de pesos, sino de pobres. Otro ejemplo: “el ejército en las calles combate a la inseguridad” significa que deberás encerrarte en tu casa, no sea que te vayan a masacrar. A mayor abundamiento: “El Lic. Chávez Chávez es un hombre probo y capaz para hacerse cargo de la procuración de justicia” se traduce en: no teman criminales, la averiguación en su contra llevará todos los errores que garanticen su libertad. Una muy socorrida: “fortaleceremos a PEMEX” que se refiere a Petróleos en Manos de Extranjeros, S. A. Una de la campaña: “López Obrador es un peligro para México y un espantachambas” la cual tiene varias lecturas: Calderón es la certeza de la destrucción de México y un eficaz generador de desempleo o también: López Obrador significa la seguridad del progreso nacional y la promoción del empleo. Con excepción de esta última, que queda en el terreno de lo que pudo haber sido y no fue, el resto de los ejemplos tienen una perfecta comprobación objetiva. (Recomiendo la lectura del artículo de Pedro Miguel publicado en La Jornada el miércoles 30/09/09 que leí después de escrito el mío y es mejor).

Lo cierto es que en este país de la abundancia los pobres están de moda. El atildado encargado de la política social, creo que de apellido Cordero, mostró su profunda preocupación porque, debido a la crisis internacional, mucha gente pobre tendrá que saltarse una comida al día. Esto es una tremenda realidad que, insiste el funcionario, podrá evitarse si los diputados aprueban el impuesto de 2% destinado al combate a la pobreza. Lo que omite el lanudo secretario es que, debido a la endémica crisis interna, esa mucha gente ya se saltó las otras dos comidas del día y sin pagar impuestos. Ofende a la inteligencia más elemental el hecho de que se utilice este tipo de discurso engañoso para justificar un nuevo gravamen, cuyo efecto, a no dudarse, recrudecerá las condiciones de miseria en que vive la mayoría de los mexicanos. Además de aberrante, la estrategia resulta criminal por el chantaje que ejerce mediante la propaganda, conforme a la cual el gobierno espurio se “sacrifica” imponiendo tan dolorosa medida, mientras que los partidos de oposición le niegan la oportunidad a los pobres al rechazar su aprobación. No dudo que, si se concreta la votación negativa, el tal Calderón se lave las manos y, ante la protesta de la movilización popular, se haga el occiso y enfoque las baterías del descontento hacia los que se opusieron al malhadado impuesto. Tampoco dudo que, apegado a su peor tradición, el PRI en la cámara ya tenga negociada una aprobación del agravio fiscal, mediante alguna modificación cosmética; pronto lo podremos comprobar. Ojalá me equivoque.

Es necesario insistir en que el aumento de los niveles de pobreza se origina en el maldito modelo económico neoliberal anacrónica y perversamente imperante. No es por demás recordar que, sabedores de sus nocivos efectos, sus impulsores diseñaron la política social de corte asistencialista y caritativo, hoy bajo el pomposo nombre de Oportunidades, cuya única función es la de desarticular la protesta popular ante el desempleo y la carestía, además de aportar un ejército de electores que les apoyan ante el temor de perder las migajas que les dan o les prometen dar.

La solución del problema de la pobreza no sólo no está en los programas asistenciales ni en los impuestos para sufragarlos, sino que tal política los agrava. Lo que se requiere es retomar el rumbo del crecimiento sostenido y compartido; recuperar la función del gasto público para dinamizar la actividad productiva, privilegiando y protegiendo la producción local, de manera de generar empleos dignos y robustecer el mercado interno. Esto implica romper las cadenas que nos han uncido a una llamada globalización en la que los únicos que ganan son las grandes capitales transnacionales y sus testaferros locales. Implica soportar el esfuerzo del crecimiento con base en nuestros propios recursos y, particularmente, en nuestra propia gente. Significa romper con la quimera de la inversión externa y de los muy gravosos señuelos con que se le ha pretendido atraer. Igualmente obliga a colocar la política exportadora en su debido nivel, como subsidiaria del desarrollo hacia adentro.

Es necesario erradicar la política social de la filantropía asistencial. Es muy diferente proveer a la implantación de accesos generalizados a los satisfactores básicos, como son la salud, la alimentación y la educación, incluso mediante dotaciones en efectivo, siempre que no dependan de la voluntad de un burócrata para su otorgamiento tramposamente condicionado.

Tenemos casi todo para reemprender la construcción de un mejor país. Nuestras únicas carencias son: una verdadera democracia, honestidad y patriotismo de quienes nos dirijan. Quien puede aportarlas anda recorriendo el país y organizando a la gente.

Mi voto por el Gral. Gallardo para dirigir la CNDH.

gerdez999@yahoo.com.mx

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