domingo, marzo 11, 2012

Televisa y MVS: un competidor, un enemigo

Un competidor, un enemigo

Televisa ha presionado a las autoridades de telecomunicaciones para que no refrenden los títulos de concesión a MVS en la banda de 2.5 Ghz, idónea para ofrecer Internet de banda ancha, televisión restringida y telefonía. El problema es que MVS osó desafiar a Sky, la filial de televisión restringida de Televisa, al crear el Grupo Dish. Y quién lo dijera: Televisa reclama ahora que la SCT asuma plenamente sus atribuciones de regulador del uso del espectro radioeléctrico y “reordene” la banda de modo que sólo le sea rentable al duopolio televisivo.
Emilio Azcárraga, presidente de Televisa.


“Emilio se va a molestar”, comentó demudado Felipe Calderón. La referencia al presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, era clara. Calderón se acababa de enterar de que el entonces titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Luis Téllez, había estampado su firma en un documento para comprometerse a autorizar un modelo de servicio conocido como must carry de manera no condicionada.

Dicho must carry no debía derivar en las “ventas atadas” de las señales de televisión restringida y sí permitir la retransmisión de señales de televisión abierta en sistemas de televisión restringida sin que se considerara un “robo de señal” o una violación de derechos de autor por las dos grandes compañías de televisión abierta, Televisa y TV Azteca.
Eran inicios de 2008. Dos empresarios buscaban competir en los servicios de televisión directa vía satélite (DTH) con Sky, filial de Televisa, la compañía más redituable del consorcio, con un crecimiento anual neto de entre 11 y 19%.
El primer competidor era Joaquín Vargas, concesionario de MVS, que desde 2006 había amarrado inversiones por cerca de 500 millones de dólares con la compañía estadunidense EchoStar para lanzar un sistema de televisión satelital de bajo costo. El otro era Alejandro Burillo Azcárraga, del Grupo Pegaso y primo de Azcárraga Jean, quien en julio de 2007 anunció que lanzaría un sistema similar al de Sky con inversiones por 150 millones de dólares y con un servicio de must carry competitivo.
Ambos grupos competidores buscaban evitar que Televisa les bloqueara el acceso a sus canales de televisión abierta, como lo hizo con DirecTV, que salió del mercado a finales de la década de los noventa. Además, planeaban un ambicioso proyecto de triple play, es decir, ofrecer servicios de internet de banda ancha, televisión restringida y telefonía a través de estos sistemas. Para eso era indispensable el must carry.
El Grupo Pegaso pospuso su proyecto sin dar mayores explicaciones. Su vicepresidente, Alejandro Orvañanos, había señalado en entrevistas de prensa que con este nuevo modelo de DTH podrían arrebatarle a Sky hasta 12% de suscriptores durante el primer año.
Después de múltiples peripecias, MVS anunció a mediados de 2008 que, en franca competencia con Sky, lanzaría Grupo Dish en alianza con EchoStar, proveedora de servicio satelital, y con Telmex, de Carlos Slim, para los servicios de facturación. Las inversiones disminuyeron a la mitad: de los 500 millones de dólares iniciales, quedaron entre 250 y 300 millones de dólares para ofrecer un servicio de televisión orientado al sector de “ingresos bajos”, con un costo mensual promedio de 150 a 200 pesos.
“Esta asociación entre MVS y EchoStar hace posible, para un gran sector de la creciente población en México, el recibir una barra atractiva de todos los canales de televisión digital a un precio accesible”, comentó Charlie Egan, presidente del Consejo de EchoStar Corporation.
La reacción contra el Grupo Dish no se hizo esperar. La Cámara Nacional de la Industria de Televisión por Cable (Canitec) acusó a Telmex de violar su título de concesión, que prohibía ofrecer servicios de televisión restringida. La entonces subsecretaria de Comunicaciones y Transportes, Purificación Carpinteyro, declaró el 12 de noviembre de 2008 que si la alianza era sólo una estrategia comercial “no necesariamente incurriría en una evasión a su título de concesión”. Al día siguiente el titular de la Canitec, Alejandro Puente, acusó a Carpinteyro de hacer declaraciones “irresponsables” y de mantener una “complicidad” con Telmex.
En diciembre de 2008 el Grupo MVS anunció que también incorporaba a la periodista Carmen Aristegui como conductora de su noticiario estelar en la radio, a partir de 2009. Tras su abrupta salida de WRadio, Aristegui estaba señalada por Televisa como adversaria de sus intereses.
Televisa revivió, el 29 de enero de 2011, una denuncia contra la sociedad formada por MVS y Telmex en el Grupo Dish. Ante la Comisión Federal de Competencia (CFC) calificó esta alianza como una “simulación” para darle la vuelta a la negativa de la SCT a cambiarle el título de concesión a Telmex. La CFC afirmó que el asunto ya estaba resuelto desde 2009, cuando autorizó la operación del Grupo Dish.

El litigio de la banda 2.5 Ghz

En paralelo, MVS buscó desde inicios de sexenio concretar la sociedad con Intel y Clearwire, dos compañías extranjeras proveedoras de servicios de internet inalámbrico de banda ancha, para utilizarlo en la banda 2.5 Ghz, donde la compañía de Joaquín Vargas había acumulado desde 1984 casi 190 Mhz. Algunos títulos los obtuvo por licitación, otros los ganó en subastas y algunos más los compró a otros concesionarios.
La osadía de plantear una competencia directa a Sky generó una nueva fractura entre MVS y Televisa. El 11 de diciembre de 2008, un mes antes de que iniciara el servicio del Grupo Dish, la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) le negó a MVS el refrendo de varios títulos de concesión en la banda 2.5 Ghz, contraviniendo la autorización que la misma comisión había otorgado en anteriores resoluciones.
El rechazo de las autoridades a refrendar estas concesiones se agudizó entre 2010 y 2011. En febrero del año pasado, a raíz de la salida temporal de Carmen Aristegui de su noticiario en MVS, la periodista ventiló en conferencia de prensa que detrás de su caso estaban las presiones del gobierno federal para no refrendarle las concesiones de la banda 2.5 Ghz a la empresa de Joaquín Vargas (Proceso 1789).
La disputa por estos refrendos llegó hasta diciembre de 2011, cuando la SCT, ahora bajo el mando de Dionisio Pérez-Jácome Friscione, le notificó a la empresa de Joaquín Vargas que se le negaba la prórroga de tres de los 20 títulos de concesión vencidos en esa banda, destinada a los servicios de cuádruple play.
El comunicado de la SCT, distribuido apenas el pasado viernes 2, informaba también que las pláticas con MVS “para lograr un reordenamiento ágil y coordinado de la banda 2.5 Ghz” no habían fructificado. Por tanto, “esta dependencia procedió a negar las prórrogas de las concesiones vencidas, tal y como se informó en la conferencia de prensa el pasado 31 de enero”.
Dos días después, el domingo 4, MVS calificó de “infame” que Javier Tejado Dondé, director de Información y asesor jurídico de Televisa, hubiera divulgado antes esta información de la SCT y recordó que la compañía mantiene casi 90 litigios de amparo para salvaguardar sus derechos en esta banda.
El miércoles 7, MVS publicó en la mayoría de los periódicos capitalinos un desplegado donde acusó directamente a Televisa de ser la artífice de la negativa de la SCT y de la Cofetel para reasignar las concesiones de las que es titular la compañía de Joaquín Vargas.
Televisa respondió, en otro comunicado, que no tiene ningún litigio jurídico contra MVS-Comunicaciones respecto de la banda en cuestión, y acusó a su competidor de usar como “excusa para cubrir sus deficiencias jurídicas y de negocios, supuestos conflictos con Grupo Televisa”.
La compañía de Emilio Azcárraga Jean aprovechó el comunicado para establecer lineamientos, como si Televisa fuera el organismo regulador de las telecomunicaciones:
“Nadie ha podido autorizar el proyecto de MVS pues: violenta la normatividad nacional, incluida varias decisiones de la Suprema Corte; evade varias recomendaciones de organismos internacionales; niega que los mexicanos reciban un pago justo por el uso de la mayor cantidad de un bien de dominio público (el espectro radioeléctrico) que tenga cualquier operador de telecomunicaciones en México.
“En todo el mundo esta banda (2.5 Ghz) se está ordenando justo para que haya más competencia y no monopolios como el que MVS quiere formar”, sentenció Televisa en su comunicado.
En esta guerra de comunicados, MVS respondió que Televisa mentía porque “ha realizado gestiones para obstruir la competencia”, y cita como “claro ejemplo” la solicitud de Cablevisión y las gestiones que ha realizado esta compañía con el gobierno “para que no se renueven las concesiones de las que MVS es titular”.
MVS consideró que el verdadero litigio no es por la banda 2.5 Ghz, sino por la competencia que ha planteado el Grupo Dish en el mercado de la televisión satelital:
“Ante la pérdida de mercado que han tenido en TV restringida, han promovido diversos recursos jurídicos para eliminar a Dish México del mercado, con lo que pretenden que sus abogados suplan sus deficiencias como empresarios.”
“En materia de negocios, Televisa sólo es exitosa cuando navega en las turbias aguas del monopolio. Ellos no saben ni quieren competir”, sentenció MVS.

“Línea” de Televisa al gobierno

El 10 de julio de 2008 llegó a las oficinas de Luis Téllez, entonces titular de la SCT, un extenso documento enviado por Cablevisión, la otra filial de Televisa en televisión por cable, en el que demanda el “reordenamiento” de la banda 2.5 Ghz.
En su parte medular, el documento de 17 cuartillas, firmado por Jean Paul Broc, directivo de Cablevisión, pedía que la SCT retirara los títulos de concesión que MVS detentaba en la mencionada banda, que suman cerca de 190 Mhz, una cantidad muy importante de espectro radioeléctrico. Y calculó el valor actual de esa banda, detentada por MVS y Ultravisión:
“El gobierno mexicano podría obtener de una eventual licitación de esta banda un valor económico aproximado de mil 439 millones de dólares”, afirmaba Cablevisión en ese texto, que actualmente se encuentra en la página electrónica de MVS.
Cablevisión argumentó que, en su momento, las concesiones en la banda 2.5 Ghz eran para prestar “exclusivamente servicios de televisión y audio restringido de microondas”. La revaloración de esta banda, ahora para servicios de cuádruple play, obligaba a que los concesionarios, léase MVS, pagaran una nueva contraprestación o el Estado les negara el refrendo para que se “reordenara” el uso de este espectro.
Como si dieran órdenes a la autoridad reguladora, los abogados de Cablevisión le señalaron al titular de la SCT: “Como se ha visto, hay un uso ineficiente del espectro radioeléctrico concesionado, o en otras palabras, hay espectro ocioso que tiene un valor económico, cuya falta de aprovechamiento representa un alto costo social. Por ello, es indispensable que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes reasigne este recurso escaso con criterios de eficiencia y óptimo aprovechamiento.
“Adicional a lo anterior, deben señalarse los efectos nocivos que tiene en el mercado de banda ancha el que un solo concesionario concentre 190 Mhz. Si se considera que en la banda de frecuencias 3.4-3.7 Ghz a licitarse próximamente, se asignarán tres bloques de 50 Mhz cada uno, mismos que serán disputados por varios interesados durante el proceso de licitación respectivo, previa opinión favorable de la Comisión Federal de Competencia, resulta evidente que 190 Mhz representan casi cuatro veces el ancho de banda máximo a que cualquier aspirante pueda acceder en frecuencias como resultado del proceso licitatorio.”
En otra parte de su alegato, Cablevisión demanda que “por razones de legalidad y transparencia, a fin de dar un uso eficiente del espectro radioeléctrico, solicitamos a la SCT que las prórrogas de las concesiones de 2.5 a 2.69 Ghz que, en su caso, se otorguen, incluyan las modalidades de acceso inalámbrico para servicios fijos y móviles”.
De manera directa, Cablevisión le solicita a la SCT quitarle los títulos de concesión a MVS:
“No sobra decir que la SCT cuenta con plenas facultades legales para establecer tal condición, toda vez que el artículo de la LFT (Ley Federal de Telecomunicaciones) señala que, entre otros requisitos que deberán cumplirse para el otorgamiento de prórrogas, el concesionario deberá aceptar las nuevas condiciones que establezca la propia secretaría. Así, no se trata de que la SCT unilateralmente modifique los términos y condiciones de una concesión, sino de que, una vez vencida ésta, la dependencia introduzca en el nuevo título de concesión las condiciones que exige el interés público respecto del aprovechamiento de un bien escaso del dominio de la nación.”
El pasado martes 6, en su colaboración del periódico Reforma, Javier Tejado Dondé, director de información de Televisa, calculó que el valor actual del espectro de 190 Mhz que detenta MVS ya no es de mil 439 millones de dólares, sino de 7 mil 500 millones de dólares. “De ese tamaño es la ganga”, afirmó Tejado.
Los argumentos de la SCT, de entonces a la fecha, han sido muy similares a los que estableció el documento de Cablevisión y a los que ha señalado Javier Tejado Dondé para explicar la negativa al refrendo de estas concesiones y la necesidad de “reordenar” la banda 2.5 Ghz.
El titular de la secretaría, Dionisio Pérez-Jácome, afirmó en la entrega de la Agenda Digital Nacional que la banda 2.5 Ghz es objeto de “una reorganización” por parte del gobierno federal, y afirmó que ningún concesionario ha aceptado las propuestas presentadas para el pago de la contraprestación.
En su comunicado del viernes 2 de marzo, la SCT repite prácticamente el mismo argumento de Cablevisión y Tejado Dondé: “Cabe señalar que la banda 2.5 Ghz inicialmente fue concesionada en México, siguiendo las tendencias internacionales, para la prestación de los servicios de TV y audio restringidos (MMDS, Servicio de Distribución Multipunto Multicanal). Sin embargo, con motivo de los avances tecnológicos, hoy en día esta banda del espectro radioeléctrico es óptima para la prestación de servicios móviles, en particular banda ancha móvil”.
La única autoridad reguladora que se ha pronunciado a favor de la propuesta de MVS de conformar un consorcio concesionario que explote la banda 2.5 Ghz bajo el nombre Banda Ancha para Todos ha sido la CFC.
En un oficio enviado a MVS y a la Cofetel el 4 de noviembre de 2010, el secretario ejecutivo de la CFC, Ali B. Haddou Ruiz, admitió que el despliegue de esta nueva red de banda ancha inalámbrica con cobertura nacional “puede tener un impacto favorable en las condiciones de competencia y libre concurrencia”.
El proyecto Banda Ancha para Todos, que el año pasado lanzaron MVS y sus socios de Clearwire, Alestra e Intel, quedó suspendido ante la negativa de la SCT a prorrogar los títulos de concesión en la banda 2.5 Ghz y las negociaciones frustradas con la Secretaría de Hacienda para determinar el monto exacto de la contraprestación. La información, hasta ahora, ha sido confusa. Fuentes de Hacienda calculan que el pago de contraprestación debe ser de 27 mil 873 millones de pesos por el uso de los 190 Mhz para los nuevos servicios convergentes, mientras MVS sostiene que debe ser 40% menor.
Para el especialista Raúl Trejo Delarbre, las dificultades que ha promovido Televisa contra MVS tienen como objetivo “deshacerse de un inminente competidor en el negocio de la telefonía de nueva generación”, en tanto su sociedad con el Grupo Iusacell, de Grupo Salinas, está pendiente debido a una decisión contraria de la CFC.
En su análisis sobre la disputa por la banda 2.5 Ghz, Trejo Delarbre cita el ejemplo del nuevo Ipad, que se puede conectar a una velocidad considerablemente mayor que otros modelos precedentes, pero no se puede usar en México porque “en nuestro país todavía no hay servicios de internet inalámbrica con la tecnología conocida como 4G. El servicio más rápido del que disponemos actualmente en México funciona con redes de la generación 3.5, que hipotéticamente permiten recibir datos con velocidades hasta 84 megabits, menor a los 500 megabits que permite la tecnología 4G”.
“Los servicios 4G se pueden ofrecer en distintas bandas del espectro radioeléctrico. Pero la que resulta más idónea para transmitir datos a velocidades altas es la denominada banda 2.5 Ghz. En todo el mundo, esta banda, también conocida como 2.6 Ghz, está siendo empleada para conducir internet a dispositivos móviles. En México, se encuentra inutilizada debido al antiguo litigio entre la empresa MVS y el gobierno federal”, advierte Trejo Delarbre.
“¿Es admisible tener una posición diferente ante el empleo de la banda 2.5 Ghz porque está en juego el negocio de un grupo empresarial menos antipático que las televisoras?”, se pregunta el especialista en su análisis MVS, Televisa y la banda 2.5 Ghz.
“Lo importante es que el espectro radioeléctrico beneficie a la sociedad y no solamente a las empresas que invierten o se benefician con la asignación de frecuencias. Para eso hace falta una política de Estado que el gobierno actual no parece dispuesto a construir en los meses que restan de esta administracion.

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