martes, julio 06, 2010

Reflexiones del compañero Fidel. La felicidad imposible

Por Fidel Castro Ruz




06 julio 2010
Prometí que sería el hombre “más feliz del mundo si estaba equivocado”
y desgraciadamente mi felicidad duraría muy poco.

Todavía no ha concluido la Copa Mundial de Fútbol. Faltan aún seis
días para el partido final.

¡Qué extraordinaria oportunidad se perderán posiblemente el imperio
yanki y el Estado fascista de Israel para mantener apartadas las
mentes de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta de sus
problemas fundamentales!

¿Quién se habrá percatado de los siniestros planes del imperio con
relación a Irán y sus burdos pretextos para agredirlo?

Al mismo tiempo me pregunto: ¿qué hacen por primera vez los buques de
guerra israelitas en los mares del Golfo Pérsico, el Estrecho de Ormuz
y las áreas marítimas de Irán?

¿Es posible imaginar que de allí se marcharán los portaaviones
nucleares yankis y los buques de guerra israelitas con el rabo entre
las piernas, cuando se cumplan los requisitos contenidos en la
Resolución 1929 del 9 de junio de 2010 aprobada por el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, que mantiene la autorización para la
inspección de los buques y aeronaves iraníes con la posibilidad de
llevarla a cabo en el territorio de cualquier Estado y que esta vez
autoriza a hacerlo a los buques en altamar?

La Resolución establece también que no se realizaría la inspección de
los buques iraníes sin el consentimiento de Irán. En ese caso, la
denegación sería objeto de análisis.

Otro elemento añadido es la posibilidad de confiscar lo inspeccionado,
si se confirma que incumple lo dispuesto por la Resolución.

Un Irán desarmado fue víctima de aquella cruel guerra con Iraq en la
que masas de Guardianes de la Revolución limpiaban los campos de minas
avanzando sobre las mismas.

Este no es el caso de hoy. Expliqué en Reflexiones anteriores que
Mahmud Ahmadineyad fue jefe de los Guardianes de la Revolución en el
Oeste de Irán, que llevó el peso principal de aquella guerra.

Años más tarde, un gobierno de Iraq envalentonado envió el grueso de
su Guardia Republicana y se anexó el Emirato Árabe de Kuwait rico en
petróleo, que fue presa fácil.

El gobierno de Iraq mantenía con Cuba estrecha amistad y se le
prestaba, desde los tiempos en que no estaba en guerra con nadie,
importantes servicios de salud. Nuestro país trató de persuadirlo de
que abandonara Kuwait, y pusiera fin a la guerra que había provocado a
partir de puntos de vista erróneos.

Hoy se conoce que una mediocre embajadora yanki, que sostenía con el
Gobierno de Iraq excelentes relaciones, lo indujo al error cometido.

Bush padre atacó a su antiguo amigo dirigiendo una potente coalición
con una fuerte composición árabe-musulmana-sunita de países que
abastecen de petróleo a gran parte de las naciones industrializadas y
ricas, la cual avanzó desde el Sur de Iraq para cortar la retirada a
la Guardia Republicana que se replegaba hacia Bagdad, la que por
prudencia de la Infantería de Marina y las Fuerzas Armadas de Estados
Unidos -bajo la dirección de Colin Powell, general con prestigio, y
posteriormente Secretario de Estado de George W. Bush- escapó hacia la
capital de Iraq.

Por pura venganza, contra ella utilizaron los proyectiles contaminados
con uranio empobrecido con los que por primera vez experimentaron el
daño que podrían ocasionar en los soldados adversarios.

El Irán al que en este momento amenazan, con sus ejércitos de aire,
mar y tierra, de religión musulmana-chiíta, en nada se parece a la
Guardia Republicana que atacaron impunemente en Iraq.

El imperio está a punto de cometer un impagable error sin que nada lo
pueda impedir. Avanza inexorablemente hacia un siniestro destino.

Lo único que puede afirmarse es que hubo cuartos de final en la Copa
Mundial de Fútbol. De ese modo los fanáticos del deporte pudimos
disfrutar los emocionantes partidos en que vimos cosas increíbles. Se
afirma que, en 36 años, el equipo de Holanda no perdía un viernes en
partidos de la Copa Mundial de Fútbol. Únicamente gracias a las
computadoras podría sacarse esa cuenta.

El hecho real es que Brasil fue eliminado de los cuartos de final de la Copa.

Un juez dejó a Brasil fuera de la misma. Al menos esa fue la impresión
que no se cansó de repetir un excelente narrador de la televisión
cubana. Después la FIFA declaró que era correcta la decisión arbitral.

Más adelante, el mismo juez dejó a Brasil con 10 jugadores en un
momento decisivo, cuando faltaba todavía más de la mitad del segundo
tiempo del partido. Con seguridad que esa no fue nunca la intención
del árbitro.

Ayer fue eliminada Argentina. En los primeros minutos el equipo
alemán, a través del mediocampista Müller, sorprendió a la confiada
defensa y al portero argentino logrando obtener un gol.

Con posterioridad, no menos de 10 veces los delanteros argentinos, por
una del equipo alemán, no lograron un gol.

Por el contrario, el equipo alemán anotó tres más, y hasta Angela
Merkel, Canciller Federal de Alemania, aplaudía rabiosamente.

Así, nuevamente, uno de los equipos favoritos perdió. De ese modo, más
del 90% de los fanáticos del fútbol en Cuba quedaron estupefactos.

La inmensa mayoría de los amantes de ese deporte ni siquiera saben en
qué continente está Uruguay. Un final entre países europeos será lo
más descolorido y antihistórico desde que nació ese deporte en el mundo.

En cambio, ocurrieron hechos en la esfera internacional que no tienen
nada que ver con los juegos de azar y sí con la lógica elemental que
rige los destinos del imperio.

Una serie de noticias vieron la luz los días 1, 2 y 3 de julio.

Todas giran en torno a un hecho: las grandes potencias representadas
en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho al veto, más
Alemania, instaron el dos de julio al Gobierno de Irán a dar “una
pronta respuesta” a la invitación que se le hiciera para retornar a
las negociaciones por su programa nuclear.

El Presidente Barack Obama firmó el día anterior una Ley que amplía
las medidas existentes contra los sectores energético y bancario de
Irán, y podría penalizar a compañías que realicen negocios con el
Gobierno de Teherán. Es decir, el bloqueo riguroso y el
estrangulamiento de Irán.

El Presidente Mahmud Ahmadineyad afirmó que su país retomará las
conversaciones a fines de agosto y destacó que en las mismas deben
participar países como Brasil y Turquía, los dos únicos miembros del
Consejo de Seguridad que se opusieron a las sanciones el 9 de junio.

Un funcionario de alto rango de la Unión Europea advirtió,
despectivamente, que ni Brasil ni Turquía serán invitados a participar
en las conversaciones.

No hace falta más para sacar las conclusiones pertinentes.

Ninguna de las dos partes cederá; una, por el orgullo de los
poderosos, y otra, por la resistencia al yugo y la capacidad para
combatir, como ha ocurrido tantas veces en la historia del hombre.

El pueblo de Irán, una nación de milenarias tradiciones culturales, se
defenderá sin duda alguna de los agresores. Es incomprensible que
Obama crea seriamente que se plegará a sus exigencias.

El Presidente de ese país y sus líderes religiosos, inspirados en la
Revolución Islámica de Ruhollah Jomeini, creador de los Guardianes de
la Revolución, las Fuerzas Armadas modernas y el nuevo estado de Irán,
resistirán.

A los pueblos pobres del mundo, que no tenemos la menor culpa del
colosal enredo creado por el imperialismo, ubicados en este hemisferio
al Sur de Estados Unidos, los demás situados al Oeste, Centro y Sur de
África, y los otros que puedan quedar indemnes de la guerra nuclear en
el resto del planeta, no nos queda otra alternativa que enfrentar las
consecuencias de la catastrófica guerra nuclear que en brevísimo
tiempo estallará.

Desdichadamente no tengo nada que rectificar y me responsabilizo
plenamente con lo escrito en las últimas Reflexiones.

Fidel Castro Ruz
Julio 4 de 2010

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