lunes, diciembre 03, 2007

UNAM, los desafíos V


(Quinta y última parte)V
--El proceso sucesorio, parece, ya es cosa del pasado. El nuevo rector ya empezó a hacer sus primeros movimientos, por lo menos en lo relativo a su equipo de trabajo. Lamentablemente estamos viendo que el tema de la Universidad ya no está más en los medios. Pero queda lo fundamental: lo mucho que falta por hacer. ¿Cuáles son, a su juicio, los pendientes y los desafíos de la UNAM?“Los resumiría en seis renglones. El primer pendiente es recuperar la presencia nacional de la UNAM. Más allá de la imagen individual del rector, recobrar el papel de una institución que como tal tenga la capacidad de incidir en la formulación de las políticas públicas del país. Aquí se estudian temas de economía, salud, medio ambiente, ciencia y otras. La Universidad debería tener críticas bien fundadas a las propuestas gubernamentales y partidarias sobre leyes de ingresos, reforma fiscal, políticas ambientales, etcétera, pero no sólo cuestionamientos. La institución está en posición de elaborar propuestas específicas que se remitirían al Congreso de la Unión, al Ejecutivo para actuar sobre los grandes problemas de la nación”.--Está hablando de un ámbito –sobre todo en el caso de las políticas económicas-- en el que ha habido un desplazamiento de la UNAM en favor de las instituciones privadas… Sin embargo, “no estoy diciendo que la UNAM tenga al secretario de Hacienda, de Economía… La Universidad tiene un peso ante la sociedad que es muy grande”. --En el gobierno, en las empresas, no se quiere a los economistas, a los sociólogos, a muchos profesionistas de la UNAM. Pero es más grave que también científicos e investigadores sean desoídos; no son consultados, sus trabajos no tienen consecuencia, no repercuten en otras esferas de la vida nacional, la productiva por ejemplo. “Bueno, esos son parte de los problemas. Pero estamos hablando de los pendientes: a dónde tenemos que ir. Precisamente a lo opuesto. No esperar a que Felipe Calderón diga ‘¿hay alguien de la UNAM que quiera decir algo sobre la Ley de Ingresos?’ No.“Lo que digo es que todos sabemos los calendarios legislativos: entonces, que en febrero de cada año, economistas de la UNAM, a partir de la investigación que se ha hecho desde hace muchos años, salgan con una serie de propuestas, o con una ley completa de cómo debe ser la Ley de Ingresos y se metan al debate, al Congreso de la Unión, a través de los medios. Qué pasaría si la UNAM dijera cada año: ‘esta es la propuesta que hace la UNAM para que se discuta’. O sobre la reforma fiscal. O sobre temas ambientales”. Ordorika observa que “esto lo hace con mucha frecuencia el Instituto de Investigaciones Jurídicas. Opina permanentemente sobre las leyes que se están haciendo o modificando en el país. Casi podría decir que no hay ley mexicana que pueda ser aprobada con un veto académico del Instituto de Jurídicas, señalando ‘esa ley está mal construida, es inadecuada’. Hay pedacitos de la UNAM que sí juegan ese papel. Pero el chiste es recuperar que la UNAM en su conjunto juegue ese papel, de espacio de reflexión pública de la nación. Para eso la nación sostiene a esta institución”.El segundo pendiente“De acuerdo, hemos alcanzado en materia de investigación niveles muy importantes. Pero hoy tenemos que volver a garantizar que los egresados, los estudiantes que se forman en la UNAM, sean los mejores del país en todas las áreas. A esto le llamo recuperar la centralidad de los estudiantes.“Si por 20 años hemos hecho que el centro de la UNAM sean los investigadores, hoy tenemos que hacer que el centro de la UNAM, su punto articulador, sean los estudiantes; dedicarles recursos, tiempo, esfuerzo, toda la energía universitaria para que investigación, posgrado, etcétera, confluyan en gran medida a fortalecer esta área en la cual ha habido complacencia y ausencia de reconocimiento de sus problemas y debilidades. En resumen, el tema es: centralidad de los estudiantes”.Tercer tema, “la transparencia en el uso de los recursos, pero más aún: designación de autoridades, toma de decisiones, distribución del presupuesto, información sobre su uso; sobre la asignación de contratos y todo lo relativo a ello.“Todo eso que, a partir de la Ley Orgánica de 1945, está concentrado sobre todo en las autoridades ejecutivas de la UNAM, el rector, los directores de las escuelas tiene que ser reorganizado de tal forma que sean los sectores académicos de la institución los que tengan la capacidad de supervisar, influir, debatir y decidir el rumbo de la institución. Esas cuestiones fundamentales.“Le llamo a eso construir la República de la Academia. Y no estoy hablando del argumento de la derecha universitaria para ridiculizar las demandas de participación. No estoy hablando de que se hagan asambleas generales para discutir, ni que hagamos votaciones universales para cada uno de los procesos. Pero sí estoy hablando de que no puede ocurrir que, para nombrar al rector de la UNAM, siga manteniéndose un proceso oscuro, cerrado, secreto, excluyente como el que hemos visto reproducirse hace unos cuantos días”. Cuarta gran tarea“La reorganización de la carrera académica. Tenemos una planta académica envejecida. En primer lugar porque nuestros académicos ya muy mayores y no se pueden dar el lujo de retirarse, pues los sistemas de pensiones y jubilaciones son verdaderamente ofensivos.“Los sistemas de pago por méritos, como el del SNI y los estímulos, hacen que uno no se pueda ni retirar porque los salarios base son mínimos. Y lo que esto ha producido es que no hay un recambio de la planta académica. Ni se sabe cuáles son los canales para los jóvenes que vienen con doctorados y con nueva formación para acceder a ser académicos de la UNAM. No hay plazas porque nadie se jubila, ni hay plazas nuevas, ni hay renovación”. Destaca que este es “un eje fundamental y pasa por tres tareas centrales: recuperar el salario base de los académicos frente a todos estos sistemas de productividad, de pago por productividad. Segundo, construir un sistema de pensiones adecuado, complementario al del ISSSTE que hoy tenemos. Y, tercero, definir las reglas de acceso a la planta académica de la UNAM con mucha mayor claridad”.--¿No se le hace dramático el caso de los profesores de asignatura? Representan 85% de la planta docente. Ganan 40 pesos la hora de clase. Tienen que dedicarse a otras tareas distintas de su profesión para obtener un ingreso para mal vivir al día. ¿Qué calidad académica se puede esperar de eso?“Me parece que la UNAM tiene un asunto no resuelto que viene desde los setenta, de que para derrotar al sindicalismo académico de entonces, democrático, que estaba construido por los profesores de tiempo completo, las autoridades de entonces fortalecieron a un sindicato controlado desde la administración, como es la AAPAUNAM (Asociación Autónoma del Personal Académico de la UNAM), que se sustenta sobre todo en profesores por horas.“Hay áreas de la universidad, como Derecho, Ingeniería, Arquitectura, etcétera, que necesitan tener profesores por horas, porque nos interesa que los grandes ingenieros, los mejores abogados, médicos o arquitectos, puedan venir a dar clases de su especialidad, la que practican en su ejercicio profesional. “Hay otras en donde solamente se pueden sostener con profesores de tiempo completo. La UNAM debe resolver esa relación perversa en donde muchas veces los profesores de tiempo completo pedimos se nos dé la oportunidad de dar clases en el nivel de licenciatura y éste está saturado de profesores por horas. Es un tema a tratar. Pero es un tema para ver hasta dónde están dispuestos realmente a entrarle a una rediscusión sobre la relación con una de las bases sociales de los grupos de poder universitario, como es la AAPAUNAM.“El quinto punto de pendientes universitarios es la presencia continental de la UNAM. Nosotros somos vecinos de un país en el que hay por lo menos 18 millones de mexicanos. La UNAM tiene que tener un proyecto cultural y educativo para esa población mexicana en Estados Unidos, porque ese es un acto estratégico de la nación en su relación con ese país. Tiene programas, que no son despreciables –una escuela en San Antonio y otra en Chicago--, pero lo que estoy planteando es un proyecto de influencia de la UNAM en esa dirección.“Otro pendiente es cómo recuperamos nuestra versión esencial de universidad. Hoy en día, las universidades latinoamericanas tenemos una crisis de identidad porque todos estos modelos de ranqueos internacionales y, todo eso, imponen un modelo de universidad que es el modelo estadunidense y de Gran Bretaña. Entonces, cómo reconstruimos una versión latinoamericana de las necesidades que tienen nuestros países de la educación superior. Y ahí la UNAM, que ha tenido un enorme liderazgo desde los veinte del siglo pasado… cómo contribuye, junto con el resto de las universidades latinoamericanas, a fortalecer y a recrear esa tradición de la universidad latinoamericana que es distinta, que hace otras cosas como las que mencionamos, que tiene otras funciones que son verdaderamente importantes para nuestra sociedad. “Este punto pasa en gran medida por una reorganización y un profundo debate del área de ciencias sociales y humanidades de nuestra universidad, que son esencialmente el área que toca los referentes culturales, las investigaciones históricas, la enseñanza de la sociología, la discusión sobre las culturas nacionales, etnia y nación. Esos son temas que nuestras universidades tienen que abordar. “Es volver a darle a las ciencias sociales y a las humanidades un papel central en la UNAM, y no de segundo orden frente a las áreas de investigación de ciencias naturales y exactas”.--Los aspirantes a la rectoría no hicieron ese tipo de planteamientos, o al menos en los medios no se observó eso. Remata: “Es que de los aspirantes, en realidad, no vimos nada”.

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