domingo, noviembre 20, 2011

Por una sucesión democrática en el Distrito Federal

Desfiladero
Acto en que se dio a conocer quién sería el candidato de la izquierda a la Presidencia de la República, el martes pasado en un hotel capitalino Jesús Villaseca.


Octavio Rodríguez Araujo, en su artículo más reciente (“Cerrar filas con AMLO”, La Jornada, 17/11/11) contó que Jesús Zambrano, presidente del PRD, dijo a una estación de radio el pasado martes 15 en la mañana: Hay una suerte de empate entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador en las encuestas que se realizaron para definir al candidato de las izquierdas. Minutos después, los resultados de los estudios hechos por Covarrubias y Nodo lo pusieron en ridículo: no sólo no hubo ningún empate, sino que la victoria del tabasqueño fue contundente.

Zambrano, sin embargo, traía plan con maña. El domingo 13, a las 18:08, mientras recibían las primeras noticias de su derrota en Michoacán, los chuchos, desde la cuenta de correo electrónico deldiainformacion4@gmail.com, enviaron la siguiente carta a sus jefes de plaza en todo el país.

“A los compañeras y compañeros del Partido de la Revolución Democrática: los equipos de ambos aspirantes a la candidatura presidencial del PRD han filtrado y celebrado el triunfo de sus respectivos candidatos en las encuestas levantadas el pasado fin de semana. Por su parte, los medios de comunicación han transmitido información ambigua y vaga, que nos lleva a pensar que los resultados de dichos instrumentos no dan un claro ganador. (...) Por ejemplo, Consulta Mitofski refería un amplio margen de ventaja en la pregunta a población abierta a favor de AMLO, mientras Gaussc e Ipsos señalaban que Ebrard ganaba por más de 10 puntos porcentuales.

“La información que hemos visto resulta confusa, tanto en las preguntas como en los resultados. Es decir, la metodología (fechas, preguntas, ponderación e interpretación) desinforma y genera suspicacias. Compañeros, solicitemos a los precandidatos que sometan a la opinión pública los resultados, la metodología y las respuestas a sus encuestas.

Los resultados de ambas encuestas deben ser revisados por personas con conocimiento en el tema, para determinar qué candidato es el mejor para el PRD. (...) No nos apresuremos a determinar nuestro candidato mediante encuestas empatadas. AMLO y sus voceros han utilizado la práctica de la mentira para hacernos creer que él ganó la encuesta. Si como todo indica, los resultados no son concluyentes, en la democracia un empate debe resolverse con mecanismos que no dejen duda. (Desfiladero pregunta: ¿con un chuchinero?) Y termina la carta con estridentes y desesperadas mayúsculas: MARCELO NO CEDAS AL CHANTAJE.

La mañana del pasado martes, cuando López Obrador felicitó a Ebrard por admitir que las encuestas no lo habían favorecido, lo comparó con el Ulises de La Odisea, quien se tapó los oídos con cera, para no escuchar el canto de las sirenas. Hoy, después de leer la carta arriba citada, ya sabemos qué sirenas le cantaron a Marcelo, y qué tipo de ruido quisieron meterle. Pero lo que tal vez no todo el mundo conoce es el significado profundo de la metáfora que usó Andrés Manuel. Según el relato de Homero, aquellos marinos que sí se dejaron seducir por las míticas mujeres con cola de pescado se echaron al mar en pos de ellas, sedientos de besos y hambrientos de abrazos, y fueron devorados como sardinas.

En su intervención, Ebrard también tuvo palabras para las sirenas. Les dijo que pudo pedir una elección interna para inicios de diciembre, pero que no lo hizo por el bien de la unidad. Y Camacho, a su vez, dijo: Nadie conoce la ciudad de México mejor que él (Ebrard) y nadie puede disputarle ese liderazgo. En otras palabras, los cantos, que Zambrano entonó por radio el martes, presionando a Marcelo para que no suscribiera el pacto con AMLO, lograron su propósito: los camachuchos controlarán la sucesión en el Distrito Federal, y disfrutarán de ese botín los próximos seis años, gane la Presidencia de la República quien sea.

Muy bien, pero... ¿qué opina la gente de a pie al respecto? Ebrard, como agudamente analizó Julio Hernández en su Astillero del miércoles, es el gran vencedor. No buscará un escaño en el Senado, se quedará en el Zócalo hasta el 4 de diciembre de 2012, y podrá entrar como secretario de Estado al gabinete de López Obrador, o de quien sea el futuro presidente, gracias a sus acuerdos en materia de gobiernos de coalición con el PRI y con el PAN.

Al margen de los aplausos que esta brillante jugada política le deparó a Ebrard, y más allá del júbilo popular que en todo el país detonó el anuncio de que AMLO será el candidato presidencial de la izquierda, diversos círculos de estudio del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se reunieron a lo largo de esta semana para analizar las posibles consecuencias que podría tener este pacto en la ciudad de México.

Si Ebrard perdió la encuesta, razonaron, fue porque su gestión al frente del GDF dista de ser exitosa. La pesadillesca proliferación de obras públicas en todas partes y todo el tiempo convirtió a la capital del país en una especie de ciudad bombardeada. El factor sorpresa, que a diario arruina los planes de automovilistas, debido al cierre arbitrario e intempestivo de calles y avenidas sin advertencia previa, lo cual desquicia el tráfico. La privatización de espacios públicos, para beneficio único de empresas extranjeras y magnates locales.

El autoritario boicot a programas sociales, como el del presupuesto participativo, que fue estrangulado porque el GDF primero redujo y después congeló los recursos para llevarlo a cabo; la corrupción que toleró en las delegaciones, a cambio de apoyo político y logístico para sus megaproyectos neoliberales; el uso discrecional de la procuraduría capitalina para no proceder en contra de la rectora de la UACM por la retención ilegal de las cuotas sindicales, ni por la violencia ejercida contra profesores y alumnos; la complacencia con los empresarios que levantaron gasolineras por doquier con permisos obtenidos ilícitamente; la falta de responsabilidad de las instancias de gobierno que hace más de dos años no pasan revista a los microbuses, y que al suspender el programa de sustitución de vehículos que son ya chatarra, ponen en peligro la vida de miles y miles de usuarios...

Debido a todo esto y más, pero mucho, mucho más, la victoria de la izquierda en la ciudad de México está en riesgo, y podría reducir catastróficamente el número de votos a favor de AMLO, si la sucesión en el GDF queda a cargo de las sirenas del PRD, las cuales, además, ven y tratan a Andrés Manuel no como adversario sino como enemigo, según consta en la carta.

A partir de estos criterios, distintos organismos de base de Morena en la capital del país convocarán a una asamblea ciudadana para lograr cuatro demandas: 1) exigir reglas de juego claras para la sucesión en el DF (la falta de éstas sólo conduciría a un dedazo inaceptable); 2) definir por consenso una plataforma de objetivos estratégicos: por ejemplo, que en uso de sus atribuciones legales, el GDF cree por decreto una compañía de luz para la ciudad; que rescate a la UACM del grupúsculo que la está destruyendo, puesto que esa casa de estudios es uno de los proyectos más amorosos concebidos por AMLO, o que abra un banco de fomento para microinversionistas capitalinos, entre otros sueños; 3) invitar a los aspirantes a suceder a Ebrard a suscribir esa plataforma y comprometerse a hacerla realidad, y 4) promover debates entre los precandidatos para confrontar sus ideas y propuestas. ¿Cuándo se celebrará la asamblea? ¿Dónde? Esas dos preguntas obtendrán respuesta, quizá, en los próximos días.

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