domingo, abril 15, 2007

El gobierno de Venezuela, bajo ataque

Editorial

Durante este mes estallaron varias bombas en Venezuela. El viernes, dos personas resultaron heridas por una detonación en la sede de la asamblea legislativa en Los Teques, a 20 kilómetros de Caracas. Días antes explotaron dos artefactos en centros comerciales, y a principios de abril se registraron atentados contra templos católicos en la capital. Si bien aún se investiga el origen de esas acciones, sin duda esos delitos buscan desestabilizar el régimen venezolano.

Además, pasar por alto los ataques contra el gobierno de esa nación podría sentar un precedente peligroso para las frágiles democracias latinoamericanas. Sobre todo en países que buscan construir una alternativa diferente al sistema económico neoliberal, que excluye a la mayoría de la población.

Las agresiones contra el gobierno venezolano suceden en momentos en que el presidente Hugo Chávez lleva a cabo la profundización de su revolución bolivariana, encaminada precisamente a eliminar la aguda desigualdad económica y social que prevalece en esa nación.

Entre las medidas anunciadas recientemente por el mandatario destacan la nacionalización de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV), Electricidad de Caracas y activos de empresas de telecomunicación, entre ellas de la televisora privada RCTV, con lo cual ha agitado el avispero y ha generado una fuerte reacción de la oposición y de la derecha venezolanas. Su más reciente logro, anunciado el jueves pasado, fue la cancelación de la deuda externa que se mantenía con el Banco Mundial, medida que liberará a ese país de tan pesada carga.

Para Chávez, esos atentados forman parte de un plan de la oligarquía de su país para derrocar al gobierno legítimamente electo, que -puntualiza- se intensificará a partir del 27 de mayo, incluso con proyectos para asesinarlo. De acuerdo con el presidente, la decisión de no renovar la licencia a la televisora privada RCTV es uno de los motivos principales de la derecha para llevar a cabo dicho proyecto.

Pero más allá de los excesos retóricos del dirigente venezolano, no hay que olvidar que su gobierno ha estado bajo gran presión desde el principio. Los ataques de quienes se oponen a sus planes y de Estados Unidos, enemigo declarado del presidente venezolano, hacen evidente esa presión.

Tampoco hay que pasar por alto que los bombazos de esta semana han coincidido con el quinto aniversario del golpe de Estado que despojó del poder a Chávez por algunas horas. Es importante recordar que la derecha de aquella nación y Washington tuvieron mucho que ver con dicha asonada, desactivada por parte importante del ejército y de la sociedad.

La misma gente que ha respaldado a Chávez en las urnas y ha apoyado sus proyectos socialistas en las calles. Por eso lo único que importa en estos momentos es que él es el representante legítimamente electo del pueblo venezolano y la voluntad popular que no dejó duda en la elección pasada merece, para empezar, respeto en su quehacer.

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