martes, noviembre 13, 2007

Los transgénicos se defienden a balazos

Gustavo Duch Guillot

En marzo de 2006, un grupo de campesinos de la Vía Campesina y el Movimiento sin Tierra en Brasil ocuparon unos campos experimentales de transgénicos que la empresa semillera Syngenta (constituida a partir de Novartis y Zeneca) tenía en Santa Teresa do Oeste. Los movimientos campesinos querían advertir de la ilegalidad de estos campos por su peligro de contaminación hacia el Parque Nacional de Iguazú, del que estaba demasiado cerca, y para las variedades de maíz criollo de los campesinos próximos.

La propuesta de Vía Campesina fue transformar el campo contaminante de Syngenta en un centro de investigación y producción de semillas agroecológicas, con variedades campesinas, accesibles a todos y sin patentes.

Mientras la ocupación está aún en los tribunales, los campesinos ocupantes se habían trasladado a unos asentamientos cercanos. Pero Syngenta ha mantenido amenazas a los mismos hasta que el pasado 21 de octubre una milicia armada, contratada por la trasnacional de transgénicos, invadió sus asentamientos, matando de dos tiros a Valmir Mota de Oliveira, militante del Movimiento Sin Tierra, de 34 años, padre de tres hijos. Además, hirió gravemente a otras personas del mismo movimiento.

Si Syngenta defiende así sus intereses económicos propongo a los campesinos y campesinas españoles defender un modelo de agricultura ecológica y social boicoteando los productos Syngenta que se distribuyen por toda España. La lucha por la soberanía alimentaria de los pueblos avanza, pero con víctimas en su andadura.

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