EDITORIAL. Haciendo Justicia y cuentas.

Año 8, número 3383

Jueves 17, junio del año 2010

Partiendo de la base de que, si con el punto de vista jurídico y usando el lenguaje propio del argot, el Pueblo no entiende; y luego entonces no acepta lo que dice la Suprema Corte de Justicia de la Nación dice, los responsables son los segundos, pues quien sabe y entiende, tiene la obligación de transmitir sus conocimientos de manera que quien lo escucha, entienda.

Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación no tiene facultades para intervenir en todo cuanto esté relacionado con las Leyes y la Justicia, entonces habría que cambiarle el nombre de Suprema Corte,

Pues con lo de Suprema (principal, soberana) se entiende que no puede haber nada más arriba de Ella, y hoy nos damos dolorosa cuenta de que no es así.

Porque lo que esperamos la inmensa mayoría de los mexicanos, es que exista un juez que sea quien diga la última palabra. Y por supuesto, que ese juez no tenga otro compromiso que con sea con el Pueblo.

Es decir, que en vez de ser de dedazo, que sea electo. Porque mientras los cargos sean designados, nada va a cambiar. Por más promesas y retórica que nos disparen en sus discursos políticos.

Y para poner un ejemplo de lo que los honorables Ministros no contemplaron al hacer pedazos la iniciativa de su colega Zaldívar, es que si en las guarderías del IMSS hay 180 mil niños (cifra que desconocía don Sergio Aguirre Anguiano) y por cada uno de estos niños el Instituto paga 2 500 pesos, da una cifra, si Pitágoras no mentía, de 450 millones mensuales y 5 400 millones al año.

¿Les dice algo la fabulosa cantidad. Cuando el costo de la diabetes en el DF asciende a 3 000 millones de pesos? ¿No habrá ahí un gato encerrado y relamiéndose los bigotes?

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