jueves, octubre 25, 2007

Sin previsiones ante la desgravación que viene

Carlos Fernández-Vega

EL TLCAN debilitó más la competitividad de la agricultura mexicana

Se acerca el arranque de 2008 y todo parece indicar que el gobierno federal no presta suficiente atención a los efectos negativos que, en el ámbito interno provocará la desgravación arancelaria en maíz, frijol, azúcar y leche en polvo a partir del primer día de enero próximo y en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Faltan 68 días para que ello suceda y las acciones preventivas brillan por su ausencia.

Nada grato resulta el panorama, a menos que algún iluso tome en serio la más reciente declaración del ex caballo negro panista Alberto Cárdenas hoy, dicen, al frente de la Sagarpa: se han destinado 18 mil millones de pesos para apoyar a 3 millones de productores de maíz, frijol, leche y caña de azúcar, que podrían resultar afectados con la apertura comercial prevista en el TLCAN, o lo que es lo mismo un promedio de 6 mil pesos por cabeza, que no sirven ni para curitas.

Con la ayuda del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara Diputados, va un rápido paseo por este tema y sus efectos para el sector agropecuario nacional, entre los que destaca el siguiente: “El TLCAN al reducir las protecciones fortaleció la competitividad de la agricultura de Estados Unidos, y debilitó aún más la competitividad de la agricultura mexicana”.

Para 2008 si bien no se espera una crisis, sí se prevé un crecimiento de las importaciones de algunos bienes básicos. Durante los 13 años que tiene de vigencia el TLCAN, las asimetrías existentes entre productores mexicanos y estadunidenses de maíz y otros granos no se han cerrado, por lo que los primeros se encontrarán con mayores desventajas. Los principales efectos se observarán en el ajuste (incremento) de precios para equilibrar la oferta y demanda en el mercado doméstico, y que se tendrán que ir ajustando a los precios internacionales.

Se prevé que los precios del maíz y otros granos se incrementen a corto y mediano plazo, por lo que la apertura total del maíz desde 2008 podría tener un impacto similar al que se observó a comienzos de 2007, que estuvo acompañado de escasez y en consecuencia el incremento de importaciones para complementar la oferta nacional. Asimismo, se espera que, por un lado, los incrementos de los precios internacionales de granos permitan mayores ganancias a los productores mexicanos y ello permita asegurar su permanencia pero, por otro lado, el consumidor podría verse afectado.

Para el caso del frijol, la Secretaría de Economía considera que no existirá riesgo, ya que “los campesinos cuentan con sistemas de riego adecuados, buenos procesos, plantas de beneficio”, y las variedades que se consumen en el país son diferentes a las que se producen en Estados Unidos, además de que 50 por ciento de la producción es para autoconsumo.

El cultivo del frijol representa la segunda actividad agrícola más importante después del maíz. Las importaciones de este grano se incrementaron 67 por ciento en 2006, mientras las exportaciones cayeron 45.3 por ciento. Sin embargo, para 2007 se espera que las importaciones de esta leguminosa disminuyan 24.8 por ciento y las exportaciones aumenten 0.3 por ciento.

En general, en los últimos años las importaciones agropecuarias han sido mayores que las exportaciones, lo que generó déficit en la balanza comercial del sector agrícola en 2005 y 2006 de 161.8 y 269.9 millones de dólares, respectivamente. Esto representa un incremento de 66.8 por ciento en el déficit comercial agrícola al cierre de 2006. Las importaciones crecieron 17.3 por ciento en 2006 respecto a 2005, mientras las exportaciones lo hicieron en 15.7 por ciento, en el mismo periodo.

A 13 años de entrada en vigor del TLCAN, se ha observado que sus efectos sobre el sector agrícola mexicano han sido mixtos. Una agricultura dinámica y orientada a la exportación coexiste con otra de subsistencia. En el caso del maíz se presenta una de las principales asimetrías, ya que cultivar una hectárea en México resulta 300 por ciento más caro que en Estados Unidos. Esto es, mientras en México cuesta 79.68 dólares por hectárea, en Estados Unidos es de 19.89 dólares. En México se cosechan alrededor de 2.4 toneladas de maíz por hectárea, y en Estados Unidos 8.4 toneladas.

Los sectores de granos, cereales y oleaginosas se vieron afectados en los primeros diez años de operación del TLCAN. Alrededor de 80 por ciento de las importaciones agrícolas totales de México son de granos básicos, oleaginosas y productos derivados. El comercio de granos básicos y oleaginosas entre los países del TLCAN es un flujo de doble vía entre Estados Unidos y Canadá, pero un comercio de una sola entrada entre Estados Unidos y México.

El TLCAN al reducir las protecciones fortaleció la competitividad de la agricultura de Estados Unidos, y debilitó aún más la competitividad de la agricultura mexicana. No obstante las asimetrías económicas entre los tres países firmantes del tratado, para Estados Unidos y Canadá se aceptó que el 61.0 y 88.4 por ciento de las exportaciones agropecuarias mexicanas dirigidas hacia esos países, respectivamente, entrarán en la categoría de desgravación inmediata, mientras México solamente aceptó el 35.9 y 41 por ciento, respectivamente.

México y Estados Unidos convinieron la inmediata eliminación arancelaria en una amplia lista de productos agrícolas, cuyo comercio responde por casi la mitad de los flujos comerciales agropecuarios mutuos. Acordaron la eliminación gradual de las barreras arancelarias restantes en un plazo de diez a 15 años, que concluye el 31 de diciembre de 2007. El Programa de Desgravación Arancelaria para los principales productos agrícolas pactado por México en el TLCAN incluía maíz, frijol, cebada, jugo de naranja y malta; estos tres últimos se liberaron desde 2003 y quedan por desgravarse en su totalidad maíz y frijol, productos de consumo básico del mexicano.

Las rebanadas del pastel

Vocho banco a la vista: al de por sí abultado inventario de bancos chatarra, habrá que sumar al recientemente palomeado por la Secretaría de Hacienda: Volkswagen Bank, que “en su primera fase operará vía telefónica”.

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