martes, abril 20, 2010

Gastos Militares en América del Sur


Barómetro Internacional

Bruno Peron Loureiro

Las contingencias de animosidad, conflictos y guerras son sacudidas por los deseos de paz, en una época en que se discute la hegemonía de unos pocos países, la agresión irreversible y la naturaleza y previsiones sostenidas sobre el fin del mundo.

El Instituto Internacional de Búsqueda de Paz de Estocolmo (SIPRI es su sigla en inglés) alerta sobre el flujo de armamentos alrededor del mundo. La escalada armamentista es un tema que se mantenía soterrado hasta hace poco tiempo atrás, cuando los números mostraron claramente el aumento de inversiones bélicas y la preocupación sobre las “regiones de tensión” como la América del Sur, África Septentrional, el Oriente Medio, Asia Meridional y el Sudeste Asiático.

¿Es la Paz un proyecto utópico? Es tema recurrente de una filosofía impredecible. El poder y las ganancias ofuscan cualquier intención de promover la paz mundial.

Los países poderosos sustentan el ímpetu injustificado de querer controlar quien puede y quien no puede invertir en armamento y determinar las cantidades que le corresponden a cada ente nacional.

La Pangérica (EE.UU.) exportó el 30% de los armamentos mundiales entre 2005 y 2009. Es el mayor exportador mundial en este rubro y su inversión militar es inigualable. Sus rendimientos son colosales. En la misma proporción que la tristeza de aquellos que perciben la paz como un delgado hilo.

Estados ricos en recursos naturales han invertido en aeronaves de guerra, que son responsables del 27% del volumen de transacciones internacionales en armamentos entre 2005 y 2009.

En América del Sur el gasto militar aumentó un 150% en los últimos cinco años en comparación con la primera mitad de la década. ¿Es procedente entonces el Bluff de que América Latina lleva adelante una “carrera armamentista”=
Colombia, Chile y Ecuador son los países sudamericanos que destinan la mayor parte del Producto Bruto Interno (PBI) a gastos militares, a pesar de que Brasil sea quien tiene el mayor presupuesto en términos absolutos de toda la región.

Colombia es todavía el país latinoamericano que recibe la mayor ayuda militar de la Pangérica, que se debe formalmente a los acuerdos bilaterales de combate al narcotráfico.

En el contexto mundial vigente hasta 1989 la puja estaba entre los dos gigantes antagónicos que disputaban los modelos de capitalismo y socialismo. Existía un equilibrio armado entre las potencias, que se intimidaban pero no se atacaban.
En estos momentos, los países en desarrollo como Brasil e Irán, enfrentan a los países dominantes frente a sus monopolios de armas o de programas nucleares.

Escuchamos en los medios que el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad es peligroso y que conduciría irresponsablemente un programa nuclear. ¿Y el ex-presidente criminal y asesino, George W. Bush, que invadió impunemente Afganistán e Irak y su sucesor Barak Obama que mantiene tropas de invasión en ambos países a despecho de las millares de muertes mensuales que generan? ¿Son promotores de la libertad?

A su vez, los argumentos oficiales tupinicas apelan principalmente a la necesidad de actualizar el equipamiento militar obsoleto en el Brasil, proteger su vasto territorio y sus reservas de petróleo, y lanzarlo como potencia regional y global.

¿Quién es el tonto que va a creer que Francia quiere enviar nuevamente sus navíos a mares brasileros para buscar la caja negra del naufragado vuelo 447 de Air France? Entre una exploración y otra del fondo de nuestro mar, van a encontrar lo que realmente les interesa.

Estadísticas oficiales oscilan entre la inserción de Brasil como líder regional o actor global. Para lograr esto están vendiendo la patria y escupiendo materia fecal.

Según el Centro de Estudios Nueva Mayoría (CENM), un instituto argentino de investigación, el gasto militar de Brasil ocupa el 12º lugar en el mundo. A pesar de esta información sobre Brasil, es bueno proyectarse sobre el contexto sudamericano, cuyo espacio geográfico ha sido considerado como una de las “regiones de tensión” por el SIPRI.

Los conflictos de América del Sur son anodinos cuando los comparamos por ejemplo con los de Oriente Medio. Excepto por querellas fronterizas entre Colombia y Venezuela, Ecuador y Colombia, Perú y Chile, Bolivia y Paraguay (recordando la Guerra del Chaco, 1932-1935), que no se materializan en enfrentamientos militares, la región es pacífica.

Sería preferible que los presupuestos fueran para educación (formación de equipos sólidos de docentes) y salud (la medicina preventiva debería ser la prioridad) en lugar de dedicarlos a aparataje militar. Sin embargo, el tema de la soberanía enciende la llama de este “mal necesario”.

Vendrá el día en que los pueblos de las diferentes naciones se entiendan y se respeten sin necesidad de las armas.

Hagámonos cómplices de este camino abierto al futuro.

http://www.brunoperon.com.br

Traducción: Miguel Guaglianone

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