lunes, octubre 22, 2007

Varios júniors de los negocios se quedaron con Aeroméxico

Carlos Fernández-Vega

Con el rescate del Fobaproa y no pagar impuestos acumularon fortunas

Ahora que graciosamente el gobierno federal reprivatizó, en medio de múltiples dudas (tradición obliga) sobre el procedimiento, 40 por ciento del mercado de la aviación otrora nacional (léase Aeroméxico), vale la pena hacer un rápido paseo por la ilustre historia de los nuevos dueños (Citigroup disfrazado de Banamex y 13 hombres y una mujer de “negocios”) de la más septuagenaria línea aérea.

Hay de todo: desde fortunas de pedigrí, pasando por muchos júniors (aunque la edad ya no les permita presumir tal calificativo) y “rescatados” por el Ficorca de Miguel de la Madrid, el Fobaproa de Zedillo y la generosidad de la “democracia de, para y por los empresarios” de Fox, hasta especuladores bursátiles que, como por arte de magia (siempre ligada al poder público y al financiamiento de las campañas electorales), han logrado acumular fortunas de ensueño.

De entrada, con 49 por ciento de las acciones a la aerolínea, la trasnacional financiera estadunidense más grande del planeta (en el proceso de compra-venta de Aeroméxico nunca se mencionó Citigroup) se disfrazó de Banamex, donde la mano “mexicana” más “reconocida” es la de Roberto Hernández Ramírez, mister tax free, ese especulador bursátil que en agosto de 1991 obtuvo (con las mismas dudas sobre la transparencia del procedimiento de asignación por parte del salinismo) el Banco Nacional de México, el mismo que una década después vendió, junto con sus accionistas y libre de impuestos, al referido corporativo con sede en Nueva York, no sin antes ser “rescatado” por el Fobaproa y apoyado financieramente la campaña de Fox y, más adelante, la de Calderón.

Brilla por ser la única mujer de “negocios” que aparece en la adquisición de Aeroméxico, amén de ser la esposa del embajador estadunidense en México, Tony Garza, María Asunción Aramburuzabala Larregui heredó fortuna de su padre Pablo Aramburuzabala Ocaranza, fundador del imperio cervecero que ahora se conoce como Grupo Modelo. Este empresario español, que vino a hacer la América y murió 12 años atrás, tuvo fuerte presencia en Banamex y Bancomer (antes de la estatización y en la reprivatización), así como en Industrias Oxy, John Deere, Seguros América y la Casa de Bolsa Inverlat, y fue una de las cabezas de familia que mayor raja sacó del crack bursátil de 1987. La hija heredó fortuna y negocios, y los amplió: llegó a ser integrante del Grupo Televisa, obviamente de Banamex, de América Móvil, la de Slim y, entre recepciones diplomáticas, se mantiene como una de las cabezas del Grupo Modelo. Es, pues, la mujer más rica, financieramente hablando, de América Latina, y la venta de Banamex a Citigroup, libre de impuestos, sin duda contribuyó, al igual que sus cheques paras las campañas del “cambio” y la “continuidad”.

Fanático de la toluqueña perra brava, Valentín Díez Morodo, hijo de otro inmigrante español, Nemesio Díez Riega, asociado al mundo de la cerveza, tiene más participación empresarial que tiempo para atender los negocios: aparece en los consejo de administración de Kimberly Clark de México, Grupo Financiero Banamex-Citigroup, Grupo Modelo, Desc, Alfa, Grupo Ferroviario Mexicano, Corporación San Luis, Multivisión, Grupo México, Acciones y Valores de México, Zara México, Grupo Aeroportuario del Suroeste, Grupo KUO y Telefónica Móviles México, sin olvidar su paso por Prolar, Industrias Oxy, J. Deere, Synkro (el “rescate” de este grupo fue uno de los más costosos que asumió el Fobaproa), Calzado Puma, Cannon Mills, Seguros América y Casa de Bolsa Inverlat). De igual manera, el crack bursátil de 1987 fue un filón para la fortuna de este empresario, que entre otras cosas se benefició de la venta de Banamex a Citigroup, amén de presidir el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y el Consejo Mexicano de Comercio Exterior. También la venta de Banamex a Citigroup generosamente tocó su bolsillo.

Otro júnior de los negocios es Antonio Cosío Pando, hijo de Antonio Cosío Ariño, también de origen español y beneficiario del crack de 1987. Este “hombre de negocios” divide su tiempo para atender intereses en Teléfonos de México, Carso Infraestructura y Construcción, Grupo Carso, Grupo Financiero Inbursa (todos ellos de Carlos Slim), Corporación Moctezuma (cementera), Grupo Hotelero Brisas, Grupo Pando, Compañía Industrial de Tepeji del Río y Tejidos Puente Sierra, entre otros, sin dejar a un lado que su padre fue cabeza visible en Banamex, Frisco, John Deere, Sanbors, Corporación Industrial San Luis, Condumex, Seguros América, Casa de Bolsa Inverlat, Casa de Bolsa Inverméxico, Bancomer, Empacadora Pando (incluyendo Chocolate la Suiza y Vinos Santo Tomás), Toallas la Josefina, Frontón de México, Aseguradora Universal, Afianzadora Cosío, Plaza de Toros México, (ex propietario) Real Turismo, Kimberly Clark, Inbursa, Teléfonos de México y banco español Banesco.

Como se acabó el espacio, mañana continuamos con el tema.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría y el registro del empleo formal: “es menester en el IMSS que cada cierto tiempo (cada tres meses, aproximadamente) muchos de los trabajadores afiliados que no registran movimiento en consulta sean dados de baja, principalmente de aquellas empresas que tienen su matriz en otra ciudad diferente a donde labora el derechohabiente (verbigracia líneas de autobuses foráneos que la matriz está en León y sus empleados están en toda la República). Cuando el inscrito o alguno de sus familiares asiste al Seguro se le notifica que no está dado de alta y se le pide que para recibir atención realice trámites para volver a quedar en alta. Con ello se inflan los números alegres de quienes utilizan estos procedimientos para engañar a la población con las declaraciones mentirosas de que se alcanzan cifras positivas en la creación de empleos. Entonces, aparte de pelele, mentiroso a más no poder” (Alfonso García Rojas, nut2002algara@yahoo.com.mx).

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