martes, diciembre 01, 2009

EDITORIAL. Absolutamente intolerable.

Año 8, número 3185
Martes 01, diciembre del año 2009

Los Imperios, los Estados, las Naciones, las Ciudades y las Villas, todas, excepción hecha de las ciudades construías ex profeso, Brasilia sería un ejemplo, Las Vegas, otro, comenzaron siendo caseríos.

Que a su vez se apiñaron en derredor de un hombre fuerte que los protegiera de quienes quisieran atacarlos. En el inicio, así se formaron las civilizaciones. Y el hombre fuerte los protegía siempre a cambio de algo. En La Naturaleza ese comportamiento es harto frecuente. Los leones son un ejemplo de ello.

Por lo que el primer principio sobre el que se basa una sociedad, sin duda que es la seguridad. La educación y la salud vinieron mucho tiempo después como obligaciones del señor que los protegía.

Pero un señor que no era capaz de proteger a sus súbditos, los perdía, generalmente a manos de otro, por supuesto, más fuerte. Siempre ha sido así.

“Cuando un pueblo se ha vuelto incapaz de gobernarse a sí mismo, y está en condiciones de someterse a un amo, poco importa de donde proceda este”, George Washington.

El poner la seguridad en manos que no sean las del Estado, como pretende hacerlo Calderón, solo da a entender que éste ha fracasado rotundamente y que don Felipe ya no puede con el paquete.

Que todo lo que ha dicho con relación al exitoso combate a las drogas, ha sido mentira. Como además ya se sabía.

Ni les vamos ganando, ni se les ha hecho daño económico a los cárteles que manejan las drogas. Un pelo a un gato; nada más.

El que desde Los Pinos vaya a autorizar que una “Empresa” entre a nuestro suelo a matar zetas, es intolerable. Es la barbarie. El contratar asesinos a sueldo, es decir, gente que mata por dinero, es la peor estupidez que se puede hacer.

“Espérame en Siberia, vida mía”, es un exquisito libro de Jardiel Poncela que relata lo que sucede por contratar asesinos a sueldo. Y en resumidas cuentas, lo menos peor que les puede pasar a quienes los contratan, es que siendo los narcos, mucho más ricos, corren el peligro de que pagándoles lo doble, ellos se conviertan en los blancos.

En otras palabras: Si te pagan un millón de dólares por mi cabeza, yo te pago dos por la de quien te mandó. No sería la primera vez que así se arreglen las cosas.

Pero si a eso llegamos, a encargar la seguridad del Estado a un grupo de matones, se puede sugerir que en las próximas elecciones pongan como candidato a la Presidencia a don JD (Jax Desmond, Presidente de Worldwide, algo así como mundo peligroso) seguramente que muchos votarán por quien les de seguridad.

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