sábado, octubre 31, 2009

Sindicato Mexicano de Electricistas: memoria viva

Los Brigadistas-UNAM
Rebelión

1914, el 14 de diciembre nace el SME en medio de la revolución mexicana. Venustiano Carranza convoca a las organizaciones obreras del país a integrar los Batallones Rojos, para combatir a Zapata y Villa, el SME se niega.

1916, frente a la caída de los salarios reales, encabeza el movimiento de huelga que exigió que el pago a los obreros fuera en oro, y así evitar la devaluación salarial. Ernesto Velasco, dirigente del sindicato es detenido y sentenciado a muerte por el delito de rebelión. Gracias a las protestas, la pena es permutada por 20 años de cárcel, que tampoco se cumplieron. Es liberado en febrero de 1918.

1936, el SME funda la Central de Trabajadores de México (CTM), que después abandonaría por diferencias con la dirección de esta organización. Ese mismo año, de una férrea huelga encabezada por Francisco Breña Alvirez, nace el Contrato Colectivo de Trabajo del SME; con excepción de los servicios básicos, la Ciudad de México se queda sin luz. Los trabajadores electricistas luchan por mejores condiciones laborales y salariales para todos los obreros del país, y ganan el derecho a pensión y jubilación.

1960, se nacionaliza la industria eléctrica, después de años de intensa lucha de los trabajadores electricistas a lo largo y ancho del país.

1968, el SME da todo su apoyo a la lucha del Consejo Nacional de Huelga.

1985, el 19 de septiembre un gran terremoto sacude a la Ciudad de México. Cientos de edificios caen, miles de personas quedan atrapadas en los escombros. Cuadrillas de electricista del SME hacen un enorme esfuerzo para electrificar la Ciudad. En menos de tres días, el 90 porciento del servicio eléctrico es restituido.

1987, una nueva huelga es impulsada por los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, exigen un cambio radical de política económica, abandonar el neoliberalismo y no pagar la deuda externa, usando esos recursos para incrementar los golpeados salarios de los trabajadores del país. La huelga es requisada después de 6 días de resistencia, pero el sindicato gana un buen aumento salarial.

1994, brigadas del SME viajan a Chiapas para solidarizarse con la lucha zapatista. Se tejen lazos de fraternidad con los indígenas alzados en armas contra el gobierno. Algunas zonas de difícil acceso son electrificadas por trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas.

1999, la ofensiva privatizadora ordenada por el Banco Mundial, amenaza la educación pública y la electricidad en todo el país. Estudiantes universitarios y electricistas salen a las calles al grito de “¡no pasarán!” y “SME, UNAM ¡Unidos vencerán!”. La Universidad Nacional mantiene la gratuidad, gracias a la huelga sostenida por decenas de miles de estudiantes, apoyada por los trabajadores electricistas y por muchos otros sectores del pueblo; la privatización de la electricidad es entorpecida con más de 10 años de tenaz resistencia de la base trabajadora del SME. Es esta larga lucha en la que la estructura sindical va corriéndose cada vez más a la izquierda, abrazando causas populares y luchas de otras partes del país.

2001, el Sindicato de Luz y Fuerza del Centro apoya de muchas formas, desde propaganda, hasta brigadas, guardias y contingentes a las movilizaciones de la lucha de los campesinos de San Salvador Atenco.

2003, frente a la intentona de arrebatarle a los trabajadores del IMSS su derecho a la jubilación, y en medio de un escenario nacional de despojo de ese derecho a ya varios millones de trabajadores, el SME sale a las calles a solidarizarse, y de hecho haciendo suya la batalla contra el arrebato del derecho a una vejez digna, plasmada en el Régimen de Pensiones y Jubilaciones. Los trabajadores del IMSS finalmente son despojados, y el SME anuncia una resistencia de grandes dimensiones para sostener su cláusula 64, que le garantiza el derecho a pensión y jubilación dignas.

2007 y 2008, en revisión salarial y de contrato colectivo, el ejército es usado para inhibir la resistencia. Batallones asaltan instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, la base trabajadora resiste heroicamente. El gobierno quiere ya la cláusula 64. Los electricistas vencen la ofensiva del gobierno, mantienen su Contrato Colectivo de Trabajo intacto y logran romper, en una pequeña proporción, el tope salarial.

2009, frente a un Sindicato de 94 años de historia, de luchas y de valentía, el gobierno arremete con toda su fuerza. Militares, medios de comunicación y todo el aparato de Estado es puesto en sintonía para extinguir Luz y Fuerza del Centro, derrotar al SME y acabar con su historia. Cientos de miles, en menos de una semana salen a las calles en una multitudinaria marcha, que pasará a la historia como una de las más nutridas y combativas de todos nuestros tiempos. “¡SME, no estás solo!” gritan los contingentes… y a pesar de todos estos gloriosos 94 años de lucha, la historia del Sindicato Mexicano de Electricistas, apenas comienza.

1 comentario:

Coordinador de la Red Sinaloa dijo...

Como hacer una revolucion de las conciencias sin ser critico?

Platicando con un joven estudiante mexico-norteamericano de Austin, me comento de su percepción de los presidentes estadounidenses, desde su óptica no esta de acuerdo con las guerras que promueve EU, en la platica salió el tema de la historia y comenta que los estadounidenses no tienen historia, que viven el presente, yo le dije que los mexicanos y los estadounidenses si tenemos historia, solo que nos diferencia el hecho de que los norteamericanos les inculcan el no uso de su historia como factor de identidad cultural porque necesitan olvidar el pasado para solo actuar por lo que dictan los mercados y los mercados son tan pragmáticos que solo viven el presente inmediato sin historia.

En cambio los mexicanos vivimos una historia escrita desde el poder, nos han dicho por décadas que tenemos héroes que nos dieron patria y héroes que se la han jugado para darnos pedazos de bienestar y justicia , es una historia que olvida que los héroes no son solitarios, que a su derredor existieron miles de mexicanos que murieron por la patria, sin nombre, sin gloria, sus identidades no las registran los escritos de nuestra historia, la historia del poder, cada momento de la historia que nos inculcan en los libros y los discursos tienen un porque ideológico que nada tiene que ver con los mexicanos sin nombre en la historia, cada pasaje de la vida de los mexicanos esta escrita de tal modo que aparecen los personajes del poder en cada momento y borra los intereses de los muertos sin nombre…

La historia de la independencia la culminaron las castas de poderosos que acordaron cambiar de dominadores.

La historia de la Reforma no describe la lucha por instaurar mecanismos del capitalismo con diferentes matices, capitalismo que pugnaba la manera de desarrollar la explotación del hombre por el hombre, de los recursos de los mexicanos sin nombre…

En la revolución mexicana los caudillos con propuesta fueron muertos y los sumaron a los miles de muertos sin nombre…

Los mexicanos tenemos la historia del poder y de los conflictos por el poder, por ello si creo en la verdadera revolución de las conciencias, la real revolución de las conciencias, que nos haga ver a los mexicanos que tenemos que estar consientes de que contamos, podemos construir patria en cada rincón del país, una revolución de las conciencias que nos haga consientes de que pensamos, que razonamos, que tenemos ideas, que podemos ser actores y sujetos de cada cambio a favor de los sin nombre. Pero sobretodo una revolución de las conciencias que nos haga ver que no podemos ser solo OBJETOS de la historia y de los dirigentes.

Y aquí esta el asunto, ser objetos o ser sujetos, ESTA ES LA VERDADERA REVOLUCION DE LAS CONCIENCIAS… DEJAR DE SER OBJETOS Y PASARA A SER SUJETOS…

Si somos objetos esperemos a los dictados de los dirigentes con nombre y apellido.

Si somos sujetos… hagamos que los dirigentes nos escuchen, que los dirigentes se sienten al dialogo… si no lo hacen es que solo desean repetir la historia y hacernos simples objetos de los momentos de la vida actual del país. No hay congruencia en el discurso de la revolución de las conciencias.