viernes, mayo 28, 2010

Columna Asimetrías. Gabriel Vargas, Pedagogo





28 mayo 2010
A Lupita Appendini. Por su ejemplar entereza.

I

A los 95 años de edad, Gabriel Vargas se nos fue físicamente. Estaba muy cansado, nos dice Lupita Appendini, su viuda, personaje ella del periodismo mexicano por mérito propio y atentísima en la custodia del bienestar y la salud del historietista.

Éste hombre era un genio que no quería ni remotamente serlo ni mucho menos parecerlo. Era, en igual vena, un hombre que enriqueció desde 1932 la conciencia colectiva de varias generaciones y, por su modestia, no reclamó crédito por ello.

Célebre y celebrado, éste hombre –mejor que nadie merecedor del tratamiento de don Gabriel— fue, por añadidura, personaje inolvidable de no pocos mexicanos, incluido éste escribidor, no sólo por su gran talento sino por su arraigada modestia.

Don Gabriel tenía siempre, pues, los pies sobre la tierra, firmemente plantados, observa que observa su entorno y más allá, describiéndolo con agudeza sesgada pero pertinente. Fue un verdadero cronista del México urbano hasta agosto de 2009.

Y como cronista con arreglo a la tradición del tlacuilo prehispánico devino historiador, en un género denominado, precisamente, de la historieta. En México ese género alcanzó un cultivo extraordinario y produjo autores de colosal talla.

II

Entre esos autores incluiríanse a Eduardo del Río, conocido como Rius; Germán Butze, Bernardo Fernández, Bef (quien es además novelista de género “negro”), Óscar González Loyo, José G. Cruz, Yolanda Vargas Dulché, Manuel Moro, Bulmaro Castellanos (Magú), entre otros.

Algunos de ellos, como Cruz (fallecido en 1989) y Vargas Dulché (muerta en 1999) y otros, incursionaron también en el campo empresarial propiamente de la historieta. Vargas Dulché era tan versátil que formó dueto cantante con su hermana Elba.

Butze, nacido en 1912 e ido en 1974, y contemporáneo de don Gabriel, compitió con éste en los 40 y 50 en publicaciones especializadas de historietas. En Los Supersabios, de la revista diaria Chamaco, Germán tenía por rival a Los Superlocos.

Ésta historieta, de autoría de Vargas, se publicaba en la revista Pepín, de José García Valseca, que competía con Chamaco, de Ignacio Herrerías. Se disputaban, con enormes tirajes, un nicho de mercado de lectores de comic. Butze y Vargas eran celebridades.

En la historieta de Vargas –en Pepín-- existía un pesonaje, don Jilemón Metralla, muy identificable: comodino, abusivo, alevoso, ventajoso, aprovechado, oportunista, visto por los mexicanos como alguien que vive de los demás.

III

Don Jilemón no es un político –de por sí tan desacreditados en México, por habernos traicionado a ojos vistas— en el sentido ocupacional, sino un individuo que medra de la pobreza material y la buena fe de sus congéneres.

Quizá ese atributo lo acerque más a los políticos de modus vivendi y/o modus operandi, quienes se mueven en una realidad de falsos verismos y virtualidad –que no de virtuosismo— de espejos, cortinas de humo e invocaciones de esoterismo sui generis.

Ese esoterismo tiene por sustancia lo insustancial: simulación sobre simulación de lo trascendente, configurado con un doble, si no es que un triple lenguaje. Sus damnificados se emblematizan en otra creación de don Gabriel: la familia Burrón.

Ésta familia es el personaje central del drama urbano cotidiano de México, descrito con un sentido del humor (el de don Regino, doña Borola, los hijos de ambos y actores accesorios) cuya zumbonería no demerita, por fiel al espejo diario, su valor sociológico.

Ese valor sociológico e incluso, diriíase, historicista-antropológico y, ergo, científico, de los avatares de los Burrón consta en colecciones (una, de 12 tomos, de Porrúa) y adquiere virtudes didácticas. La obra de don Gabriel es un gran referente pedagógico.

ffponte@gmail.com

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