martes, enero 08, 2008

Las atrocidades del Estado Terrorista Colombiano que no aparecen en los medios

Lunes, 07 de enero de 2008.- El cadáver desaparecido de Janet Torres, hermana del comandante de las FARC, ‘Pablo Catatumbo’, ha sido encontrado luego que el capo narco-paramilitar, alias "Don Berna", diera las coordenadas exactas.

Janet Torres fue secuestrada en la ciudad de Cali, luego de que su sitio de residencia fue ubicado por la inteligencia de la III Brigada de Cali. La acción fue ejecutada en abril de 1996 y en principio fue llevada a cabo por miembros de la ‘inteligencia militar’. El informe dado por los militares fue que había sido secuestrada por los narco-paramilitares, lavándose así la cara.

Además de la hermana de Catatumbo, fueron secuestrados familiares de Alfonso Cano, Raúl Reyes, Simón Trinidad y otros comandantes de las FARC. Era la sevicia y la degradación del conflicto llevada a la enésima potencia, ideada por la Inteligencia Militar que pretendía ‘castigar’ de esta manera a los comandantes insurgentes.

El ministro del Interior de entonces, Horacio Serpa, expresó que tal acción ‘podría llevar al país por una espiral de violencia de incalculables consecuencias’.

Janet Torres fue llevada a Valencia (Córdoba) y permaneció en cautiverio unos cuantos meses en el campamento del psicópata , Carlos Castaño, quien al fin ordenó asesinarla.

Sus restos mortales deben ser objeto de respeto, y no de la insania de ‘El Tiempo’ que como cualquier periodiquito amarillento que es, se solaza en la historia de que ‘era la novia de Carlos Castaño’, colocando tal situación en el encabezado de la noticia y regodeándose morbosamente de que hubiera sido así.

Hasta hoy no se sabía el paradero de sus restos mortales. Igual suerte han corrido los casi 13.000 personas desaparecidas en Colombia por las fuerzas militares-narcoparamilitares, y han creado un delito nuevo, igualmente atroz: La desaparición de los desaparecidos. Los jefes narco-paramilitares y los militares hacían –y hacen- desaparecer los restos mortales tirándolos a pedazitos en el mar, a fin de que nunca fueran rescatados y poder ocultar así sus delitos de Lesa Humanidad.

Los familiares de los comandantes guerrilleros fueron liberados luego que el propio establecimiento político colombiano elevó voces que alertaban sobre las consecuencias de tal acto, que se dieron cuenta de lo demencial y la insania del acto, y en acciones que les demostraron a los narco-paramilitares que la guerrilla de las FARC estaba en condiciones de adelantar acciones contra los familiares de los jefes narco-paramilitares –como la colocación de una bomba en un negocio de la hermana de Carlos Castaño en Montería, explotada de noche como una alerta-, si sus familiares no volvían a sus casas a continuar viviendo sus vidas como lo que eran, civiles no combatientes.

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