domingo, febrero 04, 2007

El juicio

Sique

Siempre me ha sorprendido lo fácil que resulta para todos emitir un juicio sobre la conducta de los demás, ya no se diga sobre fénomenos y acontecimientos. Probablemente pocos saben que el juicio es el nivel más alto de conocimiento y que para llegar a éste se necesita haber cursado los anteriores. La mayoría se los salta de un brinco y llega al juicio con gran desfachatez y sin rubor alguno.


Para llegar al juicio se requiere antes trascender las siguientes etapas: memoria, comprensión, aplicabilidad, análisis, síntesis y de ahí ya puede uno emitir un juicio.

Es decir se necesita primero tener en el acervo mental una serie de principios y acontecimientos relacionados con el tema; comprenderlos y saber lo que significan; haberlos experimentado al menos dentro de un contexto similar; analizarlos desde varias perspectivas; realizar una síntesis de su representatividad dentro del contexto adecuado; emitir un juicio que precise las condiciones a través de las cuales se llegó a éste.

Hay una enseñanza Sen en la cual el Discípulo y el Maestro están contemplando una montaña a lo lejos, el Discípulo le dice al Maestro: "Maestro, qué grande es esa montaña", y el Maestro le contesta, "Ve y camínala toda". El Discípulo se va y pasa tres meses recorriendo la montaña, cuando regresa llega con su Maestro y le dice: "Maestro, qué grande es esa montaña", y el Maestro le dice: "Sí."

Borrar de un plumazo y emitir un juicio como se dice vulgarmente "sin tener todos los pelos de la burra en la mano" es una irresponsabilidad sobre todo cuando se ejerce una posición en la que se influye sobre la opinión pública y no me estoy refiriendo a los adversarios, me refiero a quienes dentro del mismo movimiento se vuelven dizque "críticos objetivos", y sienten que están ejerciendo una "autocrítica" cuando en realidad están enjuiciando sin conocimiento pleno de lo que sucede y lo están haciendo en base a sentimientos personales no reconocidos que los lleva a descalificaciones injustas y mezquinas.

La revolución de la conciencia es muy necesaria, si no, nuestra lucha se ve entorpecida por los mismos vicios y atavismos que nos han llevado a situaciones tan críticas como las que vivimos.

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