lunes, enero 28, 2008

Guerrilla en México, la insensibilidad oficial

"Se necesita tener sensibilidad y el gobierno no la tiene..."
Foto: mauricio palos

Colima, Col., 28 de enero (apro).- Al gobierno de Felipe Calderón Hinojosa le ha faltado sensibilidad para abordar el asunto de los grupos guerrilleros que operan actualmente en el país, coinciden mujeres excombatientes de la Liga Comunista 23 de Septiembre y Vanguardia Armada del Pueblo.En entrevista conjunta, tres exguerrilleras alertan sobre los riesgos actuales de radicalización de movimientos populares y hablan del Ejército Popular Revolucionario (EPR), el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).Rosa María González Carranza, quien a principios de los 70 se enroló en la Liga 23 de Septiembre en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, señala que no ha visto en las autoridades la capacidad y humildad necesarias para buscar el diálogo con las agrupaciones levantadas en armas.“Se necesita tener sensibilidad y el gobierno no la tiene; sería muy sencillo contratar expertos en movimientos guerrilleros que les dijeran cómo actuar sin reprimirlos, invitarlos a un diálogo de iguales donde no haya ni verdugos ni juzgadores, a ver cuáles son sus demandas… pero los autoritarios están ciegos, sordos y además no tienen capacidad”, sostiene.A juicio de González Carranza, los movimientos armados que se han mantenido desde hace varias décadas “pueden aguantar mucho tiempo más y, si se van muriendo algunos militantes que ya están grandecitos, van surgiendo otros”.Dice que el gobierno federal debe aprender a ser tolerante con los que piensan distinto y tienen sus propias causas, con aquellos que disienten, pues cuando las autoridades tengan la capacidad de dar valor al disenso, ese día se solucionarán los problemas por otras vías.Por su parte, María de la Luz Aguilar Terrés, quien hace más de tres décadas formó parte de Vanguardia Armada del Pueblo en el Distrito Federal, considera que el gobierno está perdiendo la capacidad de negociar. Sostiene que ha tenido la oportunidad de asumir una actitud conciliadora, pero que los funcionarios no han sido sensibles a esa situación y han preferido cerrar espacios, no sólo con los movimientos armados, sino también con los organizaciones sociales, como las surgidas en San Salvador Atenco y Oaxaca.Considera que los gobiernos de Vicente Fox y, ahora, de Felipe Calderón han actuado con mucha torpeza para resolver conflictos sociales. “De palabra, a lo mejor han dicho que están dispuestos a negociar, pero en los hechos sólo han estado reprimiendo, sobre todo en los principales puntos de crisis, lo que ha agudizado los problemas sociales y se han propiciado más muestras de inconformidad. Si no hay esa capacidad de por lo menos ceder un poquito, se puede venir un descontento generalizado”.A su vez, Bertha Lilia Gutiérrez Campos, exmilitante de la Liga Comunista, advierte que el gobierno debe aprovechar la enseñanza que dejaron los movimientos armados de los años 70 y actuar con mayor tolerancia y respeto.Prosigue: “Creo que es momento de diálogo, de negociaciones, de ampliar los espacios democráticos, de apostarle a la educación y a que la riqueza, en vez de estar en menores cantidades de personas, se distribuyera de mejor manera”.Indica que el caldo de cultivo de las rebeliones armadas han sido la pobreza y la miseria, con detonadores muy claros como la represión policiaca, militar, por lo que estima que deben ser respetados los espacios de participación social que hay ahora y que no existían en los setenta.“En las ciudades no existen en estos momentos condiciones para hablar de otro tipo de lucha radical urbana, y ojalá no llegaran a existir porque no fueran necesarias, no se necesita radicalizar ningún movimiento, pero para eso las cuestiones estructurales son determinantes, a los jóvenes les están faltando espacios para su desarrollo y la pobreza va cerrando oportunidades a amplios sectores de la población”, advierte Gutiérrez Campos.
El segundo encuentro
Rosa María González, Bertha Lilia Gutiérrez y María de la Luz Aguilar estuvieron recientemente en Colima para presentar el libro Memoria del Primer Encuentro Nacional de Mujeres Exguerrilleras. Dicho libro surgió del evento realizado en diciembre de 2003, en el salón Heberto Castillo del Senado de la República.Las exguerrilleras dieron a conocer la convocatoria al segundo encuentro, denominado Mujeres de armas tomar. Nuestra memoria contra el olvido, la impunidad y el silencio, que se realizará los días 7 y 8 de marzo de este año en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), en Mazatlán.Durante la entrevista, Gutiérrez Campos señala que en la actualidad observa una semejanza muy grande en la represión oficial que se está ejerciendo contra los movimientos sociales y la que existió en los setenta.“Quiero pensar que se buscan los espacios democráticos, se participa en ellos y de pronto esa misma represión radicaliza los movimientos; así sucedió con nosotros. Se está acercando la realidad actual a esa condición y creo que pudiera evitarse, prevenirse, siempre y cuando se respeten esos espacios, pero pareciera que la tendencia va en contrario”.
--¿Esta tendencia detonaría la proliferación de movimientos armados?“Podría prevenirse, evitarse. En nuestra experiencia eso fue lo que radicalizó a nuestro movimiento, y ahora vemos rasgos comunes. Quisiéramos que en vez de que se buscara la manera de repetir esa experiencia por parte del Estado, en la que se reprime los movimientos y se hace una lucha sin fin, se actuara de otra manera”.Para María de la Luz Aguilar, “las guerrillas siguen vigentes en México: tenemos en el país regionalmente todavía lugares donde la situación sigue siendo casi la misma, sigue habiendo marginación, hambre, pobreza, o sea todas las condiciones que propiciaron el nacimiento de la guerrilla, y la guerrilla sigue ahí, especialmente en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, donde se ha dicho que hay más de 20 grupos guerrilleros”.En opinión de Aguilar Terrés, el EZLN es una guerrilla “muy complaciente, más mediática que realmente una guerrilla, muy local en el indigenismo y creo que para el Estado, mientras no se salga de ahí, no representa un peligro”.Asegura que, en cambio, el ERPI, el EPR y otros grupos que están en esas zonas “son las reminiscencias que quedaron de lo que se había dado en los setenta”. Menciona que sus integrantes provienen de grupos como la Unión del Pueblo y el Partido de los Pobres y que se alimentaron de nuevos cuadros a raíz de la represión de Aguas Blancas y El Charco. La exmilitante de Vanguardia Armada del Pueblo señala que no son claras las tácticas de lucha de estas agrupaciones, como sí las tenía, por ejemplo, Lucio Cabañas, de luchar contra los caciques y formando comités de autodefensa.
--¿Qué grupos le preocuparán más al gobierno actualmente, EPR, ERPI o los zapatistas?“Creo que le preocupan todos, pero hay diferentes actitudes por los tipos de guerrillas. Con el cambio de gobierno se desmanteló el aparato de seguridad nacional, y eso hizo posible que, a lo mejor, se les perdiera la pista a estos movimientos y se concentraran más en el zapatismo, que estaba bien ubicado, más visible que los otros grupos”.

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