Pedro Echeverría V.
1. Televisa y TV Azteca, los poderosos monopolios de la televisión mexicana, controlan –léanlo bien- el 95 por ciento de la publicidad y la programación en TV; además los dueños de esos monopolios: Azcárraga y Salinas Pliego pertenecen a la lista de los hombres más ricos del mundo. Son asimismo controladores de revistas, periódicos, radiodifusoras, equipos y hasta del principal estadio de fútbol. Pero lo más grave es que desde los años 70 (hace casi 50 años) controlan todas las concesiones otorgadas por el Estado y, desde hace ya seis años decidieron tener su propio presidente de la República. Impidieron hace un sexenio que Andrés Manuel López Obrador asuma la presidencia acusándolo de aliado de Hugo Chávez y, por ese hecho ser “un peligro para México”. Hoy han regresado a la carga al enterarse que AMLO se ha estado fortaleciendo mientras su candidato (Peña Nieto) está cayendo en las encuestas. Ahora presentan a AMLO como culpable de la devaluación del peso mexicano frente al dólar por el hecho de fortalecerse como candidato.
2. Otra vez los medios informativos, los grandes empresarios, el PAN y el PRI, alistan sus armas para evitar que López Obrador gane la Presidencia. Ahora le han hecho una acusación en el sentido de que sus asesores han “pedido a empresarios 6 millones de dólares para ganar la Presidencia”; se olvida que pedir dinero y extorsionar es una práctica común en México de partidos (PRI y PAN) y políticos. Pero, aunque AMLO ha dicho que “no ha autorizado a nadie a pedir dinero en su nombre” y tenga una campaña austera, el PRI no espera probar esa acusación pues basta aprovecharla y difundirla en los medios, siempre dispuestos a ello. Sólo habría que imaginar cuando basura se lanzaría sobre AMLO si en los próximos días desbancara a Peña Nieto del primer lugar. ¿Se había visto en la historia en América Latina no oposición electoral tan recalcitrante de la clase dominante? Si la campaña para bloquear a AMLO continuara con tan bajos argumentos y necedades, entonces quedaría demostrado que hay que acudir a los métodos no electorales.
3. Aunque la clase poderosa silencia lo que piensan o le da la vuelta a las ideas para no desprestigiarse ante los jóvenes, lo que más ha preocupado a Peña Nieto, a Televisa y al gobierno panista, es el crecimiento de la protesta y la organización estudiantil. Imaginen nada más que 60 mil estudiantes estén saliendo a las calles con un solo grito que resume: “mueran los medios de información que quieren imponer a Peña Nieto como Presidente de la República, así como el gobierno de Calderón por corrupto”. Han buscado probar que López Obrador es el que mueve los hilos de los estudiantes, pero a pesar de los 10 mil agentes investigadores no han encontrado nada; al contrario, miles de estudiantes han enseñado sus credenciales para demostrar que ellos son alumnos genuinos de tal o cual universidad o tecnológico dejando a los policías revisores en ridículo. Lo que ha sucedido es que los estudiantes desde hacía muchos meses venían acumulando la ira contra el PRI, los medios de información y el gobierno del PAN, “por tergiversar la información”.
4. La realidad es que López Obrador y los estudiantes movilizados no tienen contacto formal, pero sus coincidencias prácticas –por las propias condiciones mexicanas- son más que evidentes. El candidato del movimiento progresista no hizo trabajo político previo entre los estudiantes, tampoco éstos han declarado estar con AMLO, pero es muy claro que la coincidencia de uno y otros es casi total: a) Están contra la terrible manipulación de los medios de información, en particular de Televisa; b) Están contra la imposición que Televisa y el PRI están haciendo de Peña Nieto; c) Denuncian la terrible corrupción del gobierno del panista Calderón; d) Combaten a Esther Gordillo como cacique corrupta del SNTE; e) Condenan la muerte o los asesinatos de 60 mil mexicanos; f) Quieren un cambio político y económico radical en México: g) Luchan por un país libre, justo y democrático. No está demás decir que el PAN sólo estaría con los puntos b y d, porque son el partido en el gobierno.
5. Las encuestas políticas o de opinión no son muy creídas en México porque siempre son hechas por encargo de partidos o medios de información. Son trampa cantada. (Son como la famosa evaluación o prueba universal que quiere aplicárseles a los maestros; son mediciones calculadas para que repruebe o apruebe la cantidad de gente que se planee). Igual las encuestas muy bien pagadas para que aparezca en primer lugar o en segundo –según quiera- el partido que paga. Pero las encuestas también sirven de propaganda para el partido que paga más y tiene mayor control de los medios de información. De pronto se escapa una encuesta y un dato –como el del periódico Reforma de ayer- que confiesa por dónde van las cosas y AMLO brinca de alegría porque alguien publicó lo que ha venido diciendo desde hace meses. Es importante por que recupera los ánimos de los lópezobradoristas, pero también puede ser una trampa que aún no sabemos lo que esconde.
6. Lo importante aquí es el comportamiento futuro del movimiento estudiantil. Si éste se hace más fuerte, consciente y logra arrastrar a otros sectores, López Obrador obtendrá la Presidencia en las elecciones del 1 de julio porque ya los medios de información, los empresarios y el gobierno de Calderón nada podrán hacer. Por el contrario, si la clase dominante logra doblegarlos con promesas, amenazas y hasta represión, López Obrador será derrotado. Los votos nunca han sido independientes sino determinados por las condiciones que se desarrollen en los últimos 15 días de campaña que afloran los elementos: a) ¿Quién compró con regalos y dinero más votos? b) ¿Quién logró organizar bien la maquinaria para acarrear a los votantes a las casillas? c) ¿Qué propaganda o campaña han hecho los medios de información? ¿Quién manda realmente en cada casilla y sección? De todas maneras si las órdenes de arriba son tajantes para que por ningún lado se cuele AMLO, esas órdenes se cumplen hasta con pena de muerte.
7. No debe olvidarse que la Presidencia de la República es un asunto de Estado. No se trata de un simple partido de cartas o de ajedrez porque se está jugando la vida de la República por los próximos seis o doce años. En este asunto intervienen no sólo los mexicanos sino también el imperio de EEUU y otros países. Al ser México un simple “patio trasero” de los EEUU se siente este país con derecho a decidir por medio de su embajada primero y luego por el Departamento de Estado. México es el segundo país más poblado de América Latina y por eso entre los once países con más presencia en el mundo. Así que no se olvide lo difícil para los empresarios y los medios de información dejar en la Presidencia a López Obrador para que haga y deshaga. Quizá en una revolución armada o violenta sea otra cosa, pero en un proceso electoral pacífico la victoria para un AMLO tiene que ser total y clara. De lo contrario, el imperio de EEUU siempre se la pasará mejor con un personaje en la Presidencia –del PRI o del PAN- que le permita seguir saqueando el país.
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