miércoles, noviembre 18, 2009

Una ofensa a la Justicia añadir su nombre a quien ya no la administra

La derecha unida, sí puede ser vencida (II)

Sumados a causar agravios de la mano van los tres poderes que, como uno solo, en México funcionan para mejor joder a los mexicanos. Como unidos de la mano van los tres partidos que cuentan: PRI, PAN y PRD. Los otros partiduchos a modo, en particular el Verde y el PANAL, sólo son la exhibición miserable del pago de facturas que la usurpación se ve obligada a hacer.
Aunque al PRD, con él englobados el PT y Convergencia, le toque, para fingir que no es parte de lo mismo en aras de seguir siendo opción controladora del movimiento ciudadano, el papel permanente de perdedor a modo desde el Poder Legislativo. Sumando los agravios con los que buscan hacer que el pueblo estalle, la Suprema Corte de la Nación está alejada por completo de la impartición de Justicia. Al punto de que es una ofensa para la Justicia añadir su nombre a los impresentables ministros que fungen como cabeza de Poder Judicial mexicano, desarmado en su estructura ética. La palabra Justicia, como es obvio, define principios y valores que no tienen los ministros de la hoy Suprema Corte mexicana. Sumando más agravios aún a los que de suyo la masacre de ACTEAL había generado, libera, la Corte, a pesar de la petición en contra incluso de un sujeto tan impresentable como el actual gobernador chiapaneco. Convertido ese Estado, tanto por las características personales del actual gobernante como porque han demostrado los indígenas que cuando se quiere a pesar de tenerlo todo en contra se puede, en el Estado en que ya se reprime sin control, libera la Corte a los sentenciados como asesinos sumándose, la Corte, a la búsqueda del estallido del pueblo mexicano, que no acaba de darse. Libera, la Corte, en un país que sufre una violencia incontrolable, a la que se suma una miseria lacerante. Libera, la Corte, a secas, que no impartidora de Justicia, a otro grupo de sentenciados, primarios, digamos, por el crimen atroz cometido, incluso, contra mujeres y niños que estaban rezando. Los verdaderos responsables de la masacre, como salta a la vista, llegan hasta Zedillo, que, como el secretario de Gobernación de entonces y el impresentable también gobernador chiapaneco de aquel momento, enterados estuvieron de lo que se sabía que se preparaba y nada hicieron, de entrada, para impedirlo. Lo más seguro es que, incluso, lo hayan propiciado para enseñarles: “De una vez por todas, a esos indios, quiénes son los que mandan y cómo se hacen las cosas en México”. Pero ni Ernesto Zedillo ni Emilio Chuayfett ni Julio César Ruiz Ferro deben temer porque se saben protegidos, por la impresentable Corte que en México ha renunciado a impartir Justicia. Estallido necesario para huir del fascismo usurpador. Estallido necesario para que el PRI “regrese como salvador”. No se han enterado tampoco, los priístas, que también jalan el hilo en el mismo sentido, incluso en cuestiones como el reparto que del presupuesto se hacen para seguir manteniendo el abismo entre pobres y ricos que, a la cabeza de ese partido, por igual favorece. No se han enterado los priístas que ellos tampoco van a ser los ganadores. Oportunidades es otro programa fallido que sólo ha servido para embrutecer más con el alcohol al alcance de todos, incluso en los picos más remotos y pobres de la sierra, a los padres y para convertir a las mujeres en más golpeadas y miserables. No para educar ni mucho menos propiciar aunque sea una mejor comida, a los niños condenados a ser analfabetas. Oportunidades no amerita una discusión en cuanto a dar más o menos recursos al fallido programa. Oportunidades amerita una discusión que los corruptos legisladores ni quieren ni buscan dar, porque los tres poderes, desarmados en su estructura ética, a lo único que aspiran es a que nada cambie para ellos, en un México que, curiosamente por otro lado, saben que están llegando al límite de su capacidad de aguante. Oportunidades que ha servido hasta para financiar a narcos y a prósperos políticos mexicanos no amerita su replanteo. Y por eso, lo único que discuten los legisladores es sobre el dinero que Oportunidades reparte, seguramente también como compra de votos para ellos. No es limosna lo que el pueblo mexicano necesita. Es Justicia. Pero a los legisladores como a los ministros hasta la palabra les da grima… Mañana sigo con los agravios al Ejército Nacional, con los que buscan también hacer estallar al Ejército Nacional.

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