domingo, agosto 26, 2012

El pecado de Julian Assange

El fundador de Wikileaks durante su mensaje del domingo pasado en un balcón de la embajada de Ecuador en Londres.


Desde el alto Himalaya de su proverbial perfidia, el imperio británico a- menaza a la República del Ecuador con invadir su embajada en Londres porque el presidente Rafael Correa está cumpliendo en el caso de Julian Assange con una de las más nobles tradiciones entre las repúblicas de América Latina: el asilo a los perseguidos políticos, cualesquiera sean las ideas y las razones de éstos en cada caso.
Lo que Gran Bretaña amenaza una vez más no es sólo la libertad y la integridad física de Assange. Es el principio universal del derecho de asilo, ese territorio inmaterial que las grandes potencias y los pequeños dictadores siempre han tratado de abolir.
Dos directores de cine estadunidenses reconocidos por sus trayectorias en defensa de los derechos humanos contra las acciones de los gobiernos de su país, Michael Moore y Oliver Stone, publicaron en The New York Times del 21 de agosto pasado una razonada y encendida denuncia en el caso de Assange: “Ecuador ha actuado en conformidad con importantes principios internacionales de derechos humanos.
“Desde su fundación, Wikileaks ha revelado la filmación Asesinato colateral, que muestra el evidente asesinato indiscriminado de civiles en Bagdad por un helicóptero de ataque Apache estadunidense; otros precisos detalles adicionales sobre el verdadero rostro de las guerras en Irak y Afganistán; la complicidad con la dictadura de Yemen para ocultar nuestra responsabilidad por bombardeos en ese país; la presión del gobierno de Obama sobre otras naciones para que no incriminaran por tortura a funcionarios de la era de Bush, y mucho más.
“Como era de prever, la respuesta de quienes preferirían que los estadunidenses fuéramos mantenidos en la ignorancia fue feroz. Dirigentes de primera fila de ambos partidos han calificado a Assange como ‘un terrorista de alta tecnología’ (a high-tech terrorist)”, dicen Moore y Stone.
Suecia, que en el siglo pasado mantuvo una generosa política de asilo a los perseguidos por las dictaduras latinoamericanas, registra ahora casos recientes en sentido opuesto. La historia indica que Suecia puede ceder a cualquier presión de Estados Unidos para entregar a Assange, agregan Oliver Stone y Michael Moore: En 2001 el gobierno sueco entregó a la CIA a dos egipcios que buscaban asilo, la cual los entregó al régimen de Mubarak, que los torturó.
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