Hace 50 años, el 23 de mayo de
1962, fue cobardemente asesinado Rubén Jaramillo –zapatista desde los
14 años y luchador social defensor de los derechos de los campesinos–,
quien colaboró con Lázaro Cárdenas para levantar el Ingenio Zacatepec y
promovió el reparto de tierras.
El asesinato, ordenado por el presidente Adolfo López Mateos, fue un
acto de suprema crueldad; junto con él mataron a su esposa Epifania
Zúñiga, Pifa, embarazada, y a sus hijos Enrique, Filemón y
Ricardo. Fueron secuestrados en su casa y ejecutados por Xochicalco. Hoy
Peña Nieto dice
inspirarseen el mexiquense López Mateos, cuyo gobierno priísta, además, reprimió a los ferrocarrileros, maestros, normalistas, telegrafistas, petroleros. En honor a Jaramillo… ¡Nunca más! Urge un cambio verdadero.
Pablo Moctezuma Barragán
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